"Que la gente se quede tranquila: soy un dirigente deportivo de gestión que lleva más de 25 años a cargo de exitosas organizaciones, clubes y empresas, con ganas de masificar el básquet, ayudar a los clubes y lograr una Confederación Argentina (CABB) más moderna y profesional. Soy una persona abierta al diálogo, que hablará con los jugadores y el entrenador. Entiendo que querían a otro presidente, pero si me dan una reunión, podrán conocerme mejor y saber cuáles son mis objetivos y propuestas. Confío en que todos me acompañen y estén en Tokio buscando una medalla”. Para Fabián Borro ya pasó el tiempo de campaña. Quien será consagrado este jueves 19 como nuevo presidente de la CABB ya no tiene necesidad de militar, presionar y publicar duros comunicados. El triunfo, luego de lograr el apoyo de 14 de las 24 federaciones, dio paso a otra versión, más conciliadora. Para él es hora de acordar, unir y gestionar. Entonces baja el perfil, luego de haber quedado en la línea de fuego durante los últimos días. Buena parte de la Generación Dorada (Ginóbili, Scola, Nocioni y Montecchia), varias estrellas actuales (Campazzo y Laprovittola) y el actual entrenador de la Selección (Sergio Hernández) manifestaron abiertamente su pedido para que Federico Susbielles –el respetado presidente que reconstruyó una CABB en ruinas- fuera reelecto y, de distintas formas, le tiraron tierra a Borro, manifestando “preocupación” y agitando la idea un “regreso al pasado”, en clara referencia a la sospechada conducción del procesado Germán Vaccaro. A tal punto que, por estas horas, se duda de si alguno de ellos podría renunciar, sobre todo el caso de Oveja, el que más se la jugó de todos. No fueron los únicos que atacaron a Borro, actual presidente de la Asociación de Clubes (la AdC, ente que maneja la Liga Nacional y la Liga Argentina) y de la Federación de Capital (FEBAMBA). En redes sociales no han sido pocas las personas que creen que su llegada es un paso atrás para el básquet argentino. Por eso Infobae fue a buscar a Borro para saber por qué siente que pasa eso, cómo hará para convencer a los jugadores y al DT –como hizo con los dirigentes-, cuáles siente que han sido sus éxitos y virtudes en sus otras gestiones y qué tipo de propuestas y prioridades trae para la CABB.
-Primero contale a la gente que no te conoce quién es Fabián Borro y para qué llega a la CABB.
-Tengo 58 años y más de 25 en la dirigencia deportiva. Desde el 2000 soy presidente de Obras Sanitarias y ese mismo año llegué a FEBAMBA, fui vice y desde el 2013 soy el titular. En 2014 comencé en la AdC como presidente y renové mandato de forma unánime en 2018. También presidí la Liga Sudamericana, hoy estoy la Comisión de Competencia de FIBA y soy uno de los creadores de la nueva Champions League de América. Llego a la CABB con el sueño de masificar el básquet, de ayudar a agrandar la base de la pirámide, con la idea de fortalecer a las federaciones, de ayudar a los clubes de barrio que son el eje del desarrollo de nuestra sociedad y con los objetivos de modernizar las herramientas de gestión de la CABB y generar un nuevo modelo de negocio. No vengo a destruir ni a cambiar nada de lo que está bien.
-¿Cuáles son los puntos que rescatás de la gestión Susbielles y cuáles pretendés cambiar, o sentís que no estuvieron bien?
-Principalmente destaco los procesos de Selección, en especial las masculinas. Estuvieron bien, lo dicen los propios actores, los resultados están a la vista. También es rescatable la documentación, los manuales que se han escrito. Se respeta y valora que hayan podido poner la experiencia en manuales, como el Método CABB y el de Minibásquet. Eso nos va a servir para apuntalar lo nuestro, perfeccionar la formación pero sobre una base mayor. Queremos más chicos jugando al básquet, estando en los clubes, haciendo esa vida sana, independientemente si después tienen el talento y la actitud para ser profesionales.
-¿Sentís que desatendió esa parte?
-Seguro. Los clubes de barrio están abandonados. Por parte el Estado, que en estos últimos años no los ha considerado como pieza esencial de la formación ciudadana, los castigó con tarifazos y no le dio atención. También han padecido la industria del juicio y hasta el mundo del básquet le ha dado la espalda. Argentina tiene un sistema deportivo básicamente privado que se sostiene en los clubes de barrio como formadores pero, a la vez, no los atiende. Hoy sobreviven por el esfuerzo de socios y padres. No puede seguir siendo así. Por eso necesitamos fortalecerlos, igual que a las federaciones que los nuclean.
