Fabiana L. ya estaba levantada. En esta cuarentena, un domingo puede ser un lunes, un miércoles, cualquier día sin distinción. Por eso, a diferencia de otras jornadas de descanso, Fabiana ya estaba con los sentidos despiertos aunque el reloj marcara las 7 de la mañana. Escuchó en la puerta de su casa un ruido fuerte, seco, como de un choque de autos. Estaba en lo cierto.
Salió a ver qué ocurría y encontró que el Peugeot 208 chapa AD220OV se había incrustado contra un Ford K que estaba estacionado. Dentro del vehículo de la marca del León estaba, inconsciente, Melody Fiorella Pasini. Inmediatamente llamó al 911, llegó el patrullero de la comisaría 2 de Lanús y tras constatar que la novia de Ricardo Centurión había fallecido, los policías se comunicaron con la UFI 2 de la zona a cargo de Estela García, quien dispuso caratular el caso como Homicidio Culposo y trasladar el cuerpo a la morgue para hacer una autopsia.
Tres horas después, en la casa materna de la familia Centurión, en la calle Deheza en pleno Villa Luján, sonaba el teléfono del jugador. Le avisaban lo sucedido. El futbolista, tantas veces golpeado a veces por sus propias actitudes, a veces por la vida misma, no lo creyó: miró a su alrededor y cuando se confirmó, estalló en una crisis de nervios. Sus llantos y gritos alertaron al barrio y eran las 10 y 10 cuando una mujer llamó al 911 para pedir ayuda. Diez minutos más tarde se reiteró el llamado porque el punta de Vélez no se podía calmar. Hasta que llegó un móvil de la comisaría 4 de Lanús y lograron contenerlo. El drama estaba consumado.
Qué hacía Centurión en ese lugar y por qué la novia estaba rompiendo la cuarentena, más en un horario tan inusual, es la primera pregunta que surgió en la fiscalía aunque el tema de no respetar la orden gubernamental parece ser lo de menos en esta tragedia. Según averiguó Infobae, el futbolista y su novia estaban cumpliendo con el distanciamiento social obligatorio en el departamento que Ricardo habita en Puerto Madero desde su regreso a la Argentina. Pero el sábado por la tarde había decidido ir a ver a su madre Beatriz a la casa de Villa Luján, en Lanús. La excusa para trasladarse tenía que ver con otro drama que había sufrido la familia tres semanas atrás: el 8 de marzo había fallecido su abuela, Yaya, que tan importante había sido en su vida y en la de todo el clan.
“Le debo mucho a ella, fue la que me llevó de la mano a la prueba en Racing”, contó en una entrevista hace dos años el mediapunta y agregó: “Cuando mi mamá me iba a ver en las inferiores me inhibía, le pedía que no fuera, estaba acostumbrado a la mirada de mi abuela. Ahora no tengo problema que vaya a la cancha, pero si llegué a algo en el fútbol, fue por todo lo que hizo Yaya”.
A raíz de ésto, Centu decidió que quería estar cerca de su madre, para ver cómo andaba y apoyarla en tan duro trance. Su novia, Melody, decidió acompañarlo. Se instalaron en la casa familiar y si bien la idea original era pasar el día, cenar y volver a Puerto Madero, la situación mutó para quedarse a dormir allí, estando más cerca de Beatriz.
Esta mañana y según la versión del círculo íntimo del jugador, su idea y la de su pareja era volver a Puerto Madero tras el almuerzo. Aprovechando la cercanía con su departamento en Banfield, Melody decidió ir con el auto a buscar algunas cosas. Por qué lo hizo en un horario tan temprano ya no tiene respuesta. Salió, hizo 25 cuadras y un paro cardíaco la sorprendió al volante. Tenía, claro, antecedentes cardíacos. Inconsciente, perdió el control del vehículo y terminó chocando contra el Fork K, en la calle Guareaccino 2966. Sólo tenía 25 años.
“Mi hermana no tuvo un accidente automovilístico, tuvo un paro cardíaco. Era trasplantada del corazón desde hace 13 años, tuvo cáncer en el 2015, 3 stent hace 2 años, entre medio muchas complicaciones.. era una guerrera, vivió como quiso, disfruto su vida al máximo. Viajo, amo....”, la despidió su hermana Sol.
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