Javi García cuenta cómo es la cuarentena de un arquero en un departamento y qué significa ser parte de la mesa chica de Riquelme

El jugador de Racing explica su rutina sin salir de casa, critica que solo hay comentaristas deportivos que son ex colegas que no jugaron al arco y revela por qué es tan cercano a Román, el ídolo de Boca

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Desde hace años, García juega
Desde hace años, García juega con pantalones largos. El año pasado tuvo que pagar una multa por esa costumbre. Fotobaires

-¿Cómo lleva estos días de cuarentena un futbolista profesional, Javi?

-Yo no soy un tipo que se haga más problema del que deba. Por ahora, entonces, la llevo tranquilo. Tomando las medidas que corresponden. Ahora me entreno en el departamento. En Racing nos hicieron bajar una aplicación para entrenarnos en casa y ellos nos ven. Hacemos movilidad, trabajos con pelota. Es por grupos, por sectores de la cancha, porque es la cantidad que entra en la cámara en vivo. Se puede hasta nueve o diez. El Profe se pone con la colchoneta y trabajamos. Nos dieron muchos elementos para tener cada uno. Así se hace más llevadero. Es una hora y media que te ves con tus compañeros. Es bastante parecido a la rutina en el club pero sin levantarnos tanto tiempo antes porque no hay que viajar.

-¿Vos estás solo? ¿Tenés lugar?

-Yo estoy solo. No es un departamento grande. Es uno normal. Pero estoy cómodo. Tengo una habitación que sólo la uso para poner ropa. Así que me muevo ahí en un buen espacio. Hasta con pelota. También nos llaman bastante. Después de eso, hago lo que hacemos todos. Estoy también atento a mi familia, a la que le reenvío la información que nos pasan. Aunque no quiero bajar un mensaje porque no soy un entendido. Es preferible que hablen los médicos para transmitir algo de tranquilidad en momentos de mucho nerviosismo.

-Pasaron tantas cosas fuertes en los últimos días que quedaron lejos los partidos. Hasta el Racing-Independiente que esperaste gran parte de tu vida...

-Sí. Igual soy una persona tranquila. Yo lo tomé con bastante naturalidad. Aunque los hinchas me lo hicieron sentir de un modo especial. Manejo poco las redes sociales. Justo este domingo, después de mucho tiempo, puse algo del clásico. Soy bastante vergonzoso. Pero me lo pidieron a más no poder, me llenaron de mensajes. Así que tuve mandar una foto.

-¿Viste al hincha que se hizo el tatuaje de Javi García?

-Sí, ja. Como para no verlo... Me escribió. Le respondí unas palabras. Pero no quise publicar nada. El autobombo no es mi estilo.

-¿Pero internamente qué sentiste?

-Me dio vergüenza. En serio. Ya me había pasado en Tigre, que se hicieron dos o tres tatuajes. Se me acercaron a la puerta y me los mostraron. Pasa que tal vez no es tan popular... Mi firma, el número. Pero repito: no me gusta hablar mucho. De hecho el loco éste no fue el único de Racing. Otro se hizo el número 13 y mis iniciales en el buzo. No soy de hacer tanto alarde. Yo sólo quiero jugar a la pelota.

Tuvo que entrar en el
Tuvo que entrar en el último Racing-Independiente y fue clave en el triunfo académico con nueve hombres. Tapó todo lo que le tiraron. Fotobaires

-¿Volviste a ver el partido?

-Yo soy bastante autocrítico. Me gusta verme poco porque siempre me encuentro todo para mal. Aunque este partido lo vi. Además ahora es imposible no verlo porque en la cuarentena lo dan a cada rato... Por eso ahora me llegan mensajes de nuevo. Tomé actualidad por las repeticiones en la televisión.

-Uno puede ser muy tranquilo pero es difícil tomarlo con naturalidad. Fue un clásico histórico.

-Fue inesperado para mí. Un jugador de campo es más fácil que sueñe con entrar y meter un gol en el minuto 90. Para el arquero es atípico. Encima fue faltando cinco minutos para el final del primer tiempo, sin haber entrado en calor... Yo en ese momento no entendía nada. Es más, pensé que lo habían echado a Matías Rojas. Ahí viene Nico Diez, el ayudante de campo, apurado y me grita "cambiate, cambiate". Yo seguía sin entender nada. Igual, yo trato de ver las cosas con naturalidad. Hasta ese domingo que fue espectacular. Aun cuando ni siquiera lo hubiera imaginado así.

