Juan Carlos Montes, ídolo de Newell’s Old Boys de Rosario y el director técnico que hizo debutar a Diego Armando Maradona en el primer equipo de Argentinos Juniors, falleció hoy a los 77 años. Montes protagonizó dos hechos históricos del fútbol argentino en la década del 70 ya que en 1974 dirigió el equipo campeón de Newell’s y dos años después, como entrenador del Bicho fue el DT que hizo debutar a Maradona.
En el conjunto rosarino su figura quedó marcada ya que el fue el primer título y la conquista fue en el Gigante de Arroyito, la casa de Rosario Central. En su etapa como futbolista pasó por San Telmo, Chacarita Juniors y Newell’s Old Boys. Ya como director técnico, tuvo dos ciclos en la Lepra en 1974-1976 y luego en 1981-1984. En Argentinos Juniors estuvo en 1976-77 y después tuvo pasos por San Martín de Mendoza e Instituto de Córdoba y otros equipos del ascenso.
“Lamentamos informar que en el día de la fecha, falleció Juan Carlos Montes, quien fue Director Técnico de nuestra Institución entre 1976 y 1977 e hizo debutar en Primera División a Diego Armando Maradona. Enviamos nuestras condolencias a su familia y sus seres queridos”, fue el mensaje que Argentinos Juniors publicó en su cuenta oficial de Twitter.
“Vaya, Diego, juegue como usted sabe”, cuenta la leyenda que le dijo Juan Carlos Montes a Diego Maradona cuando decidió mandarlo a la cancha en el partido que Argentinos perdía (y perdió) por 1-0 ante Talleres de Córdoba, el 20 de octubre de 1976, fecha del debut de Maradona en el fútbol argentino.
Fue a los 16 minutos del segundo tiempo cuando Montes, técnico de Argentinos, decidió el cambio: salió Rubén Giacobetti, entró Diego Armando Maradona, entonces con la camiseta 16 que nunca más volvería a usar.
“Me acuerdo que lo primero que le dije fue ‘entrá y la primera pelota que toques, tirale un caño a cualquiera’, y lo hizo. Entonces vos te das cuenta que ya era, ya estaba hecho para triunfar”, contó tiempo después el entrenador. Apenas ingresó al campo, a 10 días de cumplir 16, Maradona le hizo un caño a Juan Domingo Patricio Cabrera. El siguiente partido que jugó, su segundo en Primera, le dieron la 10 que jamás abandonó o, mejor dicho, que reinventó al punto de no haber, quizá, otro mejor.
Ernesto Cherquis Bialo publicó un artículo para Infobae sobre la entrevista que le hizo a Diego Maradona para el libro autobiográfico. Así recordó el Diez el diálogo con Montes y los días previos a su debut en la máxima categoría del fútbol argentino.
Mucho tiempo después, en el 2000, Diego recordaría cada instante de aquel día. Fue en “La Pradera” donde se recuperaba de aquel colapso de salud que puso en jaque su vida en Punta del Este cuando se esfumaba Diciembre del 99’. Ahora, en La Habana, disfrutando de aquel ámbito de paz, silencio y familia nos sentamos a grabar su testimonio durante muchos días para el libro autobiográfico “Yo soy el Diego de la gente” ( Planeta). Y evocando aquel debut, nos dijo por momentos emocionado, en otros eufórico y siempre con tono feliz: "En la práctica del martes se me acercó el técnico, que era Juan Carlos Montes, y me dijo: ‘Mire pibe que mañana va a ir al banco de Primera’. A mí no me salían las palabras, entonces le dije: "¿Qué? ¿Cómo ...?”. Y él me lo repitió: “Sí, va a ir al banco de Primera… Y prepárese bien porque usted va a entrar. Entonces agarré, desde ahí mismo, desde Comunicaciones donde nos entrenábamos, me fui corriendo con el corazón en la boca para contarles a mis viejos. Y claro le conté a la Tota y te imaginás…, a los dos segundos ya lo sabía todo Fiorito”.
