El 6 de enero de 1932, Boca había conseguido dar la vuelta olímpica como campeón del primer campeonato profesional de la historia del fútbol argentino, el de 1931, al vencer a su clásico rival 3-0 con goles de Alberino, Mutis y Francisco Pancho Varallo, pero fue en el viejo estadio de River de Avenida del Libertador y Tagle. Ya en 1944 pudo dar su primera vuelta olímpica en el Monumental pero enfrentando a Racing, en 1970 volvió a festejar por el Torneo Nacional pero ante Rosario Central, y en 1976, por el Torneo Metropolitano pero ante Unión de Santa Fe.
Para muchos, el Boca del Nacional 1969 fue uno de los mejores equipos de su historia, armado con paciencia por un ex jugador de River como Alfredo Di Stéfano, al que el presidente xeneize de entonces fue a buscar a Madrid en 1968 para ofrecerle el cargo de manager. La idea era que se ocupara de todas las categorías, porque el entrenador de Primera José D’Amico, quien renunció en el verano de 1969, había dejado el camino despejado para que la ex Saeta Rubia se hiciera cargo de los profesionales.
Para ese entonces, Boca contaba con un equipo caracterizado por su dureza defensiva y con jugadores veteranos como Antonio Roma, Silvio Marzolini y Antonio Rattín, pero con paciencia, Di Stéfano fue cambiando todo a lo largo de 1969. En el primero de los dos torneos, el Metropolitano, Boca arrancó con el arco invicto por nueve partidos y recién en el décimo, Vélez pudo convertirle. En la segunda rueda perdió el invicto en la Bombonera ante Chacarita (que sería el campeón) pero la derrota ante San Lorenzo en el Viejo Gasómetro fue el mayor detonante, porque ese día se fueron expulsados los defensores Miguel Nicolau, Roberto Rogel y el volante Rattín, y entonces Di Stéfano tuvo que encontrar una solución en el rendimiento del equipo. Colocó entonces al criterioso Norberto Muñeco Madurga como volante central, con Orlando Medina cubriéndole las espaldas, y con el talentoso italiano Nicolás Novello para devolverle las paredes y ser el cerebro del equipo.
Si bien Boca terminó como puntero del Grupo A, en semifinales tuvo que enfrentar a River como segundo del grupo B en la cancha de Racing, empataron 0-0 y los Millonarios se clasificaron a la final por la diferencia de un gol en el average total del torneo. Luego Chacarita vencería a River 4-1 en la final.
Sin embargo, Boca pudo ganar la Copa Argentina y ya Di Stéfano hizo los retoques que faltaban en el equipo para el Nacional. Rubén Sánchez reemplazó a Roma en el arco, decidió jugar con dos extremos bien abiertos (Ramón Ponde e Ignacio Peña) y un recién adquirido marcador central peruano, plástico y de muy buena conducta, Julio Meléndez Calderón, ocupó el lugar de Nicolau.
Del mediocampo hacia arriba se agregaba el muy habilidoso Ángel Clemente Rojas para abrir las defensas, aunque el veterano Raúl Savoy tuvo que reemplazar a Novello, quien se lesionó ante San Martín de Tucumán y apenas sí pudo estar presente en tres partidos.
Boca arrancó otra vez muy bien en el Nacional, perdió el invicto cerca del final, en la Bombonera, ante San Martín de Mendoza, y llegó a la última fecha ante River en el Monumental con 27 puntos contra 25 de su rival, en tiempos en los que el ganador conseguía dos puntos, por lo que River se veía obligado a ganar para forzar otro partido.
Con enorme expectativa se jugó ese partido por la última fecha del torneo Nacional. Ya a los 2 minutos iba a producirse una jugada como anuncio de lo que vendría, cuando Madurga se cortó solo, enfrentó al arquero José Perico Pérez pero no pudo convertir aunque sí lo haría diez minutos más tarde aprovechando un gran pase al vacío de Savoy. Cuando le salió Pérez adelantó la pelota de cabeza y ya solo con el arco libre, la empujó a la red.
A los 35 minutos, luego de un quite de Rogel, Ponce colocó otro pase en profundidad hacia la derecha y Madurga venció a Pérez (que minutos antes le había desviado brillantemente un tiro libre a colocar) con un remate cruzado y parecía todo terminado, pero tres minutos más tarde descontó Mas, con un remate de media distancia tras recibir un pase corto desde un tiro libre, y a los 22 minutos del segundo tiempo empató Víctor Marchetti con un cabezazo, tras un centro del lateral Pipo Ferreiro desde la derecha.
Los minutos finales fueron dramáticos porque River se encontraba a un gol de forzar un partido extra con 23 minutos por delante, y Boca era campeón con el empate, pero además, River llevaba ya 12 años sin títulos y no sólo había eliminado a Boca en la semifinal del Metropolitano sino que había perdido la final de ese torneo ante Chacarita.
Si bien Boca se cerró completamente, los nervios eran ostensibles y en una mala salida de Sánchez en un centro, Suñé tuvo que sacar una pelota en la línea de su arco tras un córner de Oscar Mas, pero los xeneizes pudieron soportar el asedio local y fueron campeones en un gran festejo en el Monumental.