-¿Cómo lograste ganarle a Susbielles cuando quizá, para muchos, era impensado vencerlo hace meses? ¿Cómo convenciste a 14 federaciones? ¿Hiciste muy bien las cosas o las hizo mal él?
-Yo recorrí muchas provincias y ciudades desde hace años, incluso en mis vacaciones, intentando escuchar a las federaciones y sus problemas, a los dirigentes, conociendo la realidad de estos clubes de barrio. Y así, con mi grupo, debatimos ideas. Si vos vas a nuestras reuniones notás el silencio cuando habla el otro. No importa si es de una federación grande o chica. Nos respetamos, aprendimos a disentir y por eso hoy tenemos la representación de casi el 90% de los clubes del país. Así construimos una propuesta deportiva. Armamos un plan ambicioso para poner en valor a los clubes chicos, llevar el básquet a las escuelas y cambiar el modelo económico. No se puede seguir viviendo de aranceles y pases. Queremos otra CABB, de derrame, de ayuda, con herramientas de gestión modernas, relacionando el sector público con el privado.
-¿Te enojó que estrellas de la Selección y el entrenador se manifestaran tan abiertamente a favor de Susbielles?
-No. Dieron sus opiniones, generalmente respetuosas, prefiriendo otra alternativa. La Generación Dorada es patrimonio cultural y deportivo argentino, la Selección es una marca país y yo pretendo que todos juntos sigamos creyendo.
-¿Pero por qué creés que no te quieren? ¿El encono viene desde la disputa del 2014, cuando vos quisiste resistir en la CABB? ¿O es simplemente porque querían mucho a Susbielles?
-Creo que nace desde un desconocimiento a mi persona. Varios de ellos no me conocen y otros sí, como Pepe (Sánchez), Wolkowyski, Hermann, Prigioni, Oberto… Espero que los que no confían en mí puedan darme una oportunidad, de charlar, creo que la merezco porque gané en un acto democrático. Si nos juntamos, estoy seguro que nos vamos a entender. Nosotros acá llegamos para hacerle un bien al básquet y si nos va como pienso, seguro que le irá bien a nuestro deporte.
-Hace unos días el comunicado de tu lista fue duro con los jugadores pero ahora bajás el tono. ¿Cómo pensás acercarte a los jugadores? ¿Pensás viajar a Europa, reunirte con Oveja en breve?
-La prioridad es Sergio, en las próximas horas quiero juntarme con él. Nos conocemos bastante, siempre lo admiré y quise contratar. Pero siempre me ganaron de mano (se ríe). Yo aspiro a que continúe. Confío en que nos vamos a poner de acuerdo. Con los jugadores voy a esperar un poco, no los quiero molestar ahora, en medio de sus torneos... Aunque en enero estaré por Ginebra y seguramente aprovecharé el viaje para intentar reunirme con algunos de ellos y contarles el plan.
-¿Entonces le decís a la gente que se quede tranquila, que no habrá bajas para Tokio? Hay mucha gente ilusionada con esta Selección y lo último que quiere es que alguien se vaya por un directivo...
-Ese es mi mensaje, que la gente se quede tranquila. No voy a tocar nada de lo que está bien. Deseo conversar con todos los sectores, todas las manos que quieran trabajar son bienvenidas. Se necesita la fuerza y la unión del básquet argentino para lograr los objetivos pensados.
-¿Te sorprende que muchos en el ambiente no te tengan fe e incluso digan por redes sociales que tu llegada es el fin de básquet argentino?
-Las redes sociales son crueles, porque hay mucho anonimato y una descalificación gratuita. En lo personal me he ido de las mismas porque necesito estar tranquilo y concentrado para cumplir mis metas. Yo igual sabía que iba a pasar esto, sé que hay intereses ocultos y no tan ocultos, porque yo también toqué algunas quintitas y tuve enfrentamientos por defender mis decisiones. Esto es lo que más me hizo dudar, sobre todo porque podían torcerles el brazo a los dirigentes… Pero, como yo no soy político, no gestiono para la gente sino para los clubes y federaciones, decidí concentrarme en eso y no prestar atención a las redes.