"Justo para ese día, Argentinos me había empezado a alquilar un departamento en la calle Argerich 2746 en Villa del Parque. Pero todavía teníamos las cosas en Fiorito. Además allá estaba “Mama Dora”, mi abuela que no quería saber nada de mudarse. Así que por ahí pasaban todos, mi primo Beto, mi primo Raúl; todos pasaban por la casa de Villa Fiorito para saber si jugaba o no. Claro ellos me iban a ver hasta las inferiores, siempre y cuando tuvieran plata para el colectivo. La cosa que cuando le conté a mi primo Beto, el que más quise y más quiero se largó a llorar….pero se largó a llorar de una manera que no lo podíamos parar. En ese momento yo me di cuenta de que estaba por pasarme algo grande al otro día. Y también y justo al otro día un miércoles mi viejo laburaba, así que no podía estar en eso que tanto habíamos soñado juntos. Entonces me preparé para ir a la cancha solo”.
“En realidad, podría haber debutado un mes antes pero me mandé una…. Resulta que en un partido de 3° contra Vélez el árbitro había sido realmente un desastre. Cuando terminó el partido me acerqué y le dije así tranquilamente: “Juez, usted es un fenómeno, tendría que dirigir partidos internacionales”, cuando me miró mientras íbamos a los vestuarios le dije: ‘sos un desastre’: me dieron cinco fechas por la cabeza y eso atrasó mi debut".
“Cuando llegó el gran día, miércoles 20 de octubre de 1976, hacia un calor bárbaro. O eso sentía yo, por lo menos. Me puse la camisa blanca y el pantalón de corderoy turquesa con la botamanga ancha, el único que tenía. ¿Qué iba a hacer? ¡No había otro! Se hablaba de los premios y todo eso, entonces pensaba: “Bueno, en este partido al suplente le toca algo y si entro, un poco más. Hacía cuentas: por ahí, me compro otro pantalón o algo, perdimos, je , pero igual fue todo muy lindo".
“La mañana del debut cuando me despedí, mi vieja me acompañó hasta la puerta , 'voy a rezar por vos hijo’, me dijo; mi viejo pidió permiso para salir antes del laburo para poder irme a ver. Antes de entrar a la cancha me avisaron que mi viejo había llegado a tiempo. Lo primero que me impactó fue ver a la hinchada de Talleres, había cordobeses por todos lados”.
“Nosotros, los jugadores de Argentinos nos juntamos antes del partido a comer en Jonte y Boyacá . Fue el clásico bife con puré con la charla técnica de Montes como postre, todo ahí, después cruzamos caminando hasta la cancha entre la gente, ¡No nos conocía nadie! Los cordobeses tenían un equipazo, Ludueña, Ocaño, Luis Galván, Oviedo, Valencia, Bravo... Nosotros no teníamos tantas figuras, la verdad nos tendrían que haber echo 18 goles. Yo entré por Giacobetti en el segundo tiempo con el 16 en la espalda y la camiseta roja cruzada por una banda blanca ¡como me gustaba esa camiseta! Era como la de River… pero al revés, je”.
“Los cordobeses nos estaban dando un toque bárbaro y a los 27 minutos el Hacha Ludeña hizo un golazo. Antes del final del primer tiempo Montes, que estaba en la otra punta del banco, giró la cabeza hacia mí y me clavó la mirada, como preguntándome ¿se anima? Yo le mantuve la mirada fija y esa, creo, fue mi respuesta. Enseguida empecé con el calentamiento y en el arranque del segundo tiempo entré”.
“En el borde de la cancha, Montes me dijo: 'Vaya Diego juegue como usted sabe… y si se puede tire un caño, le hice caso: recibí la pelota de espaldas a mi marcador, que era Juan Domingo Patricio Cabrera, le amagué y le tiré la pelota entre las piernas; pasó limpita y enseguida escuché el oooole…. de la gente, como si fuera una bienvenida. Entre los chicos me había acostumbrado a que me cagaran a patadas pero en ese primer partido aprendí rapidito que tenía que saltar justo. Lo gambeteas al marcador, saltas la patada y seguís con la pelota; si no aprendes eso a la tercera patada ya no podés seguir".
“Perdí el primer partido, sí, pero arrancaba con Argentinos una larga historia, hermosa, inolvidable siempre digo que futbolísticamente toqué el cielo con las manos pues sabía que se iniciaba algo importante, algo grandioso en mi vida…”
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