Siempre impresionan los arqueros cuando ya son hombres grandes. La contextura física intacta, el tamaño de las manos, la manera de pararse; todo eso que a sus 70 años aún lo distingue a Jorge D’Alessandro como un “portero”, según el diccionario español del fútbol.
Es “el argentino de El Chiringuito”, (el programa de fútbol de la TV de España que más llegada tiene a nuestro país); o el mítico guardameta del Salamanca; o simplemente el Gordo que integró los planteles legendarios de San Lorenzo campeón 1968 y 1972. Todo esto según de qué generación uno sea y cómo se vive el fútbol.
Hace apenas dos meses, D’Alessandro recibió un premio reivindicatorio con retroactividad. El diario Marca, que suele entregar el premio Zamora a los arqueros con valla menos vencida de cada temporada, revisó sus archivos tras un pedido de un historiador del Salamanca y llegó a la conclusión que el argentino merecía el reconocimiento por sus actuaciones en las temporadas 1974/75 y 1976/77.
Y por más que su vida familiar transcurra en Salamanca, la ciudad que lo adoptó hace más de 45 años, la cita con Infobae es en Madrid, frente a los estudios de Atresmedia, desde donde al menos en dos madrugadas a la semana le pone su tono fuerte y bien argentino a la discusión futbolera. Dice que “la tele no engaña, la gente me quiere porque sabe que no soy un impostor”. Y que le gusta ir al programa cuando se habla de fútbol, “es que a mí me gusta hablar del juego. Cuando hay que hablar de los traspasos, de qué club compra o vende a tal, o de si un jugador estuvo de fiesta, a mi no me gusta, me desgasto al hablar de eso. Yo represento el fútbol, el análisis, la corrección”. Y pese a que tiene una columna en el diario La Razón todos los lunes, sostiene que “no soy periodista, yo me siento jugador, entrenador, hincha”.
Porteño de Barrancas de Belgrano, D’Alessandro aún recuerda que se tomaba el 215 verde (actualmente es la línea 15) en la esquina de Luis María Campos y Virrey Loreto para ir al Gasómetro de Avenida La Plata. Y añora: “ir a San Lorenzo era algo espectacular, entrar por ese pasillo, debajo de los tablones, tremendo”.
-¿Qué más recordás de tu pasado en San Lorenzo?
- De muy chico estuve a punto de fichar por River, pero como era alto y en esa época en baby no permitían chicos que midieran más de 1,5 metros, no quedé. Entonces me vio un ojeador de San Lorenzo que era de mi barrio. Se llamaba Florencio Doval y paraba sobre la calle Echeverría, cerca de mi colegio. Fue quien me hizo fichar y así empecé a los 11 años. Yo vivía en la calle Virrey del Pino, al lado del club Harrods Gath y Chaves, y desde ahí me iba a entrenar. Por lo general desde el club nos llevaban a un lugar que se llamaba Pintita, que estaba en el Bajo Flores. Empecé a jugar en Novena y ese año fuimos campeones invictos, éramos un equipazo (lo menciona con un dibujo táctico 2-3-5) pero lo curioso es que salvo yo, ninguno llegó a Primera División. Jugábamos en el Gasómetro, porque aún no estaba la Ciudad Deportiva. Jugué hasta la Quinta y de ahí salté a Primera y alternaba con Tercera. En Argentina eso se hace muy bien, de mover rápido a los jugadores hacia categorías superiores. Yo llegué a jugar con la categoría del Bambino Veira, que era la 45 mientras yo era del 49.
-¿Y qué te acordás de tu debut en Primera?
-Fue a mis 17 años. Se había lesionado Agustín Irusta y entonces Juan Carlos Lorenzo me dice, “usted debuta mañana en Chile, en un amistoso”. Yo no tenía pasaporte y para ir a Chile en esa época se necesitaba. Me lo tuvieron que hacer en el día en la policía. Viajé, atajé y le ganamos 4 a 2 a Colo Colo, que tenía un equipo infernal. Para nosotros hizo dos goles de tiro libre el Bambino.
-Después de ese momento, ¿te costó afianzarte en Primera?
-Yo estaba en la Tercera Especial, en el partido que se jugaba a las 11 de la mañana, o en Primera, en donde era suplente o atajaba. Estuve más de cien partidos, pero no pude afirmarme como titular porque estaban Carlos Buttice, primero, y Agustín Irusta, después.