-Decís que el jugador de campo sueña con hacer el gol. ¿El arquero piensa que va a entrar o va más resignado?

-A mí nunca me tocó entrar. Las veces que fui al banco -en Boca, Tigre o Racing- jamás jugué. Contra Independiente fue la primera vez. Ya desde esa situación me pareció todo raro. Ir a la mita de la cancha, hacer un cambio con un compañero... No entendía nada, ja.

-¿O sea que vos en el banco pensás más en analizar el partido para ayudar a tu equipo con una indicación?

-Exacto. Me gusta ver fútbol. Ahora lo analizo mucho con Cvitanich. Para después aportar por dónde sacar ventaja. Y me pongo al revés que en la cancha. Hay varios que van de cuarto árbitro que ya no me pueden ni ver. Lo hablé con Pitana, Maidana, Penel... La mayoría me dice “loco, vos sos una cosa adentro y otra completamente distinta afuera, me estás volviendo loco”. Me han llamado la atención hasta los dirigentes de Racing... En la Libertadores, que te ponen multas por todo, me llamaron la atención. Me pongo más nervioso, o más protestón, en el banco que en el arco.

-¿Ese buscar sacar ventaja es lo que hiciste discutiendo con Cecilio Domínguez o al pedir que escondan las pelotas?

-Por ahí no están bien. Que quede claro. Pasa que estábamos muy en desventaja. Tener dos jugadores menos con un gran rival como es Independiente se siente mucho... Igual ahí hay un punto. Hay un imagen de atrás, que en estos días volví a ver, en la que se ve que yo en realidad les digo "tirame dos pelotas". Si bien no es correcto, es otra clase de picardía. No pedí demorar. A mí me conviene tener dos pelotas en el campo de juego. Me da tiempo a poder jugar. Buscar una, sacar la otra... Porque si no hay ninguna pelota el árbitro me amonesta a mí. No al alcanzapelotas. ¿Se entiende?

En uno de los últimos
En uno de los últimos entrenamientos de Racing, Javi hace jueguito junto al arquero titular, Gabriel Arias. Fotobaires

-¿Ese día sentían que se estaban jugando la cabeza de Beccacece? Hoy parece irreal pero le llegaron a preguntar por su continuidad antes del clásico. Había mucho ruido.

-En el plantel no. Cero ruido. Sebastián se adaptó muy bien al grupo que tenemos. Ya estamos formados hace tres años. Se nos fue el Flaquito Donatti, por desgracia, que para nosotros era fundamental. Después los chicos nuevos se adaptaron rapídisimo. Lo mismo con Sebastián. Pasa que se generó mucho más porque la salida de Chacho fue repentina, Sebastián vino justo de Independiente... Pero nosotros estábamos muy tranquilos. Dentro del vestuario sentíamos que estábamos en otro país, no nos entraba una bala de todo lo que se podía decir. Sabemos que en los partidos difíciles aparecemos. Salimos campeones dos veces. Con Tigre, el segundo título, no veníamos de la mejor manera y ganamos de nuevo.

-¿Qué te dijeron los líderes, con los que vos andas mucho?

-Compartimos esa gran alegría. También vino al vestuario Diego (Milito) y tuvo unas palabras muy lindas hacia mí. No las voy a decir pero las recuerdo perfectamente. A Lisandro, lo primero que le salió fue decir "¡¿Qué hacemos con este loco?!". Me llamó mucha la atención aunque sé cómo lo siente. Qué significan estos partidos y qué representa Racing para él. Yo ando mucho con Licha en las concentraciones. Nos escribimos bastante. Fue un gesto muy lindo cuando vino al arco, hacia mí. Como el resto de mis compañeros. Esa imagen de compañerismo me llevo más que el tatuaje o los comentarios en redes sociales. Fue increíble.

La palabra que más repite Javi García es vergüenza. En la hora de charla por teléfono con Infobae -los tiempos de prevención del coronavirus obligan a que no haya cara a cara- la dice una y otra vez. Le da pudor ver que se convirtió en tatuaje después de ser uno de los héroes del histórico clásico que Racing le ganó con 9 jugadores a Independiente. Lo mismo le pasa, con temor a que parezca a excusa, cuando más de 11 años después revela que ocultó una lesión en Boca porque ese pibe de 20 años no quería salir de un arco tan grande. Es imborrable su llanto en la definición del torneo contra Tigre. O al mandarle mensajes al enorme Pato Fillol, alguien que podría defender un puesto que el arquero del equipo de Beccacece siente “desprestigiado”. Sin defensa de los especialistas. Así es uno de los mejores amigos de Riquelme, integrante de una selecta mesa chica desde hace muchísimos años. Vergonzoso, sencillo, humilde en su andar diario. Y un profundo enamorado del fútbol. Como le gusta decir a él, igual que a Román, le encanta “jugar a la pelota”. A los 33 años no perdió esa pasión. Aunque cree que el grupo está por encima de todo. Javi García, adentro o afuera, es un jugador de equipo.

