Ser jugador de fútbol profesional es el sueño de cualquier chico que se divierte con la pelota en los pies. Sin embargo, conseguirlo no es nada fácil y no solo se necesita talento para hacerlo, sino además una gran dedicación y esfuerzo mucho antes de llegar a esa línea de meta imaginaria que es debutar en la Primera de un club y vivir del deporte que lo apasiona.
Claro que el solo hecho de llegar no garantiza nada y los Messis, Agüeros, Tevez y demás apenas son una pequeña porción de todos aquellos que lo consiguen. La vida del jugador es tan dura como fugaz, toda una infancia y adolescencia dedicada a la pelota concluye a los 30 años, 40 como mucho. Edad a la que pasás a ser un jubilado para la profesión pero apenas un adulto temprano para el resto de la sociedad.
Es así que varios de estos jugadores retirados, aquellos que no tuvieron la suerte de salvarse con su vida como futbolista, deben buscar otras alternativas de vida para seguir llevando el pan a la mesa. Omar Gallardo es uno de tantos de estos ejemplos.
Surgido de las inferiores de San Lorenzo como un aguerrido volante central, el Indio alternó buenas y malas en varios clubes del fútbol nacional a lo largo de casi 20 años. Almagro, Atlético Tucumán y Excursionistas, elenco en el cual se retiró, son algunas de las instituciones que defendió hasta que a los 37 años decidió colgar los botines y ganarse la vida de otra manera.
“Tuve la suerte de debutar en San Lorenzo y vivir del fútbol, pero no hice una carrera para salvarme económicamente. A los 30 años en el fútbol pasas a ser un veterano y para otros recién arranca ahí su carrera. A esa edad muchos clubes no te tienen en cuenta y si bien vivís bien un tiempito, no llegás a hacer la diferencia como uno se imagina. Desde el año pasado manejo una ambulancia para la Clínica Cruz Blanca de Lanús. Voy por todo el Gran Buenos Aires y me gusta lo que hago. No debo bajar los brazos porque tengo que darle de comer a mi familia”, empezó su relato en diálogo con el programa radial ¿Cómo te vaa, Benedetto?
Las vueltas de la vida, como se dice, lo ubican a Gallardo hoy como uno de los trabajadores de la salud en medio de la pandemia de coronavirus. "Hago domicilios y con esta situación, tomamos más precauciones. No sabés con quién te vas a encontrar ni quién fue a visitar al paciente. Cuando llego a mi casa lo primero que hago es bañarme, limpiar todo, y pienso que arriesgamos nuestra vida por esto”, detalló el hombre de 40 años que aún sigue ligado a la pelota ya que conforma el equipo Senior del Ciclón junto al Beto Acosta, Pipo Gorosito y otras leyendas.
Desde su lugar, Gallardo pudo describir cómo es el trabajo de sus pares en medio de la crisis y no dejó de reconocer el enorme esfuerzo que hacen: “Nosotros arriesgamos nuestra vida por lo que estamos haciendo. Es bueno recalcar la labor de todos los del sistema de salud, desde el doctor, que es el principal, hasta los de mantenimiento o el que pone oxígeno. El trabajo que hacen es muy bueno y para sacarse el sombrero”.
“Yo no tuve la suerte de poder estudiar, me la tuve que jugar por el fútbol y gracias a Dios pude jugar profesionalmente. Pero no me salvé, y hoy en día me tengo que arremangar para adelante para darles de comer a mis cinco hijos. Por favor, ya que ustedes se pueden quedar en su casas, quédense. A mí me gustaría poder estar en mi casa con mis hijos y no arriesgar mi vida. Si tienen la posibilidad, hagan ese esfuerzo”, concluyó Omar en su discurso dirigido a los oyentes y el pueblo argentino en general.
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