— ¿Volvés a la jungla del fútbol argentino?
— No es la jungla, ja. Vuelvo a vivir en mi país, que hace 14 años que no lo hago. Vuelvo a reunirme con mi familia, porque hace tiempo que no estoy con ellos y los extraño muchísimo. Y vuelvo al fútbol donde mi inicié, con todo lo que me genera esa situación. Más al llegar a un club como Estudiantes, con el que me siento muy representado en sus formas y en sus valores. Eso ha sido también lo que llevó a decidirme por volver.
— ¿Vos estuviste solo estos dos años en China? ¿Sin tu mujer y tus tres hijos?
— Sí, todo el tiempo estuve solo. Mi familia no fue por la dificultad que representaba cambiar todo, vivir en un país tan diferente en cuanto a su cultura, el idioma... Por las diferentes edades de mis hijos era todo mucho más complejo. Entonces decidimos que ellos se queden y yo atravesara solo esta aventura.
— Seguro que fue duro. Es un país excepcional pero lejano en todo sentido. Y más sin la familia...
— Yo tengo una frase de cabecera. “Podés estar en el mejor lugar del mundo, con las mejores cosas, pero si no tenés con quien compartirlo no tiene sentido”. Es un poco eso, ¿no? Pero me comprometí. Y yo rara vez me echo para atrás cuando asumo un compromiso. Tenía sus ventajas, lógico. Por eso acepté. Y, como sabía de antemano, también tenía la parte dura. Encontrarme muchas en situaciones que no vivía desde la adolescencia. Como vivir solo. O añorar muchas cosas. Más por la diferencia de ya haber formado una familia. Pero pasaron los dos años y la experiencia es muy positiva en todos los aspectos. Estoy muy conforme. Para mí fue un crecimiento haber ido a China.
— La diferencia con la época de adolescente es que ahora tenías plata para el delivery.
— Sí, pero en China no es tan fácil pedir el delivery, ja. La verdad, por mi manera de pensar, yo sé que la vida no es perfecta. Siempre uno debe tomar decisiones. Y en cada decisión tiene que elegir. En su momento la familia me ha acompañado a todos lados. A Brasil para jugar en Corinthians. A Inglaterra para el West Ham y el Liverpool. A España para el Barcelona. Cuando llegó el momento de China la decisión fue “ahora ya no, no es necesario que me acompañen. El sacrificio ya lo han hecho. Esta aventura la empiezo y la termino solo”. Y ahora es el momento de nuevo de vivir en familia, de estar juntos, de poder disfrutar del tiempo que me quede de mi profesión y de otras cosas que no pude durante toda mi carrera.
— ¿Tus chicos y tu mujer que te decían?
— Fue una decisión familiar. Yo no suelo tomar las decisiones por mí solo. Cuando definí ir a China me permitía agarrar ritmo para jugar el Mundial. Con una chance económica muy importante para mí y mi familia. Entonces había que hacer el sacrificio. Lo hicieron ellos volviendo de Europa a la Argentina solos y tratando de adaptarse al país, que no es fácil después de tantos años afuera. Lo hice yo viajando a China sabiendo que tenía fecha de vencimiento. Y hoy estamos hablando de que llegamos a ese momento gracias a Dios. Todos pusimos lo mejor para que el vínculo familiar mantuviera el día a día de la manera más normal posible. Y cada vez que pude en una fecha FIFA, o en un hueco, viajé a visitarlos.
— ¿Fue más difícil de lo que pensabas?
— No. Todo lo contrario. Yo iba preparado para que fuera pesado. Pero me trataron muy bien. La gente del club me ha dado la posibilidad de que pudiera desarrollarme. Obviamente, con su cultura, con sus costumbres, con su idiosincrasia. Yo también me comporté así. El saldo es positivo. Lo duro fue no estar con la familia. Hay cosas que no se recuperan en la vida. Y es el tiempo. Eso pesó para volver. Ya está. Era el momento y ya no había más qué pensar.
— ¿En lo futbolístico cómo fue pasar del Barcelona al Hebei Fortune de China? Suena a un shock fuerte.
