Nicolás Rizzo, categoría 93, surgió de las Inferiores de Boca. Lo fichó Ramón Maddoni, el mismo captador de talentos que descubrió a Carlos Tevez. En las diferentes categorías supo tener como compañeros a Paolo Fragapane, Gonzalo Escalante, Alan Aguirre, Agustín Bouzat, Tiago Casasola... Hasta que quedó libre. No claudicó. Pasó por la Reserva de All Boys, Nueva Chicago (donde hizo su presentación en la élite), Guillermo Brown de Madryn y el salto al Ascenso de Italia, donde en el humilde Acireale Calcio, de la Serie D, se transformó en el delantero revelación. Con 12 goles, hizo su aporte para que el equipo de la ciudad de 40.000 habitantes, ubicada a apenas 12 kilómetros de Catania, en la isla de Sicilia, sea uno de los animadores del Grupo 9 (se ubica en el sexto lugar).
“Nos tratan muy bien, estoy cómodo y contento”, dice el bonaerense sobre su momento de gracia, que generó que, si bien Acireale quiere renovarle el contrato que vence en junio, afloraran intereses de Palermo, Catania y Crotone, además de otras tres instituciones del fútbol español. Sin embargo, la pelota se vio forzada a apretar la tecla de pausa, en principio, hasta el próximo 3 de abril. El Comité Olímpico Italiano (CONI) anunció la suspensión de “todas las actividades deportivas en todos los niveles” por el brote de coronavirus, excepto la Serie A, que luego se plegó a la medida.
¿Cómo vive la situación de excepción el argentino? “En primera instancia, en Sicilia hubo pocos casos; en Palermo, en Catania. El problema mayor está en el Norte y se suspendieron bastantes partidos antes de la postergación de las actividades. Está intenso el tema”, le contó a Infobae. “En principio no tomé precauciones porque acá estaba todo muy tranquilo, pero ayer, con el anuncio, empezaron a cerrar algunos bares, los restaurantes, ves algunos barbijos...”, describió el cambio de panorama.
En el plantel, el tema ya venía siendo tema de conversación en la medida que fue diseminándose en el país. “Todo el tiempo está el tema dando vueltas, se habla bastante, en algún momento haciendo chistes y se habla seriamente. Y mi familia está bastante preocupada por el tema, yo les explico que en Sicilia hay pocos casos, que el problema más grande está en otra región, para tranquilizarlos”, explicó.
El club, mientras tanto, evalúa la manera de continuar hasta que la actividad regrese. “Teníamos que volver a entrenarnos el miércoles, pero todavía no se sabe si nos van a dar una semana de licencia. Mientras, por ahí nos dejan ir a trabajar a las instalaciones del club, al menos de manera individual, para mantener el ritmo”, subraya. Nicolás se mantiene informado sobre los avatares del virus. “Sabemos que es un problema mayor para la gente grande o las que tienen el sistema inmunológico débil. Ojalá se termine pronto”, deseó.
UN GOL DE PRETEMPODARA, LA PUERTA ABIERTA PARA CRECER
Un cortocircuito con su representante lo llevó a volverse a su Necochea natal. Allí, se dispuso a trabajar con sus padres y a seguir jugando en un club local. “Fue loco y lindo a la vez. Chicago va casi siempre de pretemporada a Necochea. Ese invierno fue, justo cuando se jugaba el Mundial de Brasil. Hicimos un amistoso, metí un gol, anduve bien y me dijeron que fuera una semana a Buenos Aires. Firmé contrato, justo ese torneo fue el de los 10 ascensos, Chicago ascendió. Fui al banco un partido. En Primera jugué cuatro o cinco partidos, uno de titular contra Tigre en Victoria, y después descendimos. Renové contrato un año y medio más y tuve un poco más de participación. Luego pasé a Brown de Madryn un año y me llamó un amigo y me trajo para la Serie C de Italia”, detalló el camino que lo depositó en Sicilia.
“El paso por el Ascenso en Argentina, al verlo en perspectiva, me hace pensar que salís con una experiencia muy grande, sobre todo por cómo se vive y se siente el fútbol, es una de las mejores escuelas. Te das cuenta al ver las otras realidades, la de chicos de muchos países; es todo muy diferente”, describió.
Fue Facundo Ott Vale, ex compañero suyo en la Novena de Boca, el que lo tentó a mudarse a Italia. “Me contactó, me dijo que le había hecho ver un video mío al técnico, Giuseppe Pagana, y le había gustado; que me querían contratar para el Siracusa. Así pude entrar al fútbol de Europa; ya tenía el pasaporte desde chico. Lo que no único no tan positivo fue que el equipo tuvo problemas económicos”, narró.
Pero Rizzo logró continuidad, “algo que en muchos años no había podido conseguir; jugar siete partidos seguidos, poder demostrar, sentirme importante. Y es fundamental la idea de juego del técnico, que en Acireale es el mismo de Siracusa. Le gusta tener la posesión de la pelota y atacar, hacer un juego vistoso, y para mis características eso me viene de diez. Esa combinación fue la clave para poder explotar”. Además, ese salto de calidad llegó de la mano de convencerse de que podía desempeñarse como delantero centro. “En Argentina sólo Alejandro Nanía, el técnico de la Reserva de Chicago, me hizo jugar así. Y está dando sus frutos; que me quieran otros clubes es confirmar que me faltaba continuidad y hacerme el lugar para demostrar”, aseguró.
Admirador de Mohamed Salah y de Paulo Dybala, Rizzo suele juntarse con otros argentinos que se desempeñan en el Sur de Italia, como el citado Ott Vale, Facundo Vázquez (ex Vélez), Julián Bruno (ex Banfield), Francesco Celeste (ex Boca), Ezequiel Melillo (ex Racing), entre otros). Ese vínculo también sufrió la barrera del coronavirus, a la espera del regreso a la normalidad.
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