Se supone que los policías encargados de investigar a los barras están para desarticular su accionar y sus negocios ilegales y no para fortalecerlos. Claro, cualquier persona que concurre a un estadio y ve actuar a los violentos intuye que hay complicidad de dirigentes y policías para llevar adelante sus fechorías. Pero lo que muchos no suponen es que hombres importantes de las fuerzas de seguridad intervienen directamente en la interna de una barra para garantizar quién debe estar al frente de la misma. Pero esto sucede a menudo y acaba de ser confirmado por la jueza Fabiana Palmaghini, quién validó una investigación de la Fiscalía de Saavedra a cargo del doctor José María Campagnoli y procesó al policía Alejandro Rivaud, quien fue el hombre fuerte de Investigaciones Criminales en el Deporte primero de la Federal y después de la Metropolitana y a los jefes de Los Borrachos del Tablón, Martín Araujo, alias Martín de Ramos, y Matías Goñi, por coacción agravada contra Ariel Pato Calvici, en el marco de la interna en River para ver quién se quedaba con la popular, interna en la que varios hombres de azul jugaron su pleno y, hasta ahora, habían ganado.
La historia es simple: mientras los líderes de la barra (cuyo trípode completaba Guillermo Caverna Godoy, mencionado también en el proceso aunque luego desvinculado) manejaban la tribuna a su antojo y crecían los beneficios, un grupo comandado por el Pato Calvici comenzó a abrir una disidencia por cómo se repartía la torta. Y de a poco fueron sumando voluntades para hacer un golpe de estado en Los Borrachos del Tablón. El rumor que venía creciendo fuerte tuvo su confirmación cuando Calvici fue a pedir el placet a la dirigencia, y ésta puso en conocimiento de los capos lo que estaba sucediendo. Ahí, según la investigación judicial, Araujo y Goñi decidieron usar a sus aliados policías para desarticular la maniobra y mandar a Rivaud a hacer un trabajito.
Como Calvici iba siempre al gimnasio del club, no le iba a resulta difícil al oficial tenerlo en la mira y hacerle entrar en razón a su manera. Según se desprende del auto de procesamiento y gracias a escuchas telefónicas, los barras le comentaron los inconvenientes con Calvici y le manifestaron que había que neutralizarlo. Cuatro días más tarde, el policía llamó a Araujo contándole que el trabajito estaba cumplido y aportando detalles escalofriantes de cómo lo logró. ¿Cómo? Amenazándolo con armarle una causa que según la denuncia inicial era metiéndole “dos kilos de merca y un fierro en el auto”. Tremendo.
“Llegué, fui con dos muñecos más y le digo ¿vos sos Pato Alieri? Algo así. Si, me dice si, le digo “policía, te podés acercar un cachito”, si y ahí vino y ahí arranque viste y le digo te tengo en derecho de admisión, en un juicio, no te rompo los huevos ni a vos ni a todos los otros cacos, y tengo que venir a ver una gilada acá un jueves. Mirá flaco no te equivoques, porque vas preso, fijate por donde caminas, alineate, alineá los patitos porque... Fijate si yo vengo y te hablo es porque no te voy a hacer nada, sino vengo y de acá salís con los grillos puestos, eh, no sé si me entendés, le dije. Y entendió, entendió. Si arrancó con cara de Rocky Balboa con mezcla de Steven Segal y terminó con cara de Nazarena Velez más o menos”, se lee en la escucha a la que tuvo acceso Infobae.
La amenaza parece haber surtido efecto, por lo menos en aquel momento: la barra siguió comandada por la facción oficial hasta la final de la Copa Libertadores del 2018, cuando a Caverna Godoy le descubrieron una fortuna, entradas y bolsones con ropa del club en su casa y entraron todos en derecho de admisión, mientras que Calvici, quien dejó de ir a la cancha tras aquel episodio, intentó tomar la barra por su cuenta y terminó preso.
De cualquier manera, para Araujo y Goñi no son todas malas en la Justicia. Al mismo tiempo que los procesaba por participar en la coacción agravada, la jueza Palmaghini los sobreseía junto a varios dirigentes del club por la presunta reventa de entradas de socios muertos o con edad mayor a 90 años. En esta causa, como los padrones de River insólitamente no estaban depurados, este cronista descubrió que seguían saliendo tickets a nombre de asociados fallecidos o que tenían una edad demasiado avanzada para seguir concurriendo asiduamente a la tribuna Sívori, habiendo casos de presuntos hinchas de 103, 105 y hasta 107 años. Pero la jueza entendió que si bien la maniobra se consumó, no pudo individualizar la responsabilidad de quiénes la llevaron adelante por lo que no encontró material probatorio contra los barras y los dirigentes, y además consideró que no se estafaba al club porque el valor oficial de las entradas que salían a nombres de socios muertos sí ingresaba a la institución. Claro, el negocio era ponerlo después en reventa pero esa es otra historia. En comunicación con Infobae, el fiscal Campagnoli aseguró que apelará la medida y será la Cámara la que decida si hubo o no delito en la causa que bien podría llamarse “la hinchada más longeva del mundo”.
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