— Pasar de Barcelona a cualquier equipo que no esté entre los mejores cinco del mundo ya es un cambio. Más ir a otro país, a una liga relativamente nueva, que no llega a los 20 años de fútbol profesional. Pero también estaba de mi parte colaborar para que la liga siga creciendo. Hoy puedo decir que me voy, pero seguramente en el futuro colaboraré con el club. Quieren que sigamos teniendo una relación y veremos cuál es el marco que le podemos dar. Todo lo que sea contribuir para mejorar el club y una liga que año tras año seguirá invirtiendo para mejorar me parece bueno. Después, las diferencias están. Uno debe tener los pies sobre la tierra y adaptarse. Si vos pensás que llegar a China a nivel organizativo será igual igual que la élite de Europa es un error. Por eso mismo contratan a jugadores y entrenadores de allá para nutrirse de esa experiencia.
Javier jamás sacó la chapa de Mascherano. Fue capaz de pararse firme contra dos belgas que le sacan dos cabezas con rulos, foto histórica del Mundial 2014. De desgarrarse lo que más duele para cruzar a Robben en el área y evitar un gol de Holanda en Brasil, el mes que fue meme positivo con la Selección. Igual él siempre se manejó igual. Líder respetuoso, humilde, con una autocrítica feroz. ¿O no es también inolvidable su llanto después de perder la final de la Copa América de Chile 2015 y su declaración “tal vez el problema sea yo”? Tal vez ahora venga el tiempo del reconocimiento que la Selección ha ahuyentado para futbolistas fantásticos de su generación. Un tipo cualquiera no debuta con la camiseta argentina antes que en River. Un jugador normal no es elegido durante casi ocho años por el mejor Barcelona de la historia, donde es uno de los cinco extranjeros que más partidos ha jugado junto a Messi, Dani Alves, Cocu y Koeman. Un perdedor no se lleva dos medallas de Oro con la Selección en Juegos Olímpicos (2004 y 2008), no juega una final de Mundial ni es el capitán de Argentina elegido por Maradona hasta que la cinta cae en el brazo de Leo. Ese pack acaba de incorporar Estudiantes para jerarquizar a su equipo y al fútbol argentino. Aunque Javier, en la hora de entrevista con Infobae, no hable como si fuera Mascherano. Pide ser uno más, se autoexige para competir y es feliz porque no mató al jugador antes de tiempo...
— ¿Cuándo surgió Estudiantes?
— Estudiantes surgió hace un año. Se mantuvo mucho tiempo en secreto. Muy raro. Esa también es una gran virtud del club. Y de los dirigentes, en este caso de Sebastián (Verón) y de Agustín Alayes, que son quienes más cerca están del fútbol profesional. Nació con algunas llamadas... Ellos tenían ganas de que yo llegara un tiempo antes. Por mi contrato y por un compromiso moral con el club chino no había manera de adelantar los plazos. Entonces seguimos hablando. Hasta que llegó un momento que era un tema más familiar mío. Tenía que decidir yo. Era “¿dónde queremos vivir? ¿Nos quedamos en la Argentina o vamos a otro lado?”. Al final la decisión familiar fue vivir en la Argentina y ahí cerré con Estudiantes.
— ¿La otra chance era vivir en Estados Unidos?
— Sí. He tenido ofertas de Estados Unidos, de Qatar, inclusive algunos sondeos de España. En un momento la idea era ir con la familia a Estados Unidos. Después decidimos que lo mejor era la Argentina.
— ¿El primero que llamó fue Verón? Ustedes fueron compañeros en la Selección de Basile y Maradona.
— A principio de año, en marzo, cuando Gaby Milito se hizo cargo del equipo ya empezó a contactarme. Antes Mariano Andújar me tiraba “¿cuando termines en China por qué no pensás en venir a Estudiantes?”. Y enseguida apareció Sebastián. Me empezó a llamar casi en simultáneo con Gaby. Y a interiorizarse de cuál era mi situación, mi contrato...
— Fue clave entonces que sostuvieran a Milito. Hace algunos partidos hasta lo silbaban los hinchas...
— Sí. Hay varias situaciones clave. Como se lo hice saber a Sebastián, hay muchas situaciones que voy conociendo del club y me parecen muy positivas. Como tener un proyecto a medio-largo plazo y que se sostenga más allá de los resultados. Algo que a veces en la Argentina no es fácil. Los resultados son importantes en el fútbol, lógico. Pero también estar convencido hacia dónde vas. En ese sentido, por lo que vi y escuché, porque aún no vivo el día a día, Estudiantes es así.
— Ya hablás, como hacen los jugadores identificados con el club, de “los valores de Estudiantes”. ¿Qué te llegó? En el club se habla mucho del sentido de pertenencia, de la familia...
