El día que River rechazó a Adolfo Gaich en las inferiores

El actual goleador del Sub 23 argentino se probó en el Millonario hace 12 años y lo comparaban con Martín Palermo. Estuvo una semana en el club y jugó dos amistosos, pero no lo volvieron a llamar. Luego, explotó en San Lorenzo y en la Selección

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Gaich, en el estadio Monumental
Gaich, en el estadio Monumental

A los 20 años, Adolfo Gaich está pasando por un gran momento de su carrera. Es el delantero titular del seleccionado Sub 23 que disputa el Preolímpico en Colombia con el objetivo de clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

En su corta carrera, Gaich jamás pensó que le iban a pasar tantas cosas juntas. Hace tiempo, cuando apenas era un niño en Bengolea, un pueblo de 1.200 habitantes en el departamento Juárez Celman, en el Sur de Córdoba, soñaba con ser futbolista. Para cumplir su sueño, de muy chiquito dejó atrás su ciudad natal donde quedaron su mamá, Flavia, su papá, Guillermo, y sus hermanos. Es el menor de los tres. Su vida siempre fue el fútbol. Su primer amor.

A los 9 años viajó a Buenos Aires para probarse en River en el predio de Villa Martelli, localidad donde su papá hizo la colimba. En su valija no sólo traía ropa, sino también la esperanza de quedar fichado en uno de los clubes más importantes de la Argentina.

Llegó a Capital Federal el primer fin de semana de noviembre de 2008. Lo trajo en su minibús Sergio Colombatto, el papá de Santiago (hoy se destaca en el Sint Truidense de Bélgica), quién jugaba en ese momento en la novena división. No pudo viajar Guillermo por cuestiones laborales.

Los dos primeros días fueron maravillosos. El sábado conoció por primera vez el estadio Antonio Vespucio Liberti, tras presenciar la final de la Novena División entre el Millonario y Argentinos Juniors en una de las canchas de inferiores. Y el domingo aprovechó para visitar La Bombonera. Y de yapa fue a comer a Caminito de La Boca. Para Dolfi, como lo apodan los íntimos en su pueblo natal por su diminutivo de Adolfo, fue una experiencia única. Es más, el domingo por la noche durmió frente al Monumental en una casona propiedad del club, ubicada sobre la avenida Lidoro Quinteros, que cuidaban Ana y Enrique, un matrimonio que se encargaba de cuidar a los chicos que venían a probarse.

Al día siguiente, arribó su papá desde Córdoba. Y lo acompañó a las pruebas. Fueron varios entrenamientos que incluyeron dos amistosos de 50 minutos en Villa Martelli. El entrenador que le tomó la prueba fue Gustavo Fermani, el encargado de probar a los de las categorías 1999 y 2000. Hoy es uno de los técnicos (junto con Juan José Borrelli) de la Reserva del Millonario. El presidente de la Institución era José María Aguilar.

El delantero, junto a la camiseta de Enzo Francescoli
El delantero, junto a la camiseta de Enzo Francescoli

Los partidos fueron ante un combinado de juveniles de Miramar y otro de Mendoza. Su padre fue testigo de los ensayos; de los pocos espectadores que dejaron ingresar al predio. ¿Cómo logró ese permiso? Resulta que a metros del Monumental existía la pensión de juveniles sobre la calle Sáenz Valiente, desde donde partían combis hacia el lugar de entrenamiento. Guillermo, de buena labia, convenció a los encargados de seguridad para que lo dejaran ir. De esta manera, viajó junto a Adolfo y Gianluca Simeone, que jugaba en las inferiores e hijo del director técnico de la Primera, Diego Pablo Simeone.

En el primer amistoso, el Tanque (otros de sus numerosos apodos) arrancó en el banco de suplentes e ingresó en el segundo tiempo. Fue titular en el segundo encuentro. Anduvo muy bien en ambos cotejos. Es más, en uno de ellos se destacó haciendo varios goles. Todo indicaba que se iba a quedar por su buen desempeño, por sus condiciones futbolísticas. Al final, no lo volvieron a llamar. Le pidieron el teléfono a su papá pero no lo citaron más. Tampoco le hicieron un seguimiento por dos años como es habitual para los chicos de su edad hasta que cumplan los 11 y tengan la posibilidad de residir en la pensión. “No me desilusioné. Lo viví como una linda experiencia de vida”, le remarcó a Infobae el goleador desde Colombia.

Aunque sus esperanzas se desvanecieron, antes de volver a su pueblo se dio el gusto de presenciar un partido que le quedó en la retina para siempre. Fue el 9 de noviembre en el Monumental, cuando River empató 3 a 3 con Huracán. En el conjunto local jugaba uno de sus delanteros referentes como Radamal Falcao García, que esa noche marcó un gol sobre el final del encuentro. Junto a nueve compañeros de la casona, estuvieron presentes en la Belgrano Media para presenciar el choque correspondiente a la fecha 14 del Apertura 2008.

¿Habría llegado a ser el segundo goleador de las selecciones juveniles (detrás de Lionel Messi) si después de esa prueba en la que mostró sus cualidades futbolísticas se quedaba en River?, ¿qué hubiese sido de su vida si River lo aceptaba y San Lorenzo no aparecía en su camino? Hubo una semana en la vida de Adolfo Gaich que jugó en el Millonario y que por diferentes motivos no terminó quedándose en Núñez, pese a que sus goles sirvieron para ganar los partidos.

Gaich se transformó en un referente de las selecciones juveniles. Y ya debutó en la mayor (REUTERS/Susana Vera)
Gaich se transformó en un referente de las selecciones juveniles. Y ya debutó en la mayor (REUTERS/Susana Vera)

En esos 7 días se instaló el rumor en el predio que estaban en presencia de un goleador con unas condiciones increíbles, con futuro de crack y lo comparaban con Martin Palermo en miniatura. Fue una semana de Gaich en rojo y blanco, días que pudieron cambiar el rumbo de su carrera, pero quedó solo en una prueba, con resultados positivos, pero que no terminó de concretarse.

El delantero nunca imaginó que 12 años después iba a regresar al Monumental pero esta vez pisando el verde césped. Y silenciando el estadio, tras convertir el único tanto para San Lorenzo en la victoria por 1 a 0 frente a River en la última fecha de la primera parte de la Superliga de 2019. Paradoja del destino.

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