El paisaje colosal de San Martín de Los Andes, esa inmensidad forestal, parece volver a Juan Fernando Quintero más bajito aún de lo que es. El colombiano, quien mide 1,68 y es el segundo más petiso del plantel de River detrás de Nicolás De La Cruz (1,67), corre por los campos del hotel Loi Suites Chapelco y la inmensidad del lugar devuelve una imagen muy pequeña de él a la distancia. Son tiempos de reconstrucción para Juanfer, aliviado luego de que los estudios médicos en su corazón certificaron que no sufre ninguna dificultad que le impida entrenarse a la par de sus compañeros, es decir con la exigencia máxima que siempre impone Marcelo Gallardo.
Sufrida desde que era chiquito por la desaparición de su padre cuando él tenía apenas dos años, la vida de Quintero se pareció mucho a una montaña rusa desde que llegó a River, en enero de 2018.
No solo porque el gol que anotó ante Boca en el Santiago Bernabéu, el del 2 a 1 parcial en la final de la Copa Libertadores 2018, lo transformó en uno de los futbolistas más queridos por los hinchas millonarios. Ese gol lo elevó a las alturas del cielo riverplatense y los fanáticos se lo hacen saber a cada paso aquí en la Patagonia.
Desde que está en River, en su vida se produjeron cambios que lejos estuvieron de pasar desapercibidos para él, en el aspecto deportivo y también en el personal.
El primer sacudón fue físico y se trató de la lesión más grave que puede sufrir un futbolista: el 17 de marzo de 2019 sufrió la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. Tuvo más de seis meses de recuperación y una espera que suele volverse demasiado larga para los jugadores, aunque él supo sobrellevarla de muy buena manera. “Resiliencia”, escribió en su cuenta de Instagram el 26 de septiembre pasado, cuando volvió a jugar al fútbol en un entrenamiento formal por primera vez desde que sufrió la rotura de ligamentos. Acompañó la palabra con una foto del golazo que anotó ante Boca en Madrid, en la final de la Libertadores 2018. ¿Qué significa resiliencia? Es la capacidad humana de adaptarse positivamente a la adversidad.
Apodado “El nalgón” cuando estaba en Colombia y con tendencia a subir de peso ante los más mínimos descuidos, Juanfer decidió dar otro paso importante en su vida al cambiar la alimentación para evitar engordar durante su etapa de recuperación. Así, comenzó una dieta vegana que le dio resultados. “De peso estoy muy bien y he cambiado mucho. Fue una decisión personal. Llevo meses en esto y cada día estoy mejor. Me siento con más energía y salud. Estoy reemplazando lo que nos hace daño en varios aspectos alimenticios”, confesó en junio del año pasado.
Eso sí: ante algunos tratamientos incorrectos de la noticia, aclaró que no se volvió vegano. “Sigo la dieta vegana pero no soy vegano”, dijo y luego explicó: “Esto no quiere decir que no vaya a los asados con el equipo y no coma un pedazo de carne. Si me toca meter un churrasco, lo voy a meter; pero el día a día mío no es comer carne”.
El otro episodio que lo conmovió de un modo particular desde que está en River ocurrió recientemente: en el Ejército Nacional de Colombia fue nombrado como nuevo comandante Eduardo Zapateiro Altamiranda, a quien le familia de Juanfer acusa de haber participado de la desaparición forzada de su padre.
Jaime Enrique Quintero Cano, el papá del mediocampista ofensivo, desapareció en 1995, cuando formaba parte del Ejército y el actual jugador de River tenía apenas dos años. Zapateiro Altamiranda era entonces el principal responsable del Ejército colombiano.
Según la familia Quintero, el último día que supieron del padre de Juanfer fue el 1 de marzo de 1995, cuando se le ordenó traslado de la IV Brigada del Ejército en Medellín a la XVII Brigada que operaba en Carepa, un municipio del Urabá Antioqueño, peligrosa zona de combate entre guerrillas, grupos paramilitares y el Ejército. La XVII Brigada era comandada entonces por Zapateiro.
“Tengo derecho como hijo a saber qué pasó con mi padre”, escribió Quintero el 30 de diciembre de 2019 en un hilo en su cuenta de Twitter: @juanferquintero10. Quintero se reunió en Colombia con Zapateiro en la última semana de diciembre y esa situación -comentan por lo bajo a su alrededor- le generó al futbolista una mezcla de angustia y tensión interna.
Ante una demanda presentada por la familia Quintero contra el Ministerio de Defensa y el Ejército colombiano, la Justicia resolvió que no hay responsabilidad del Estado en la desaparición del padre de Juanfer.
El presidente de Colombia, Iván Duque, y Zapateiro se comprometieron a contar la verdad sobre el caso, aunque aún no hubo novedades al respecto. Se trata, claro está y no es para menos, de una situación que genera mucha angustia en uno de los futbolistas del plantel actual más queridos por los hinchas de River. Tanto, que en el cuerpo médico del club no descartan que el proceso de arritmia que sufrió Juanfer el viernes, al realizarse los estudios médicos en el Monumental en la vuelta al trabajo, haya estado vinculado con el estrés que le genera el tema.
Con todo, los controles médicos posteriores dieron bien y le llevaron a Gallardo y al propio futbolista la tranquilidad necesaria para entrenarse en San Martín de Los Andes como el resto de los jugadores del plantel.
A Juanfer se lo nota feliz aquí luego de esos últimos días del año pasado que evidentemente le removieron toda la angustia que le genera la incertidumbre por la nunca esclarecida desaparición de su padre. Camina por el lobby del hotel Loi Suites abrazado con De La Cruz, de quien pretende ser socio futbolístico cuando comience la actividad oficial, el domingo 19 ante Independiente en Avellaneda. Quintero es uno de los principales candidatos para reemplazar a Exequiel Palacios, vendido al Bayer Leverkusen. Sabe que depende de él para ganarse el puesto después del infortunio de la rotura de ligamentos, del cambio en su alimentación y de ese dolor omnipresente que cada tanto le lastima el alma al no saber nada de su padre desde que era casi un bebé.
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