— Cuando vi lo que hicieron en el funeral de Cacho Malbernat, en el del Tata Brown, sentí que son cosas que lo hacen diferente a Estudiantes. Los dos despedidos en la sede del club por miles de hinchas fue algo muy fuerte. Desde afuera uno lo ve como algo mucho más familiar que un club profesional normal. Y después, todo lo que pasó con la inauguración del estadio. Además tengo la posibilidad de conocer gente que ha sido muy importante en la historia del club y puedo consultarles cosas. Me van contando y eso en algún punto me hace sentir contenido a mí también. Es algo que uno busca. Que después de tantos años pueda llegar a un club y tener una cierta contención.
— Hablando de gente importante de Estudiantes que conocés, fue muy emotiva la bienvenida de Alejandro Sabella. Y también tu posteo de “espero verte pronto, Maestro”.
— Sí. Yo hablo seguido con Alejandro. Mantuve el contacto con él, con Claudio Gugnali, con el Profe Blanco. Por las distancias y los compromisos se me ha hecho difícil visitarlos. Pero en este tiempo que pasaré en La Plata trataré de cubrir ese saldo pendiente de todos estos años. Alejandro fue el técnico con el que más he conectado sentimentalmente en toda mi carrera. Con otros entrenadores he tenido una muy buena relación. Me he enriquecido muchísimo, porque tuve técnicos grandísimos. Pero con él me une un lazo mucho más afectivo. Que ha perdurado en el tiempo. La muestra de afecto y de respeto es recíproca. Y va más allá de un ex entrenador que tuve.
— ¿Pesó también la idea de que Andújar sea ayudante tuyo cuando te largues como entrenador?
— La idea es que si el día de mañana decido entrenar, él esté en el grupo del cuerpo técnico. El rol no lo sabemos. Veremos. El fútbol da tantas vueltas. Primero tengo que decidir yo qué voy a hacer de mi vida...
— Aunque se entiende por qué elegiste Estudiantes, uno se puede preguntar “¿por qué no River? Si Mascherano salió de ahí”.
— En los últimos tiempos no he tenido la posibilidad de charlar con la gente de River. Y no creo que ninguna de las dos partes deba forzarlo. Es verdad: en dos o tres oportunidades he hablado con Enzo (Francescoli) y con Rodolfo (D’Onofrio) para volver. Fue hace tiempo, cuando estaba en Barcelona. En ese momento yo creí que no era el momento. Mis proyectos eran otros. Y ahora los planes del club como los míos son distintos. Tampoco hay que darle demasiada vuelta. Mi afecto por River siempre va a estar porque es la institución que me formó como jugador. Eso no implica nada. Simplemente que el momento que yo decido volver, las condiciones están dadas para hacerlo a Estudiantes. Que es el club que me dio la posibilidad. Que me habló desde hace mucho tiempo. Y listo. No hay que hacer ninguna historia rara. En definitiva, somos profesionales y nos vamos adaptando a diferentes circunstancias. Que pase así es lo más sano...
— ¿Por qué lo más sano?
— Porque lo más sano es lo que se da naturalmente. No hay que forzar las cosas. Estudiantes se dio de una manera natural.
— Quizá hace cuatro años podías decir “yo estaba esperando el llamado de River”. ¿Ahora lo esperabas o querías otro tipo de ruido en tus últimos años?
— No. No esperaba nada porque hasta hace un mes yo no sabía qué iba a hacer de mi vida. Entonces no podía estar esperando el llamado... Y en el momento que me decidí a volver a la Argentina preferí Estudiantes, aunque había otras opciones del fútbol argentino que no voy a decir porque no tiene sentido. Había tres o cuatro clubes más. Ahí me pareció que por el tiempo que llevaba hablando con Estudiantes, porque ya había una conexión diferente, y porque es un club que me genera mucha inquietud por muchas cosas que me representan, debía elegirlo. No mucho más que eso. Quiero ser claro porque no me gustaría faltarle el respeto a nadie. En este momento que decidí volver, Estudiantes es el equipo que reunía todas las condiciones con las que yo pienso que me voy a sentir bien.
— Le ganó a ese sueño que tenías de retirarte en Central.
— A ver... Central siempre ha estado en mi cabeza. Sobre todo por la cercanía, porque uno tiene familia que simpatiza, pero la verdad es la realidad. Hace tiempo que volver era Estudiantes.
— ¿Sentís que al volver vas a tener el reconocimiento general que se perdió en los últimos tiempos de la Selección? En el Mundial 2014 fuiste el héroe. Después llegaron las críticas.
