Apoyado en el dolor por la pérdida de su abuela, Thiago Tirante, un platense de 18 años, consiguió el N°1 del mundo del tenis Junior y le permitió a la Argentina disfrutar del tercer jugador de la categoría en conseguirlo, en tres años consecutivos.
A este final de temporada se lo imaginó muchas veces, pero no lo esperaba de esta manera. “Sabía que estaba preparado para que me fuera bien, para ganar torneos, pero no 3 seguidos”, cuenta Thiago, quien en medio de las muchas alegrías, solo, lejos de su casa y en plena competencia recibía la triste noticia del fallecimiento de su abuela. “La verdad que fue un momento muy difícil y, también, por la manera en que me lo tuvieron que decir. Yo no podía volver, porque estaba en el primero de los tres torneos de la gira. Sabía que ella tenía una enfermedad muy difícil, como para salir adelante, y un día mi mamá me dijo que ya estaba muy mal y que no tenía esperanza de vida. Al otro día, a eso de las 6 de la mañana, me llamó para decirme que había fallecido y la verdad es que me puse muy mal, fue muy difícil para mí estando lejos”. Sin embargo, un pensamiento y una charla con su psicólogo Claudio Sosa, le hizo encontrar ánimo entre tanto dolor. “Junté fuerzas de ella para para poder salir adelante. Comencé a pensar en que tenía que hacer mucho esfuerzo, ganar todos los partidos que pudiera y dar lo mejor, para dedicárselo a mi abuela, porque ella así lo hubiese querido. Le gustaba verme feliz jugando tenis y seguro que le hubiera gustado que yo fuera el mejor en lo que amo, que es jugar al tenis. Por eso, me puse ese objetivo y luché cada punto para hacer feliz a mi abuela”.
Y Thiago piensa que logró ese objetivo y que “ella está allá, arriba”, dice, mientras levanta su mirada al cielo y su voz demuestra que empieza a ganarle la emoción, “está cuidando a toda mi familia, me está viendo, me está saludando y está disfrutando de este triunfo que se lo dedico todo a ella”.
Unas semanas antes, Tirante había disputado el Masters Junior en China y, desde allí, viajó a Londres como sparring de los mejores del mundo. Se entrenó con Nadal, Alexander Zverev y Federer, a quien reconoce como el más simpático de todos. “No sólo fue el que más me marcó la diferencia de velocidad de pelota, sino que también me resultó el más divertido de todos”, contaba de su experiencia en las prácticas durante el ATP Finals, en el O2 Arena.
“Yo tenía que confiar en mí”, dice Thiago, repasando el camino que lo llevó hasta la capital inglesa. “Tenía que seguir confiando en mi juego, en mi equipo y en toda mi familia, que me supo levantar en los momentos malos y poder confiar que en algún momento se iba a dar. Yo sabía que estaba haciendo las cosas bien, desde chico, y hoy toca disfrutar. Estoy muy contento”.
Hijo de una familia humilde, sus padres dividen su jornada laboral en dos trabajos diferentes. Mientras su mamá integra el personal de limpieza de un hospital, por la mañana, y prosigue en una farmacia, por la tarde, su papá distribuye su tiempo entre el pulido de pisos y la entrega de licencias de conducir, en La Plata. “Pero bueno, es la realidad”, reconoce Thiago. “Si bien mis padres están separados, se llevan bien. Con el resto de mi familia tenemos un vínculo increíble, estamos todos muy juntos y eso me hace muy bien, no tengo que pensar en otra cosa, sólo en mi partido y en lo que tengo que hacer”.
El tenis apareció en su vida como parte de su herencia familiar y sus primeros pasos en este deporte coincidieron, casi, con los de su vida, en el barrio La Cumbre de la capital de la provincia de Buenos Aires. “Es como que nací con una raqueta en la mano -se ríe-, porque mis abuelos tienen un Club de Tenis en La Plata y mis tías, Vanesa y Valeria, quisieron que jugara de chico, por eso, a los 9 meses me regalaron la primera raqueta y, a los 5 años, ya jugué mi primer torneo”.
Justamente, son sus tías las entrenadoras que han guiado los pasos del sobrino hasta esta instancia, con un breve lapso en el que trabajó junto a Gustavo Luza. “Trabajar con alguien de la familia no es fácil, no lo voy a negar, tenemos nuestros choques, pero eso es justamente porque tenemos esa relación familiar. Pero también sé que esto tiene sus puntos a favor, porque ella me quiere mucho y siempre me va a dar y me va a recomendar lo mejor para el día de mañana”.