-¿Y cómo se da tu llegada a España?
-Se dio por una linda historia. En 1974 el entrenador de San Lorenzo era Osvaldo Zubeldía y le gustaba entrenar con los arqueros. Un día fuimos a jugar un amistoso a Córdoba contra Instituto y bajo la lluvia atajé todo. Terminamos 0 a 0. A la vuelta, en el avión, me dice “che Gordo, me habían hablado que usted tenía muchas dudas, pero conmigo va a jugar”. Después de eso se da una gira por Europa y me pone de titular. Jugamos en el Olímpico de Roma y luego en Salamanca. Ahí me ven y me compran, en el momento, en el hotel Regio de Salamanca. Tuve que llamar a mi casa y avisarle a mi mujer que me quedaba. En esos años, sólo había dos extranjeros por equipo. No había comunitarios, todos éramos extranjeros. Por ejemplo en el Barcelona estaban Johan Cruyff y el Cholo Sotil; en el Madrid, Gunter Netzer y Pinino Más.
-¿Y no podías dejar pasar esa chance que te llegó de golpe?
-Claro, si nunca pensé que iba a tener una oportunidad así. Me habían llamado para ir a Gimnasia de La Plata y a San Martín de Tucumán. También para Millonarios de Colombia y afortunadamente dije que no, porque eso pasó poco antes de la gira en la que me ven acá en España.
Y partir de ahí, nunca más volvió a Argentina. Ni a jugar ni a dirigir, pese a que soñó muchas veces con regresar para entrenar a San Lorenzo. Su vida pasó a tener epicentro en Salamanca en donde jugó en Primera en la ya desaparecida Unión Deportiva Salamanca. Fueron nueve temporada de defender ese arco y posteriormente dedicarse a ser director técnico, ciclo en el que se destaca su paso por Atlético de Madrid entre 1994 y 1995 cuando dirigió a Diego Simeone.
Sus hijos nacieron y se criaron en España. Quizás sea en mayor parte por eso que cuando habla utiliza muchos modismos locales (tú, vosotros, aquí, sitio) aunque mantiene el acento argentino. Cada tanto vuelve a la Argentina, como cuando fue hace tres meses, para visitar amigos e intentar sin mucho éxito, tener acceso a San Lorenzo. "La pasé muy mal la última vez que fui. Nadie de la comisión directiva se acercó para invitarme al club y eso que sabían que estaba. Ellos se lo perdieron. Yo estuve dando charlas en México, hace poco en la Masía del Barcelona y nadie se interesó ni pensó que podía aportar algo al club. No los entiendo".
-Y con esto, sumado a que llevas 45 años afuera, ¿te sentís argentino, igualmente?
-Si, por supuesto. Yo me siento argentino en todo mi ser pero evidentemente con la cultura europea. Acá me aparecieron cosas que los argentinos ignoramos y no las tenemos. Pero, ¿sabés por qué me quedé en España? Porque en Argentina en los 70, tenía amigos que estaban con los Montoneros, a otro lo habían fusilado en la esquina de mi casa, otro estaba en cana, otro no aparecía. Y yo de golpe vengo a Europa y me doy cuenta de que acá duermen con la puerta abierta y el coche sin cerrar. Llego a Salamanca en donde están las universidades de primer nivel, empiezo a tener hijos y digo “nos quedamos aquí para que se eduquen”. Ellos nacieron aquí y son profesionales. Y también es verdad que pude quedarme porque me salieron las cosas muy bien en lo deportivo. En cuanto a la educación y los hijos, es por eso que entiendo a Messi.
-¿En qué lo entendés?
-Cuando dicen equivocadamente que Messi puede irse del Barcelona. Hay algo que los argentinos no vieron aún y es que él piensa en sus hijos. Tiene un criterio muy de la típica cultura argentina. La comida del domingo en familia, en la mesa todos juntos. Es como del prototipo de los años 50 de aquella Argentina. Messi, aunque no parezca, está en eso. No es un fiestero. Él quiere lo mejor para sus hijos y si lo mejor es que se eduquen en Barcelona, no se va a ir. Por eso no pueden ir a otro lado porque para ellos sería una inestabilidad tremenda. Hablo del Messi hombre, no se va a mover de Barcelona porque él vive para sus hijos.