— No pienso en eso. Yo llego con la expectativa de competir. De ser yo mismo. De dar lo mejor de mí. De aportar todo lo que pueda y ayudar al equipo. Y sobre todo, como decía, a competir. Al fin y al cabo por eso sigo jugando a los 35 años. Por eso también me tomé mi tiempo para saber cuántas ganas tenía de seguir compitiendo. Como esas ganas están intactas, le metí. Voy a ser uno más y a competir como lo he hecho en toda mi carrera. Bien o mal, siempre traté de competir.
— ¿Qué estás viendo del fútbol argentino? Es fácil imaginar que estás mirando todo...
— Sí, lo veo hace rato. Acá hay tiempo de sobra para mirar fútbol. Básicamente el fútbol argentino tiene una complejidad alta. Uno ve con la intensidad que se juega, lo difícil que es imponerse. Está todo muy parejo. O sea, sé la dificultad que me va a generar para volver, jugar e imponerse. Pero es un desafío más que lo tomo con mucha ilusión. Ojalá esté a la altura. Es lo que único que espero. Estar a la altura de la confianza que me dio Estudiantes para contratarme.
— ¿Qué equipo te gusta además de River, el más elogiado de todos?
— River en los últimos años ha dominado, obvio. Sobre todo a nivel internacional. En el plano local, tal vez por abocarse a las Copas, lo dejó de lado. Pero este año se lo nota más enfocado. Después hay equipos que son interesantes. El Argentinos de Dabove. El Vélez del Gringo (Heinze) ha tenido un progreso terrible. En su momento fue Defensa. O el Racing del campeonato pasado, cuando salió campeón. Y también la aparición de Tigre... Lamentablemente por el hecho de haberse ido al descenso no pudo seguir con esa línea que traía en la Superliga. Porque son campeonatos diferentes. El Ascenso se juega de otra manera. Mismo Lanús con Zubeldía. Y Estudiantes empezó bien, tuvo un tramo de partidos donde no se le han dado resultados pese a merecer más. Y ahora está despegando de nuevo.
— Llegás a una ciudad revolucionada por Maradona DT de Gimnasia. Se fue, volvió y dijo que se queda.
— Sí, lo voy siguiendo. El hecho de que Diego haya vuelto al fútbol argentino antes que nada es la posibilidad de que tenga ese reconocimiento que durante mucho tiempo no le pudieron dar. Agarró un equipo que ya estaba comprometido con los números pero ha tenido partidos en los que jugó a muy buen nivel y consiguió resultados. Y vi otros partidos que no ganó pero ha mantenido el nivel. El fútbol argentino es inusual en comparación con otras ligas porque es todo muy parejo. Ves resultados que en la teoría te sorprenden pero no en el análisis del juego.
— ¿Cómo viste a la Selección con el cambio de estilo en el volante central? Durante años jugaste vos y ahora está Paredes, que es un enganche que se reconvirtió en 5.
— A la Selección la veo muy bien. Suelo hablar bastante con Leo Scaloni y siempre le digo lo mismo. A medida que pasa el tiempo se ve mucho más el progreso, el crecimiento. Es lógico porque hay jugadores en ese recambio que empezaron a jugar y hoy en día tienen su experiencia. Sus 15/20 partidos en la Selección. Así van teniendo mucha más confianza. Leandro lo está haciendo muy bien. La verdad es otro estilo de juego al mío, lógicamente. Él tiene muchísima más técnica que yo, es otro tipo de jugador. Pero que se ha asentado muy bien en ese puesto y ha conseguido con los internos, tanto con De Paul y con Lo Celso, o el Huevo Acuña, tener los apoyos como para tener más contención a su lado.
— ¿Ves como una tendencia ese tipo de volante? Se discute mucho el 5 de marca contra el 5 de juego.
— No es una tendencia. Es una cuestión de gustos. Y cada entrenador tiene su estilo. Me parece perfecto. Eso es así. Hay quienes les gusta jugar con un volante más de corte defensivo, como puede ser Brasil que juega con Casemiro. O ahora empieza a tener más minutos Fabinho. Son de equilibrio pero obviamente no son para nada negados técnicamente. En el caso de Leandro es un jugador del que yo siempre decía lo mismo: te entra mucho por los ojos porque tiene una técnica muy refinada. Muy pura. Y eso lo lleva porque anteriormente era un volante ofensivo. El jugador de elite, como es el caso de Paredes, es capaz de adaptarse a diferentes circunstancias y a distintos puestos. Por eso mismo después de un tiempo prolongado se adaptó y se quedó con ese lugar en la Selección.