En los últimos dos años otros dos argentinos, Axel Geller y Sebastíán Báez, alcanzaron el N°1 del mundo y Thiago acompañó a ambos en parte de esas giras. “Cuando vi que Axel llegó a ser el 1, me puse muy contento y soñé el día mañana poder serlo también, me dije que me gustaría estar en ese lugar. Por eso quise seguir jugando Junior, quería que me vaya lo mejor posible y ser el N°1 del mundo. Ser el mejor en lo que hacés es algo único, son muy pocos los que pueden darse ese lujo”.
Sobre la mesa hay una foto en la que su cara aparece por detrás de su raqueta.
- ¿Qué ves detrás de ese encordado?
Mira con cierta ternura y deja escapar nuevamente una tímida sonrisa. “Veo a un chico muy contento y muy feliz con lo que ha logrado, algo que desde muy chico, por momentos, había imaginado. Pero por momentos no se atrevía a soñarlo, porque sabía que era muy difícil. Hubo muchas veces que, por el tema económico y no por el nivel tenístico, se complicó muchísimo poder viajar”, culmina de describir Thiago, pero comprende que hay un camino que comienza: “Y lo veo, también, esperando que en el futuro, ojalá, le vaya lo mejor posible, que jugar al tenis es su vida y que disfruta cada partido con todo su corazón.”
Se sabe que lo más duro para los tenistas son las giras, esas semanas en las que pasan fuera de casa, lejos de la familia y en los que tienen que alimentarse y distraerse, a veces, como pueden. “Yo como cualquier cosa, no tengo problemas, pero me cuido. Tengo la suerte de poder hacerlo sin inconvenientes, puedo controlarme. Como bien y no me privo de algún chocolate, de vez en cuando, por la noche”, reconoce casi justificando su culpa. Entre sus pasatiempos favoritos, mientras descansa en el hotel, el platense prefiere mucho más escuchar cualquier tipo de música y, también, ver documentales de lugares o históricos que descubrir los lugares en los que está compitiendo. “Me gusta conocer, pero no me gusta mucho salir a caminar y visitar, pero estar en París y no ir a la Torre Eiffel…, no se puede. Lo que pasa es que soy medio pachorra en eso, prefiero quedarme en el hotel descansando, antes que salir a conocer. Aunque varias veces hice el esfuerzo para conocer, porque después digo ‘qué tonto soy’”.
Sin la presión de tener que pensar en cómo juntar el presupuesto anual, el platense sólo piensa, ahora, en tenis. “Desde hace ya dos años que tengo un sponsor que me apoya con dinero para que yo pueda viajar, jugar torneos y pagar a mis entrenadoras, así que de esa situación ya medio me pude apartar, porque no quiero pensar tanto en eso. Es que, a veces, este tema me pone un poco de presión”, reconoce el N°1 Junior que, de a poco, comienza a dejarle paso al profesional. En un circuito tan competitivo, en donde los jugadores buscan un coach de mucha trayectoria o agregar un segundo entrenador, por el momento, Thiago continuará sólo con su tía Vanesa sin otra incorporación técnica. “Estamos bien como estamos, con un grupo muy unido de 3 o 4 personas. Yo me siento muy cómodo así y no creo que sea el momento de buscar a alguien. Vamos a mantenernos de esta manera, por lo menos en la primera mitad del año y después se verá”. Acaba de culminar una etapa en su carrera, cierra una puerta de la mejor manera y se le abre otra con un camino lleno de expectativas. “Terminé una etapa de tres años en la categoría, con mucho aprendizaje y muchas cosas para buenas para el futuro. Ahora estamos organizando la pretemporada con mi equipo, para los próximos días, y tengo previsto jugar el primer torneo del año la última semana de enero (recibirá un wild card en el challenger de Punta del Este). Por eso, es muy importante en este momento la preparación física (la lleva adelante con Martiniano Orazi)”.
Thiago Tirante se tiene fe y se tiene confianza para no sólo vivir del tenis, sino para competir entre los mejores por un título. “Me encantaría que la gente me tenga en cuenta, ojalá pueda llegar pronto. Sé que estoy en un gran nivel y sólo les pediría que me tengan un poco de paciencia, que dentro de un tiempo voy a estar pisando los escalones de arriba”.
PING PONG CON THIAGO TIRANTE
Género musical: rock nacional
Otro deporte: fútbol
Club de fútbol: River Plate
Superficie favorita: Cemento
Condición de cancha: Cubierta
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