Muy distinto a la actualidad, los jugadores de Boca pudieron dar la vuelta olímpica, algunos, incluso, con la camiseta de River tras haberla cambiado con sus rivales, y aplaudidos por buena parte del sector de plateas con hinchas locales. Apenas cuando terminó la vuelta olímpica, se encendieron los grifos pese a lo cual, el lateral Silvio Marzolini quiso desafiarlos dando otra vuelta olímpica en solitario.
Ese clásico de 1969 marcó tan a fuego a los hinchas de Boca que poco después de un año más tarde se estrenó la película “Paula contra la mitad más uno”, de Néstor Paternostro, con actores como Héctor Pellegrini, Raimundo Soto y Federico Luppi, y que trata del secuestro del plantel de Boca justo a horas del trascendental partido ante River en el Monumental.
ENTREVISTA A NORBERTO MADURGA
- ¿Qué recuerdos tiene usted de aquel partido en el que Boca fue campeón en el Monumental hace cincuenta años?
- Parece mentira, qué viejos estamos (risas)
- Aunque usted se mantiene muy bien.
- Sí, por el tiempo que pasó, debo reconocer que sí, por suerte. En aquel tiempo se jugaba por dos puntos para el ganador y justo se dio así que nos tocara ante River, que estaba segundo, en la última fecha del Nacional, y aunque hice dos goles, ellos reaccionaron y nos empataron, pero pudimos resistir.
- Fueron veintitrés minutos dramáticos hasta que el partido terminó.
- Es que ellos también se jugaban mucho, pero nosotros teníamos un gran equipo, con mucha técnica y jugadores de muy buen pie. Boca siempre se había caracterizado en su historia por tener equipos de garra, de lucha, pero cuando vino Di Stéfano le agregó el juego. Y nos venía a ver mucha gente que no era hincha de Boca, porque le gustaba cómo jugaba el equipo.
- Siendo Boca, no parece muy normal eso…
- Lo que ocurre es que hacía pocos meses que la selección argentina había quedado eliminada del Mundial de México 1970 ante Perú y la gente estaba ávida de ver buen fútbol y nosotros lo teníamos. Creo que también es por eso que la platea de River nos aplaudió en la vuelta olímpica, porque reconocieron nuestro juego, más allá de todo.
- ¿Cómo vivieron ustedes los días previos?
- En ese momento, el jugador estaba todo el día con el fútbol y uno lo vivía a pleno. Y después de los partidos, también por mucho tiempo. Una anécdota es que la noche anterior yo soñé que convertía un gol y lo grité en voz alta, mientras dormía.
- ¿Cómo fue el festejo del campeonato?
- Fue una locura, de las mayores alegrías que viví como jugador. Cuando terminó el partido fuimos desde el Monumental a dar otra vuelta olímpica a la Bombonera con nuestra gente pero íbamos por las calles a paso de hombre. Era imposible llegar.
- Usted se había perdido un gol increíble en el Superclásico anterior en el Monumental ante Amadeo Carrizo.
- Fue el día de los tristes episodios de la Puerta 12, en 1968, pero no fue como dicen. Ese día, Carrizo atajó todo, pero en una oportunidad, quedé solo ante él, la pelota picó y yo se la quise colocar por encima, de emboquillada, y él, que estaba fuera del área, hizo mano. Pero muchos se tomaron de un medio deportivo que escribió que Carrizo me quiso engañar diciéndome “dámela pibe, que estás en offside” y yo se la entregué. Eso no fue así y si me dijo eso, yo no lo escuché y a esa velocidad, no parece posible tanto diálogo.
- Usted era una de las estrellas de ese equipo de Boca y casi se va a jugar al Cosmos de Nueva York, con Pelé.
- Sí, pero antes, ya Pelé quiso llevarme al Santos. Para mí eso era un sueño. Ir a jugar con Pelé y que me quisiera en su equipo, pero es una de mis grandes amarguras como jugador porque en ese momento, Boca sólo me vendía el pase para que fuera libre y pedía una fortuna. Al año siguiente, me vendieron por menos al Palmeiras.
- En ese tiempo, Boca salía campeón muy seguido y nunca fue vencido tantas veces seguidas por River. ¿Qué cree que sucede ahora?
- Creo que se tienen que dar uno o dos resultados a favor. A Boca llegan muchos extranjeros o gente que hace poco que está y creo que falta el conocimiento de lo que es el mundo Boca. Hay muy pocos referentes, acaso solamente lo es Carlos Tevez. Son rachas, como River la tuvo con 18 años sin salir campeón.
- ¿Cuál es la diferencia a favor de River hoy?
- Que tiene un director técnico surgido de las divisiones inferiores, que sabe lo que es el club y Boca trae siempre DT de afuera, que necesitan tiempo para adaptarse, y con ideas diferentes de juego.
SÍNTESIS DEL PARTIDO:
River: José Pérez; Ferreiro, Miguel Ángel Zurdo López, Recio, Vieitez; Carlos Chamaco Rodríguez,Reinaldo Merlo; Montivero, Trebucq, Víctor Marchetti, Oscar Mas.
Boca: Rubén Sánchez; Rubén Suñé, Julio Meléndez, Roberto Rogel, Silvio Marzolini; Orlando Medina, Norberto Madurga; Ramón Ponce, Ángel Clemente Rojas, Raúl Savoy, Ignacio Peña.
Árbitro: Oscar Veiró.
Goles: 12m y 35m Madurga (BJ), 38m Mas (RP), 67m Marchetti (RP).
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