Roger Federer se siente cómodo en Argentina. Casi como en casa. “Cada vez que vengo aquí es súper especial”, dijo, una vez que terminó la exhibición que brindó junto a Alexander Zverev en un Parque Roca abarrotado. El suizo, de 38 años, perdió 7-6 y 7-6 ante el alemán, que reemplazó al lesionado Juan Martín del Potro. Pero el resultado fue una anécdota. Su magnetismo bastó para dejar embelesados a todos los fanáticos que se trasladaron al Sur de la Ciudad de Buenos Aires para vibrar con los golpes que maravillan en cada transmisión de TV. Su talento y carisma dejaron varias perlitas de su segunda visita a nuestro país (la anterior había sido en 2012). E hicieron las delicias de los aficionados del tenis; muchos de ellos famosos, como Gabriel Batistuta, Hernán Crespo o Juan Román Riquelme.
En la previa, el ex enganche de Boca y actual candidato a vicepresidente en las elecciones del club por la lista de Jorge Amor Ameal, estuvo con Roger en los vestuarios. El suizo había declarado sobre su conexión con Wimbledon (ganó ocho títulos en el Grand Slam sobre hierba): “Es cierto que me siento muy conectado con ese lugar, es como mi patio... Algo así como es la cancha de Boca para Riquelme. Estuve en la cancha de Boca con Batistuta algunos años atrás, Juan Martín (Del Potro) también estaba, fue genial, fue lindo de ver. ¡Así que estuve en el patio de la casa de Riquelme...!”. Pues bien, Román le devolvió la gentileza con su visita y le regaló una camiseta de Boca. Y, en el contacto con los fanáticos, Federer le copió el Topo Gigio. Sintonía plena entre ellos.
Hubo más: en el inicio del segundo set, cuando por los altoparlantes sonaba “We will rock you”, de Queen, la leyenda ensayó un baile que hizo delirar a las tribunas. Lo mismo sucedió cuando se cambió la remera en pleno court: allí sonaron algunos silbidos y elogios.
En pos de abonar al show, Federer tuvo su momento de peloteo con un niño, que le sostuvo el golpe por golpe con hidalguía. Y hasta le faltó el respeto... Porque lo atrajo a la red y sacó un globo que sorprendió al propio Roger, que devolvió con una sonrisa.
Zverev también hizo lo posible para ganarse el afecto del público argentino. Además de haber pedido en la conferencia previa la presencia de Maradona, el N° 7 del ranking ATP lució unas zapatillas especiales. Las mismas tenían la ilustración del glaciar Perito Moreno y los colores de la bandera. En Chile había hecho algo similar, aunque en su calzado aparecían las cabezas de la Isla de Pascua.
Y hablando de Maradona... El Diez cerró a toda orquesta la jornada. Apareció en pantalla gigante, a modo de sorpresa, con un mensaje grabado para el huésped de lujo. “Hola maestro, máquina, máster, fuiste, sos y serás el más grande. No hay otro que pueda asomar. Quiero que cualquier problema que tengas en el país me llames y me digas lo que necesitás. Un beso a tu señora y a tus hijos”, le dijo Diego... Y le arrancó otra sonrisa.
Para el final, reparto de pelotas, selfies, besos y autógrafos. “Fue muy lindo conocer a Riquelme, es una leyenda. Argentina es pasional en todos los deportes, pero más en fútbol, por Messi, Maradona, Riquelme. Vi a Diego también un par de veces, figuras como él son inspiradoras”, dijo, tan feliz como quienes tuvieron la suerte de verlo jugar en vivo y en directo en Argentina.
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