El el inicio del clímax de su trayectoria como arquero, ya estaba completando la carrera de medicina. La comenzó cuando defendía el buzo de Sportivo Italiano, logró recibirse ya en Rosario Central, el trampolín en su historia como futbolista, con una inversión extrema de esfuerzo.
En secreto (en realidad, su esposa era cómplice en el periplo), Alejandro Lanari se tomaba un micro en Rosario a las 4.30 AM, que lo depositaba en Puente Saavedra. Era tiempo de otro trasbordo; un colectivo que lo conducía a la Facultad de Medicina, donde cursaba dos materias obligatorias y, entonces, presenciales. Apenas terminaban las clases, desandaba el camino para regresar, otra vez en micro, a la ciudad donde residía. Si no había demoras, llegaba media hora antes del entrenamiento del Canalla. Al límite.
A pesar de haber cuidado el arco de Racing y de Boca (al final de su camino con la pelota), de haber sido campeón con Central, de haber ascendido con Argentinos Juniors, de haber ganado la Copa América de Chile 1991 con la Selección dirigida por Coco Basile, de haberle atajado un célebre penal a Diego Maradona; Lanari no puede elegir entre sus dos pasiones, el fútbol y la medicina. No hay Batman sin Bruce Wayne.
“El fútbol ha tenido ese vértigo y adrenalina que no tiene la medicina, pero la medicina tiene la repercusión en la gente del día a día”, argumenta. Apenas un mes después de que se retirara como suplente de Oscar Córdoba y Roberto Abbondanzieri en Boca, ya estaba trabajando como médico del plantel profesional de Almagro y había abierto un consultorio particular.
El lazo con el deporte se mantuvo indeleble. Lanari, de 59 años, Rearmó el departamento médico de las inferiores de San Lorenzo, fue del proyecto de Barcelona en Argentina y hoy maneja dos centros y trabaja con grupos de deportistas bajo, mediano y alto rendimiento. Desde ese rol, el Doctor (término que sirve para definir su profesión y es el apodo que lo acompañó en su trayectoria junto al fútbol) les dio una serie de recomendaciones en tiempos de coronavirus a sus pacientes, que por alimentación y estilo de vida en general tienen un nivel de salud superior a la media.
Pero Lanari es tajante al dejar su advertencia: “Los deportistas tienen que olvidarse de que son deportistas. La sensación que tienen los deportistas es que tienen cierta inmunidad por ser los representantes de la sociedad que mejor salud, pero no deben no sentirse más que nadie”.
Sus pacientes se llevaron tarea al aislamiento obligatorio. Y bien puede seguir sus lineamientos todos los mortales. “Recomendamos que sigan haciendo actividad física como puedan y en sus casas. El sistema inmunológico se activa con la actividad física, les pedimos que no la abandonen”, es uno de los consejos. Siempre, sin exagerar. “Tengo muchos pacientes que se sienten cansados y afiebrados, les decimos que sean prudentes y escuchen al cuerpo, no agegar stress a un cuerpo estresado. La actividad física, cuando estén bien”, planteó
“La otra pata alimentarse adecuadamente. Todos tenemos que, en este momento, donde hay menos movimiento, cuidar la alimentación”. El ex guardameta también trabaja con pacientes de la tercera edad con deterioro de su salud por baja masa muscular. “Tuvimos que hablar mucho con cada paciente, reforzaba mucho esta charla, hacerles entender que el COVID-19 no sólo afecta a la tercera edad y para el resto era un resfrío. Me tomé mucho tiempo para explicarles”, describe y, al mismo tiempo, subraya el mensaje.
En diálogo con Infobae, el Doctor Lanari respaldó las medidas que se tomaron en Argentina ante la pandemia: “No soy epidemiólogo pero, a partir de lo estudiado en su momento, las medidas tomadas hasta el momento son las correctas. Si bien vamos a infectarnos en un alto porcentaje, las decisiones harán que el sistema de salud no colapse. Hay un buen acatamiento de la cuarentena. El grueso de la población se ha dado cuenta, y con la información que llega desde Europa sobre las consecuencias que puede traer la enfermedad, se extiende ansiedad y la angustia”, se explaya.
OTRO PUENTE HACIA EL FÚTBOL
“Jugué 20 años como profesional en el fútbol”, dice con orgullo el ex arquero. A la hora de elegir los hitos de su carrera, señala: “El haber jugado en la Selección, haber sido campeón con Central, el ascenso con Argentinos, el haber jugador contra Maradona y haberle atajado un penal...”.
En efecto, el Doctor fue suplente de Sergio Goycochea en el combinado nacional que ganó la Copa América de Chile, en aquel equipo que brillaron Ruggeri, Leo Rodríguez, Caniggia y Batistuta. Jugó el último partido de la fase de grupos, en el que Argentina derrotó 3 a 2 a Perú con un elenco alternativo.
La formación fue: Lanari; Carlos Enrique, Fernando Gamboa, Néstor Craviotto, Ricardo Altamirano; Gustavo Zapata, Blas Giunta, Diego Latorre; Claudio García, Antonio Mohamed y Ramón Medina Bello. Gambetita, Craviotto y el Turco fueron los goleadores de la Albiceleste.
Otro momento destacado fue el penal atajado a Maradona en el último minuto de un amistoso entre Napoli y Rosario Central en el estadio San Paolo, con 45.000 personas bramando en las tribunas.
Sucedió el 19 de agosto de 1987. El Canalla alineó a Lanari; José Di Leo, Jorge Balbis, Edgardo Bauza y Omar Pedernera; Hernán Díaz, Adelqui Cornaglia, Roberto Gasparini y Hugo Galloni; Osvaldo Escudero y Jorge Díaz.
El equipo del Diez formó con Claudio Garella; Moreno Ferrario, Alessandro Rénica, Giro Ferrara y Giovanni Francini; Fernando De Nápoli, Salvatore Bagni, Francesco Romano y Diego Maradona; Bruno Giordano y Careca.
Balbis, de cabeza, a los 27 minutos de juego, anotó la única conquista del juego. Y en el epílogo, cuando Napoli pudo salvar el honor, Alejandro se arrojó sobre su derecha y desvió el remate.
Hoy, desde su rol de médico, prefiere la mesura al hablar del deporte que lo hizo reconocido: “¿Cuándo vuelve el fútbol? Es una de las preguntas más difíciles. No sabemos cuándo retomaremos la vida normal... Y el deporte va a quedar para después de que se recupere. Las autoridades están siendo cautelosas. Yo creo que si el pico es a mediados de abril, principios de mayo; todavía tenemos un trecho largo”.