— Apenas llegaste al Barcelona declaraste “con Guardiola incorporé la otra faceta del juego, antes pensaba solo en marcar”. ¿Cuánto influyó él en vos?
— Guardiola me cambió la visión del juego. Yo en Inglaterra era un jugador de corte defensivo. Cuando el equipo tenía la posesión de la pelota prácticamente me desligaba del juego. Claro, cuando llegás al Barcelona, donde lo primordial es la posesión y la tenés en un 70 por ciento del partido, tu función debe cambiar. Tenés que ser parte de un engranaje y de un modelo de juego. Eso me permitió empezar a aprender. A formarme de esa manera. Por eso digo que el talento también se entrena. Obviamente que hay gente más talentosa que otra. Y si un jugador con talento sigue entrenándolo tiene más capacidad para resolver situaciones. Pero inclusive los que tenemos menos talento lo podemos entrenar y ver el progreso.
— ¿Guardiola es el mejor de todos?
— Sí. Para mí no hay dudas de que Pep es el número 1. Por todo lo que representa.
— ¿En qué ves que le saca ventaja al resto?
— En todo. Que se entienda: no quiero ser irrespetuoso con los entrenadores que no conozco. De los que yo he tenido es el mejor. A Klopp no tuve la posibilidad de conocerlo, me lo he cruzado una sola vez. Pero Pep en su idea, en su manera de transmitirla, en su manera de vivir el fútbol, es el distinto. Y en el juego posicional, que hoy en día es para donde evolucionó el fútbol, es el que mejor lo entiende.
— ¿Te mando algún mensaje Messi cuando se enteró de que venías a Estudiantes?
— No, hace rato que no hablo con Leo. Con todo esto de las distancias no he podido hablar con él. En algún momento nos volveremos a encontrar. Ahora cuando empiecen las Eliminatorias habrá chances de verlo. De caer en el predio de la Selección, tomar unos mates y molestar un ratito.
— ¿Fue cierto que hace unos meses, cuando Chiqui Tapia viajó a China, te ofreció que te sumes al cuerpo técnico de las Juveniles o estar en la Selección de algún modo?
— Sí. Estuvimos hablando de eso. No sobre un cargo específico. Sí para poder sumarme a la Selección. En un momento lo pensé, aunque sinceramente hoy todavía tengo ganas de seguir jugando. Igual lo hablamos. Me une una muy buena relación con Chiqui y le he agradecido. Es un orgullo que se piense en que yo pueda aportar desde algún lado a la Selección. Veremos más adelante. No quiero matar al jugador antes de tiempo. Quiero que el jugador muera cuando tenga que morir.
— ¿Proyectás cuánto tiempo más vas a jugar? ¿Por cuánto será el contrato con Estudiantes?
— No quiero decir que voy a jugar un año y medio porque después termina siendo un poco menos. O un poco más. A día de hoy no hay nada firmado. Es importante que quede claro. No nos sentamos a hablar de lo técnico del contrato. Hay un acuerdo de palabra de que voy a jugar en Estudiantes pero sinceramente la parte formal ni siquiera la hablamos. No es lo más importante para mí. Le di mi palabra, que para mí es lo más importante.
— ¿Te lo imaginabas a Riquelme vicepresidente de Boca?
— Román es una figura muy importante en el mundo Boca. Es el máximo ídolo en la historia del club. Y si el deseo de él es colaborar desde adentro y encuentra este rol en la política, bienvenido sea. Le hace bien al fútbol argentino que puedan contribuir jugadores que han tenido la trayectoria de Román, lo mismo que Sebastián. Ellos se nutrieron de cómo se manejan en Europa. Conocen mucho. Es un paso hacia adelante para el fútbol argentino.
— Verón te pudo convencer para Estudiantes. Román con Boca no tenía chances si lo pensaba, ¿no?
— Noooo. Ja. Obvio que no. Ninguna posibilidad. Lo digo con todo el respeto que le tengo a una institución como Boca. Tengo muchos amigos que tienen que ver con la historia de Boca, otros que son hinchas de Boca. Pero por el cariño al lugar donde me he criado, donde me he formado, es imposible que tanto ahora como en el futuro pueda estar relacionado con Boca. No tengo nada en contra. Junto con River son los dos clubes más grandes de la Argentina y uno de los más grandes del mundo. Pero no hay puntos en común entre Boca y yo.
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