-¿Sentís que no te reconocen casi nada de la gestión en Obras, la Asociación de Clubes y la Federación de Capital?
-A veces pienso qué pasó, si comunicamos tan mal nuestra gestión o qué poco nos hicimos entender... En la AdC nosotros tocamos intereses, tuvimos conflictos, sacamos a gente de su zona de confort y eso trae consecuencias. Pero nuestra prioridad eran los clubes, que hoy están mejor, más sólidos. Nos tocaron los peores cuatro años económicos, pero ningún club abandonó la competencia, como pasaba antes en las crisis del país. Y eso que expandimos la Liga a 20 equipos… Eso es un mérito. Lo mismo que las herramientas de comunicación, marketing y mercado que sumamos. O como la Liga de Desarrollo, el streaming de todos los partidos, el haber sumado mucha tecnología para evitar lesiones, mejorar las estadísticas, el tema de la preparación física y el hincapié en la infraestructura. FEBAMBA es otro ejemplo. Pasamos de 90 a 160 clubes, en Máxibásquet de 34 a 120, en el femenino de 33 a 51. Tenemos una nueva categoría de básquet social con 100 equipos y una llamada “mosquito” para menores de 8 años con 1500 chicos y chicas. Sacamos una aplicación, digitalizamos todo, es una de las federaciones más grandes del mundo y está modernizada. Hicimos mucho para los clubes, los que están en el circuito lo saben, quizá nos faltó llegar a la gente, al espectador medio. O tal vez tengo mala prensa. No sé. Cuando llegué a Obras, el club tenía 120 juicios y 7 pedidos de quiebra. Hoy posee superávit, un club modelo en formación y profesionalización, y un colegio de 1000 alumnos que es uno de los mejores de la Capital. En cada lugar que estuve profesionalicé las áreas. Es difícil realmente pensar por qué no reconocen algo. Hace 39 años estoy en AYSA, fui paso a paso y soy Director de Logística. Algo hice.
-¿Entonces por qué sentís que te atacan tanto? ¿Pensás que es más por tus formas, más ásperas y duras por decirlo de una forma, que terminan tomando mayor dimensión que tu gestión? ¿Y qué les decís a los que no te quieren porque estuviste con Vaccaro, el cuestionado y procesado presidente de la CABB?
-Es difícil entenderlo, yo siempre atendí al periodismo. Nunca me negué y expresé ideas. Con Vaccaro sí estuve: fui vicepresidente tercero por 16 meses, pero querer vincularme a lo que hizo es sólo para tratar de descalificarme. Yo, en esa época, fui a representar a mi federación, nada más. No estaba en posición ejecutiva para tomar o vetar decisiones. Lo que hizo Vaccaro pudo hacerlo solo, o con anuencia de un par y el resto no saberlo. Y no nos olvidemos que hay dirigentes que estuvieron con Vaccaro, antes con Muratore, también con Susbielles y estarán ahora conmigo. Eso no quiere decir, necesariamente, que se pueda poner en duda su honorabilidad o transparencia. Hay que saber qué rol ocuparon.
-Susbielles aceptó la derrota, te deseo suerte y pidió la unidad. Un muy buen gesto. ¿Cómo lo tomaste?
-Hemos hablado, me mandó mensaje de felicitación y lo agradezco. Ya estamos empezando a conversar, esta semana nos juntaremos para realizar una transición ordenada. Yo siento que acá no debe haber ni vencedores ni vencidos. Todos juntos debemos construir el futuro. El jueves asumimos y desde el viernes empezamos, con todos invitados. Por suerte algunas federaciones que no nos acompañaron, como San Juan, Misiones y Chaco, llamaron para felicitar y colaborar. Van a estar.
-Por último: hace poco Susbielles me dijo que el básquet argentino tiene ahora una segunda oportunidad de despegar. La primera, con la GD, se desperdició, y ahora hay un nueva con el boom que se generó con el Mundial. ¿Coincidís? ¿Cómo pensás aprovecharlo?
-Coincido absolutamente. Es otra oportunidad que nos da el destino. Esta nueva selección y su gran Mundial nos sirvió para darnos otra vez una gran visibilidad y los dirigentes debemos estar a la altura. Por eso es importante la madurez y la unidad para lograr una CABB mejor, más moderna, con un modelo que sirva como un faro en el continente. Pero no tengo dudas que esto lo tenemos que hacer todos juntos, desde los dirigentes hasta los jugadores, pasando por los entrenadores. Todos.
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