En 2010, en el Boca
En 2010, en el Boca donde se destacaba su amigo Riquelme, junto a él al comienzo de la fila superior. Fotobaires

-¿Cuando retrocedés la película cómo evalúas tu paso por Boca?

-Yo estoy feliz de haber pasado por Boca. Siempre elegí los lugares donde estuve. Me dieron la oportunidad cuando era un chico. Con 19/20 años tuve la chance de ir a jugar afuera y siempre preferí quedarme en Boca. Pelearla ahí. Pasó que justo me apareció una lesión muy pesada que por mi forma de ser no la quise contar. Y antes no había tantas redes sociales o tantos programas donde se filtraba todo. Hace 11 años no había fútbol las 24 horas. Yo traté de ocultar mi pubalgia. Pero ese año fue algo muy doloroso. Hoy se trata de otra manera. A mí me tuvieron que operar y sacar los aductores. Se sabe poco de eso que viví...

-¿Es la lesión que te sacó en medio de la final del triangular con Tigre en diciembre del 2008?

-Sí. Pero todo ese año estuve mal. Hubo partidos a los que llegaba a jugar sin entrenarme. Hernán Maidana, el juez de línea, ese día no me quería dejar entrar a la cancha contra Tigre. Román (Riquelme) tampoco... Pero mi personalidad es así. Yo tenía 20 años, estaba ocupando un arco muy lindo como es el de Boca. Quería jugar. Cobraba dos mangos y en lo único que pensaba era en atajar... Hoy hubiese quedado más claro todo en el parte médico. En su momento hacía locuras. Me dolía para todo lo que te puedas imaginar...

-De las pocas cosas que quedaron ocultas en Boca.

-Yo ahí tenía la suerte y la desgracia de que Palacio tenía exactamente la misma lesión. Y él no jugaba. Lo sacó de las canchas. Adelante los titulares eran Figueroa y Viatri. Palermo se había roto los cruzados un tiempo antes... Como Rodrigo era el otro lesionado la noticia se la llevaba él, no el pibe...

-¿Y cómo fue que Román no quería que entraras? ¿Te lo dijo en el momento?

-Sí. Él me quiso sacar. “Vos así no podés atajar”, me dijo. Pasa que contarlo después de tanto tiempo me da mucha vergüenza... Nunca fui de poner excusas.

-Excusa hubiese parecido decirlo en el momento. Ahora ya pasaron más de 11 años. ¿Cómo fue entonces?

-Yo estaba en la camilla, tirado. Ya había pasado el tiempo para volver al campo de juego y entró el cuarto árbitro (Hernán Maidana). Tenía la jeringa de la infiltración -porque antes se podía- en el aductor. Con dos jeringas estaba en realidad porque una ya no me hacía nada... Y no la agrando, eh, se lo podés preguntar a Maidana. Ahí viene Román, me pone la mano en el pecho y me dice: "Vos así no salís a jugar el segundo tiempo". El no jugaba porque lo habían amonestado. Yo igual me levanté, pegué el salto y me fui. Una jeringa me la saqué yo y la otra el médico. Me levanté el pantalón y salí apurado porque los compañeros estaban en el túnel. Entré medio mareado, pero se dio así...

-De ese partido final con Tigre se recuerda tu llanto aún en la cancha. Lázzaro te ganó en el salto a destiempo y te metió el 1 a 0. Perdieron pero igual salieron campeones porque le habían ganado 3 a 1 a San Lorenzo.

-¡Se me cortó el aductor! Mucho más para decir no tengo. Pateo una pelota antes, que la tiro afuera. Y está la imagen de cómo me queda la pierna colgando. Se me rompe el tendón del aductor y me queda la pata floja. Sigo jugando cinco minutos más así y tengo la desgracia de que viene el gol... Ahí decido levantar la mano y pedir el cambio. Al otro día me operaron. Salimos campeones y ni tuve tiempo de festejar. Derecho a la cirugía. Estuve cuatro o cinco meses parado.

