Desde que comenzó la pretemporada de Gimnasia La Plata en Estancia Chica, Diego Maradona se hizo presente en dos jornadas de entrenamiento, ambas en turno tarde. Cada vez que las prácticas quedan al comando de Sebastián Méndez y Adrián González, sus ayudantes de campo, los rumores arrecian. ¿Qué pasa con el Diez? ¿Puede tallar una oferta de la selección de Venezuela?
Pero la verdad detrás de las ausencias del astro, de 59 años, están lejos de relacionarse con un ofrecimiento que le haga pensar en abandonar al Lobo. Según pudo averiguar Infobae, los faltazos tienen que ver, una vez más, con su salud. El 24 de julio de 2019, Maradona fue intervenido por el cirujano Diego Eyharchet en la Clínica Olivos: le colocaron una prótesis en la rodilla derecha, zona en la que padecía fuertes dolores que le dificultaban los movimientos. A partir de allí, comenzó con la rehabilitación. Sin embargo, en el medio, recibió la oferta para volver a dirigir en el fútbol argentino luego de 9 años (su última experiencia en el país había sido al frente de la Selección, aventura que finalizó en el Mundial de Sudáfrica 2010).
Allí acordó su vinculación con el Tripero, con un régimen especial de trabajo indicado en el contrato: puede faltar a algunas prácticas si el físico le impone limitaciones, o debe someterse a estudios o a un tratamiento. Durante el año pasado, las ausencias fueron mínimas. Incluso, por el entusiasmo, desoyó algunas recomendaciones y se mantuvo mucho tiempo de pie o no realizó todas las sesiones de kinesiología necesarias por priorizar su trabajo, que a la vez es su pasión.
Pues bien, confirmada su continuidad en la institución tras las elecciones (estaba atada al triunfo de Gabriel Pellegrino, quien logró la reelección como presidente), el Diez renovó su empuje y hasta decidió alquilar una casa en La Plata para no tener que trasladarse todos los días desde Bella Vista. En el medio, se reunió con Alberto Fernández en la Casa Rosada, posó con una réplica de la Copa del Mundo, le propuso su proyecto de “potreros solidarios” y hasta ofreció su colaboración en el consejo contra el Hambre. Pero también, en una primera señal de alerta, se sometió a una intervención menor: un tratamiento de células madre que le inyectaron en el tobillo derecho para fortalecer los cartílagos y prevenir lesiones futuras.
El físico le pasó factura al ex capitán de la Selección campeona del mundo en México 1986. Los dolores en la rodilla derecha se potenciaron, al punto que en la primera práctica de 2020 en la que se hizo presente debió pedir una silla porque no soportó mantenerse de pie. El sobrepeso, claro, no lo ayuda en su recuperación (debería perder entre 8 y 10 kilos para sentirse mejor). Y en el tobillo en tratamiento se le junta líquido. “Hace unos días lo tenía inflamado como contra Brasil en el Mundial del 90”, ilustran desde su entorno. Por eso, Diego habló con el Gallego Méndez para que lo respaldara mientras se recupera. Y quedaron en que la parte física de la pretemporada quedarán en sus manos y la de los profes, y él se sumará en las jornadas en las que las tareas se enfoquen en lo táctico o lo futbolístico.
Mientras tanto, todavía no hay confirmación respecto de si viajará o no a Venezuela. El Diez tiene pensando trasladarse entre el 19 y el 20 de enero, a Venezuela para mostrarle su apoyo al dictador Nicolás Maduro en medio de la crisis que se desató en el país caribeño. Además, Diego no descarta pasar por Brasil para reunirse con Lula da Silva. Pero la salud, por el momento, representa una barrera. La dirigencia del Tripero también le hizo saber cierto malestar por la travesía, pero su paso por el país sudamericano estaba firmado desde antes de su llegada al club.
“Él en Gimnasia es feliz, es donde quiere estar y donde mejor está”, aseguran desde su círculo íntimo. Habrá que esperar cuál es el impacto del tratamiento que realiza para que se lo vuelva a ver con continuidad en los entrenamientos, donde puede disfrutar de su amado “perfume del pasto”.
SEGUÍ LEYENDO: