El Monumental celebró la trabajosa victoria sobre Central Córdoba de Santiago del Estero envuelto en euforia, por el sofocante calor de la tarde y porque la expulsión de Paulo Díaz obligó a River a jugar más de 75 minutos con un hombre menos. La espuma bajó un poco hacia la medianoche del domingo, cuando Boca le ganó a Talleres en Córdoba y volvió a ponerse a tres puntos del equipo Millonario. La lucha por el título de la Superliga tiene a los dos más grandes de Argentina como protagonistas centrales y en River saben que el equipo es el principal candidato a dar la vuelta olímpica, pero que nada está dicho ni mucho menos.
Los tres motivos principales de la esperanza de River:
1 El convencimiento. River es un equipo que sabe muy bien lo que quiere y que, acaso como pocas veces antes, está enfocado en conseguir la primera Superliga en el ciclo de Marcelo Gallardo. Se nota en el modo de festejar cada gol y cada victoria, y en la concentración con la que el equipo jugó los primeros tres partidos del año: ante Independiente, Godoy Cruz y Central Córdoba. Nueve puntos sobre nueve y la punta en soledad.
2 La fortaleza física y mental. Intenso de principio a fin, realiza un gran desgaste en cada juego a partir de la presión asfixiante que ejerce sobre la salida del rival. Desde el aspecto psicológico, al equipo también se lo nota muy fuerte. River es un conjunto en el que la suma de las partes desemboca en una estructura colectiva confiable. Tiene paciencia, no se desespera si los desarrollos le presentan adversidades y sabe que a los rivales les cuesta sostener el ritmo que Nacho Fernández, De La Cruz, Suárez y compañía le imprimen a todos los encuentros.
3 La jerarquía individual. Los méritos de River son casi siempre a nivel colectivo, pero en cada partido aparece algún o algunos futbolistas en particular para hacer la diferencia. Matías Suárez y Robert Rojas fueron los mejores ante Central Córdoba, pero ingresó Ignacio Scocco y anotó un golazo de crack para sellar el 2 a 0. Suárez resultó desequilibrante con su gambeta y su calidad. Rojas se afianza como titular en la defensa a fuerza de velocidad para cruzar a los costados y de su capacidad para anticipar a los delanteros rivales. Rafael Borré siempre está ahí para convertir o para generar peligro. Y cuando no aparece cualquiera de ellos, es el turno de Ignacio Fernández o de Nicolás De La Cruz, dos individualidades que casi siempre le dan muchos réditos al equipo.
Los tres motivos para la cautela del equipo del Muñeco:
1 Boca le ganó a Talleres en Córdoba y mandó el aviso de que quiere ser su principal rival en la lucha por el título. En la intimidad del plantel de Gallardo creen que justamente Boca será “el” adversario que dará más pelea en las cinco fechas que faltan. Y tienen un fixture parecido, en el que ninguno de los dos enfrentará a equipos que pelean arriba: River se medirá con Unión en Santa Fe, Banfield en el Monumental, Estudiantes en La Plata, Defensa y Justicia en Núñez y Atlético Tucumán en el norte del país; mientras que a Boca le quedan Atlético Tucumán en la Bombonera, Central Córdoba en Santiago del Estero, Godoy Cruz en la Boca, Colón en Santa Fe y Gimnasia y Esgrima La Plata en la Boca. No es lo mismo pelear con Argentinos Juniors o Lanús, dos que están algo relegados pero que de ninguna manera están descartados de la lucha, que con un Boca al que le sobran jugadores de jerarquía, más allá de que River es mucho más confiable en cuanto a funcionamiento.
2 Si bien River dio muchas muestras de personalidad y carácter en los últimos años, es una incógnita saber cómo reaccionará en estas últimas fechas si Boca le da forma a una racha ganadora. ¿Sabrá sobrellevar River la presión que significaría tener a Boca pisándole los talones en las fechas finales cuando justamente un campeonato de liga es una de las dos cuentas pendientes que le quedan en el ciclo del Muñeco (la otra es el Mundial de Clubes)? La sensación es que este River está lo suficientemente curtido como para afrontar cualquier desafío, pero en el fútbol todo puede pasar.
3 Los desacoples defensivos. La ambición y la valentía de River lo llevan, de a ratos, a quedar expuesto en la última línea. Será esencial que el equipo ajuste el retroceso y que no quede largo cuando se encuentra en situación de ataque. Ante Central Córdoba, por caso, quedó más de una vez marcando mano a mano en el fondo, independientemente de que jugó con un hombre menos durante más de 75 minutos. Está claro que la búsqueda ofensiva es uno de los principales rasgos de este River, pero una mala tarde en el aspecto defensivo lo puede complicar y eso lo llevará a depender de que Boca y el resto también dejen unidades en el camino.
Los puntos a favor y los puntos en contra están sobre la mesa. Por ahora, la única certeza es que River parece ser el más confiable de todos. Le quedan cinco escalones para transformarlo en vuelta olímpica en la Superliga.
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