Junto a Lisandro López -con
Junto a Lisandro López -con gorra- y Darío Cvitanich, de visita a un chico hincha de Racing. (@EspeRacinguista)

-¿Te ilusionaste en algún momento con volver a Boca?

-Yo trabajo feliz donde estoy. Haber pasado por Tigre también fue algo increíble para mí. Por eso nunca me quise ir aunque tuve ofertas del exterior. Ahí siempre aparecía un nuevo objetivo que me hacía quedar. Ya sea la cantidad de partidos que cumplía, clasificar a la Copa Libertadores, llegar a la final de la Copa Sudamericana, pelear un subcampeonato... Me sentí muy bien ahí. De hecho tomar la decisión de ir a Racing después de tantos años fue difícil. Pero una vez que el jugador toma la decisión es porque quiere. Yo quería estar en Racing.

-¿Cómo se dio un vínculo tan grande con Román? Vos sos de la mesa chica de amigos de Riquelme.

-Yo lo quiero un montón. Y yo sé que Román también me quiere mucho. Se dio porque tenemos formas parecidas de pensar. Situaciones similares en la vida cotidiana. En el 2006 tuvimos el primer encuentro. Yo era chico... Ya en el 2007 compartimos la concentración, en La Posada de los Pájaros, en Tandil. Fue cuando vino a Boca a jugar la Copa Libertadores. Ahí fueron muchas rondas de mate, de mate, de mate... Dormíamos con el Negro Ibarra, éramos tres. En el fondo de todo. Se fue generando y desde ahí no hay un día que no hablemos con Román. Se sabe que yo soy íntimo de él. Del hermano, el Chanchi. Y ahora los hijos son más grandes y comparto cosas con ellos.

-Vos eras un pibe. Él ya era Riquelme. Hasta recordarás las primeras veces que te dijo “hola, García”.

-Sí. Fue en 2006. En 2007, una vez de hecho le dije "gracias por dejarme acá en la habitación". Igual Román no me dio ni pelota, ja. Es medio raro en ese sentido. Pero es un fenómeno. La clase de persona que es. Más con todo este último tiempo con todas las cosas que pasó. No me arrepiento para nada de ser su amigo porque tiene unos valores increíbles.

-¿Cómo eran esas primeras épocas en la habitación? Todos tus amigos te debían preguntar "¿qué onda, Riquelme?".

-Sí, obvio. Él ya estaba en lo más alto. Había ganado la Copa del 2007. Vino a ganar la Libertadores y se puso la Copa al hombro. La ganó prácticamente solo aunque había un buen equipo en Boca. Lo que hizo este loco fue algo increíble.

En Tigre, donde siete años
En Tigre, donde siete años fue titular antes de pasar a Racing. "Entreno siempre para estar listo para jugar". Fotobaires

-El que no toma mate no entra al grupo, ¿no?

-Nooo. Por eso digo: eran largas tardes, no se dormía siesta. Y largas noches... Yo era de los más chicos. Entonces comía en una mesa y los más grandes en otra. Nosotros nos levantábamos antes y ellos se quedaban de sobremesa. Ahí me agarraba y me decía "prepará el mate". Entonces yo iba y lo armaba... El primer día así. El segundo igual. Ya el tercero me dije "este loco no duerme nunca".

-¿Lo imaginabas dirigente?

-Lo imaginaba feliz. Él piensa mucho todas las decisiones que toma. Siente mucho el fútbol. Y todo lo que dice es porque lo siente. Después se hacen conjeturas... En Boca lo han querido llevar para un lado que no tenía que ser. Yo veía bien cómo se manejaba. Pero lo quisieron lastimar mucho. El siempre tuvo su forma de pensar. Ahora fue igual. Yo valoro cómo se maneja. Su llegada al club también fue una enseñanza para su hijo Agustín.

-¿Qué pensaste cuando lo viste entrar a votar saltando como un hincha?

-Ja. Él es así. Román es enfermo de Boca. Enfermo del fútbol. Sintió ser dirigente porque quería ayudar a Boca.

-Volviendo a vos. ¿Después del partido con Independiente no pensaste "llegó el momento para ser el arquero titular de Racing"?