-Hace poco tuviste un cruce televisivo con Sergio Goycochea por el nivel de los futbolistas argentinos, la calidad de aquel River vs Boca en el Bernabéu y sobre la posibilidad de que Gallardo dirija al Barcelona, ¿seguís pensando de la misma manera?
-La final de la Libertadores que se jugó acá en Madrid fue tristísma. Los dos mejores jugadores fueron los colombianos: Wilmar Barrios y Juanfer Quintero. El partido tuvo un nivel bajísimo. Por momentos hasta fue gracioso, parecía que estaba Benny Hill, fue lamentable. La imagen del partido fue pésima. Hasta hicieron parecer feo el campo. No sabían jugar en un césped así, tan perfecto. Antes venían los equipos argentinos acá y ganaban. Ahora estamos a años luz, nuestro fútbol no puede competir ni siquiera con uno de mitad de tabla de acá. Primero hay que reconocerlo y después buscar cómo salir de esto. Quieren copiar los entrenamientos de Europa pero no saben cómo transferirlo al juego. Eso pasa. Europa no necesita entrenadores argentinos, es el fútbol argentino el que necesita técnicos europeos
-Entonces no lo ves Gallardo en el Barcelona.
-Podría venir a La Liga pero no al Barcelona porque conceptualmente es muy difícil dirigirlo. Hay algo implícito, un ADN Barca que hay que tenerlo y Gallardo no tiene esa cultura. Entonces yo no le recomiendo que piense en venir al Barcelona. Otro equipo de España sí, el Atlético podría ser.
-Pero está Simeone...
-El Cholo se está quedando desnudo. Sus conocimientos están caducando, no se renovó. El entrenador acá tiene que estar siempre en la élite, entonces se le pide algo que él no da. Ya la gente quiere otra manera de jugar, un escenario como el nuevo estadio te lo impone. Tienen que sonar los violines y él es un hombre de percusión, porque sus equipos siempre tocaron el tambor. No digo que eso es malo. Sino que no se recicló. Son 9 temporadas, tuvo tiempo para cambiar, si hasta le pudo haber dado un giro a la cantera. Ojalá lo elimine al Liverpool pero insisto, debe cambiar de aire. Tiene que ser él mismo en otro lugar. Y hacer lo que él sabe porque no va a cambiar. Puede ir al Inter, por ejemplo.
-¿Qué opinión tenés de Maradona entrenador?
-Para mí Diego es Dios, lo tengo en un altar, pero al jugador. Lo quiero, lo enfrenté. Lo respeto mucho pero no lo veo como entrenador, no me atrae lo suyo y no me gusta verlo sufrir. Sus equipos no representan lo que él era como jugador y entonces sufre. Gimnasia no puede ganarle a nadie. Pobre Diego, adónde va con esto.
-Por último, ¿sos vos mismo el que twittea todo con emojis?
- Sí, es mi marca registrada hablar de fútbol en Twitter con los emojis (su cuenta es @pibedale). Todos tienen un predicamento. Uso mucho la careta, la llama del incendio, la estrella del éxito. La balanza la uso para decir justicia, policía es que fue un robo. Me evita poner letra, por ejemplo: pongo el nombre de un jugador y si le pongo una barrera es que estuvo mal, que no atacó.
-¿Te critican mucho en Twitter?
-Yo no le doy bola a nadie en cuanto a los comentarios, digo lo mío y punto. Pero tengo una campaña en contra de algunos community manager, sobre todo del Real Madrid, para darme “caña”. Me pegan de una manera terrible. Me dicen “no tienes autoridad para hablar”, “tu descendiste a tales equipos”, “eres perdedor”, me desacreditan. Son cuentas armadas para agraviarme por lo que yo opino en un partido del Madrid, por ejemplo en el último clásico cuando dije que fue penal de Casemiro a Morata. Para ellos soy peligroso por lo que digo y porque tengo credibilidad.
-A propósito del Real Madrid, ¿quién gana La Liga y quién gana la Champions League?
-Esta Liga la gana el Madrid. Para Champions es el momento de PSG, ahora o nunca. Ojo con la Juventus tiene un equipo muy competitivo. Barcelona viene muy detrás.
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