Ayer fue en la pileta, cuando se enfrentó el grupo del barrio de La Boca contra el de la zona de Caseros. El domingo pasado ocurrió en Córdoba, en el hecho más grave de todos, cuando en una interna entre la propia facción de Lomas de Zamora al finalizar el partido frente a Talleres todo terminó con un apuñalado. Y en el reinicio de la Superliga en La Bombonera la Policía actuó a tiempo, cuando el bando oficial iba en búsqueda de Maximiliano Mazzaro, otrora capo de La Doce que había vuelto a la cancha a la segunda bandeja que da al Riachuelo. Uno tras otro los episodios de violencia en la barra de Boca ponen en alerta a toda la seguridad deportiva que hará un dispositivo especial este sábado, cuando a las 21.45 los dirigidos por Miguel Angel Russo salgan a buscar la punta del torneo frente a Atlético Tucumán. Y no es para menos: la interna en La Doce arde y está a punto de estallar.
El punto de quiebre lo marcó el triunfo de Jorge Amor Ameal en las elecciones de diciembre pasado. El bando de Mauro Martín y Rafael Di Zeo habían jugado abiertamente para Cristian Gribaudo, el delfín de Daniel Angelici, más que nada el primero. Rafa por las dudas había puesto huevos en ambas canastas, aunque en la de la oposición con más disimulo. Pero el grupo disidente que se referencia en dos viejos jefes, Mazzaro y Fido Debaux, trabajaron activamente para quienes triunfaron en la votación. Y era obvio que iban a reclamar entonces su premio. Alertados de esto, el fin de año estuvo movido en La Bombonera: la barra oficial copó los quinchos para festejar la ida del 2019, algo que no ocurría hacía seis años, como para mostrar los dientes. Es que el arreglo con la dirigencia anterior era recibir los beneficios y a cambio, sólo mostrarse los días de partido. Para presionar, la estrategia ahora era caminar el club haciendo ver que seguían considerándose los dueños de la institución.
Pasó el receso y en el reinicio de la Superliga, la barra desplegó topos en todos los sectores del estadio, previendo que los disidentes podrían llegar a hacer alguna muestra de poder. De uno de los celulares llegó el mensaje: Mazzaro estaba con su familia en la tribuna Sur y poco importó que quienes lo rodeaban fueran su mujer e hijo. Había que ir a darle un escarmiento porque a su alrededor estaban también otros amigos suyos. El video al que accedió Infobae muestra el momento en que la Policía interrumpe el paso del grupo de Di Zeo y hasta se ve a uno de sus más fieles discípulos, Topadora Kruger, diciéndole panqueque al comisario del operativo por no dejarlos pasar a hacer de las suyas. Insólito. El hecho no pasó inadvertido por el Comité de Seguridad porteño que maneja Guillermo Madero, quien puso a trabajar a una división de la Policía Motorizada para garantizar que nada ocurriera.
Pero la sangre llegó al río una semana más tarde: en Córdoba hubo muchos rechazos por derecho de admisión, el propio Rafael Di Zeo tuvo que morderse los labios una vez más y quedarse en la caravana de siete micros de la barra, y el reparto de entradas provocó una pelea. Antes del partido hubo momentos de tensión y, a la salida, todo explotó en el propio bando de la facción Lomas de Zamora, la más peligrosa de todas y que se referencia en Marcelo Aravena, alias el Manco, hoy preso en Florencio Varela por la causa de La Salada. Este había dejado al mando mientras esté entre rejas a Walter Coronel, apodado Tintín, quién está procesado como partícipe necesario en una causa por doble homicidio en la barra en un amistoso contra San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro en julio de 2013. Pero hubo disidencias recientes y Aravena nombró nuevo lugarteniente: el Negro Pelé. Esto no cayó bien en la gente de Coronel y uno de sus hombres, el Sapito de Budge, terminó apuñalando a Pelé tras una discusión corta. La propia barra lo llevó a atender en un lugar privado para que no quedaran registros de la situación y paró lo que hubiese sido una masacre en tierras mediterráneas. Pero a falta de tres días para el partido contra Atlético Tucumán, la palabra venganza suena con demasiada fuerza.
Como para echar más leña al fuego de La Doce, ayer en la pileta, a plena tarde y con cientos de chicos disfrutando el día más caluroso del año, varios barras del grupo de La Boca que tienen su lugar de reunión en Caminito, se enfrentaron a Luis Arrieta y uno de sus segundos, ambos hombres fuertes de la facción de Caseros de la barra. Los primeros apostaron por el triunfo de Ameal y ahora pisan con más fuerza el club. Los segundos, que siempre pararon al lado de Mauro Martín, perdieron su condición de mayores privilegiados y ven cómo se les discute el poder. En ese marco, el sábado el partido terminará a la medianoche. Un escenario complicado que la Ciudad debe desactivar cuanto antes para que todo termine en calma. En la tensa calma que más temprano que tarde, precede a la tormenta.
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