-No. Para que se entienda. Siempre me entreno para ser titular. No sólo después de ese clásico. Yo venía de siete años de ser titular en Tigre. No es un club tan masivo pero es un lugar donde peleás por la desilusión de la gente. Jugar por no irse a la B es mucho más difícil que pelear un campeonato. Ahí hay gente que puede perder el puesto de laburo. Los hinchas tienen un frustración por siempre... Con esa presión jugué estuve siete años. Tigre no es tan popular pero el arco es igual. Los goles son los mismos. Por eso llevo tantos años en el fútbol argentino, donde es difícil mantenerse. La cabeza es siempre ser titular y hacer lo mejor para el grupo. Hoy me toca este lugar pero la peleo. No sé si voy a renovar. Hay un acercamiento. Ellos están contentos, me quieren renovar. Yo disfruto de estar hoy acá. Veremos qué va a pasar. No está nada definido.

-¿Qué clase de entrenador es Beccacece? De afuera de mínima se lo ve eléctrico. El otro día casi se mata en la manga después del 4 a 3 con Aldosivi.

-Sí, ja. Fue muy chistoso. Lo siente y lo vive así. Es un técnico muy joven. Que le gusta muchísimo el fútbol. Lo analiza mucho sobre video. Sobre formas de trabajo en la cancha. Y tuvo la suerte de caer en un grupo que es excelente, que quiere lo mejor para Racing. Que hace tres años que viene peleando. Ahora habíamos empezado bien la Copa... Lo que ven es lo que es Beccacece. No hay caretaje en él.

-¿Es cierto que te cobran multas por jugar con pantalones largos?

-Sí. Me quiero morir... Por Copa Libertadores ya me lo prohibieron. Y en el último partido con Aldosivi me hicieron subir las medias. Están bravos con eso. Yo desde Novena que juego con pantalones largos. Ahí fueron algunos partidos y desde Octava me los dejé para toda la vida. Tenía 14/15 años. Y son los mismos, los consigo de una marca. Los uso y siempre le borro el logo. Me están sacando esta alegría cuando yo no le hago mal a nadie...

-¿Y en el club pagaron la multa y ahora te dijeron basta?

-No. Ahora no me llegó ninguna pero en el 2019 pagué una multa fuerte. Hablé con Milito y el club me la hizo pagar a mí.

-Desde afuera se los define como tipos especiales a los arqueros. ¿Vos te ves así?

-Es la fama que te hacen. Hay muchos jugadores o dirigentes que me dijeron "vos no sos loquito como todos los arqueros". Yo sinceramente soy muy tranquilo. Llego dos horas antes a entrenarme. Preparo el mate. Hago algo de gimnasio en la zona verde que tenemos. Y después, amo el fútbol. Disfruto de jugar a la pelota. Me aburre correr. Me aburre el gimnasio. Repito: me gusta jugar a la pelota. Estoy en el departamento, me dicen para ir a jugar a la pelota y voy. Después, la fama del arquero... Tenés que estar un poco loquito para parte en el arco. Hoy además el puesto de arquero está muy desprestigiado.

-¿Por qué pensás que está desprestigiado?

-Fíjate que nosotros no tenemos un comentarista de arqueros. Los grandes comentaristas como Latorre, como Seba Domínguez, fueron jugadores y no sienten lo que siente el arquero. Siempre queda la especulación de que el arquero podría haber hecho algo más y no se analiza bien el gol. Todo recae todo en nosotros. Entonces, si vos no sos un poquito loco para asimilar eso se te hace difícil.

-En una época el Pato Fillol hacía columnas en Olé que eran un aprendizaje para todos.

-Yo al Pato lo quiero un montón. Y quién mejor que él para analizar una jugada. Tuve la suerte de tenerlo en la Selección Juvenil y en la Mayor. Estoy agradecido porque es un gran maestro. A veces, con mucha vergüenza, le mando mensajes para saber cómo está. Pero no hay un comentarista de arqueros. Ya el latiguillo del relator, cuando hay un centro abierto y la pelota cae más allá del punto del penal es decir “el arquero se quedó”. Y por ahí la pelota cayó lejos... El comentarista no explica “el arquero no tenía que salir”. A la gente le queda eso en la cabeza y decís “éste no salió, no es salidor”. El otro día estaba viendo una jugada el Calcio. Ospina saca una pelota bárbara. Un bochón, cruzado, abajo. Afloja las piernas. Hace todo bien. Hasta da el rebote largo a un costado. Tiene la desgracia de que viene uno y le hace el gol. Ahí el comentarista lo mató a Ospina. Tuvieron que salir las redes sociales a cuestionarle lo que había dicho. Había sacado un pelotón Ospina. Ves: no estamos cubiertos los arqueros. Por eso hay que ser loco para ser arquero.

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