En un rincón, Pablo Bebote Álvarez. En el otro, Ariel Holan. Dos hombres que fueron protagonistas de una de las historias de dinero, acción y mafia más impactantes de los últimos tiempos. Con funcionarios judiciales sospechados, policías que hicieron juego doble y una dirigencia de la institución lejos de ser impoluta. Todos los ingredientes para una serie de Netflix se mezclaron en el caso Holan que llega ahora a su round final: este miércoles comienza el juicio al ex líder de la barra brava de Independiente por la tentativa de extorsión al entrenador, ocurrida en octubre de 2017, cuando según el proceso en marcha le exigió 50.000 dólares para que la barra viajara al Mundial de Rusia, so pena de sufrir las consecuencias en caso de negarse. Desde ese momento y hasta el mes pasado, cuando consiguió el beneficio de prisión domiciliaria, Bebote estuvo detenido porque también se le acumuló la causa por asociación ilícita en Independiente. Ahora de ser encontrado culpable enfrenta una pena que puede llegar a los cinco años de prisión, con un mínimo excarcelable de dos años y medio. Y eso se decidirá en el Tribunal Oral 5 de Lomas de Zamora, que escuchará a 53 testigos antes de dar su veredicto. Y la fiscal es Mariana Monti, quien parece convencida de la culpabilidad: no aceptó cambiar el juicio por una probation y va por todo.
La historia entre ambos había comenzado apenas Holan asumió como técnico del club. Había pasado un mes de la firma del contrato cuando Bebote Álvarez junto a un grupo de barras se presentó en la concentración del Rojo en Mar del Plata, subió hasta el cuarto piso del hotel sin que la seguridad lo detuviera y le explicó a Holan cómo se manejaban las cosas en el Rojo. Enterada, la Agencia de Prevención en Violencia en el Deporte de la Provincia radicó la denuncia judicial. Holan habló con la dirigencia, encabezada por la familia Moyano, quienes minimizaron la situación. Holan entonces desistió de ratificar lo sucedido en sede judicial. Meses después volvería a sufrir una situación embarazosa: en mayo, mientras esperaba un partido de Copa Sudamericana en Perú, el entrenador vio cómo Álvarez ingresó con seis barras en el hotel y le explicaron de manera poco amigable que si no financiaba “la fiesta” habría problemas. Fue tal el alboroto que debió intervenir el Consulado argentino. Pero por temor y consejo de la dirigencia, Holan volvió a tomar el camino de no denunciar.
Paralelamente, el inefable Bebote seguía sumando poder. Según la causa que se instruye por asociación ilícita, la dirigencia le aportaba ya más de 1.200 entradas y presuntamente se hacía cargo del pago que les correspondía a los jugadores para el viaje de la barra al Mundial. “Lo del técnico lo tendrás que arreglar vos”, le dijeron. Y el 19 de octubre, Bebote accionó en esa dirección. Fue hasta el entrenamiento en el predio de Villa Domínico y esperó pacientemente a la salida. Ese día, Holan no había llevado su auto, sino que se retiró en el de su ayudante de campo, Javier Tellechea. Bebote, con informantes dentro del predio (en Independiente acusan a un ex vicepresidente) obtuvo el dato y a 70 metros paró al vehículo. Estaba con otros cuatro barras más una moto de acompañamiento, según los videos aportados a la causa. Se subió a la parte trasera del auto y según Holan lo obligó a él a pasarse a esa zona y allí se produjo la extorsión. Álvarez reconoce el encuentro, pero asegura que no fue una extorsión ni amenaza, sólo un pedido de colaboración sin ulteriores consecuencias. Fueron 20 minutos de viaje donde según la denuncia Bebote esgrimía la siguiente frase: “Acá aportaron todos los técnicos que pasaron, vos no vas a ser la excepción”. Cuando lo dejaron ir, Holan ingresó al club El Progreso, donde según los parroquianos minutos después entraron dos barras en forma intimidante. El técnico en su declaración en Tribunales dijo no sentir miedo por él, sino por su familia y la de sus colaboradores. Y por eso tuvo custodia policial durante todo este tiempo. Bebote dice que todo fue una cama de los Moyano para sacarlo del medio. “Yo lo que le pedí es una colaboración, y como se lo dije a Holan o a cualquiera al que le pido una colaboración, no tiene obligación; si quiere colabora y si no quiere no", le dijo Alvarez a Infobae en febrero de 2018. Y apuntó: “La amenaza fue la apretada de los Moyano; si no me denunciaban a mí por extorsión y secuestro, lo iban a denunciar a él por financiar a la barra e iban a arruinar su carrera”.
Lo cierto es que todo se debatirá a partir de mañana con 53 testigos en los estrados. “Ariel sabe lo que ocurrió y se va a mantener en sus convicciones. Para nosotros y para la fiscal está probado el delito”, le dijo Víctor Varone, abogado de Holan, a Infobae. “Acá, como lo explicó Álvarez, hubo sólo una invitación a colaborar. Y nada más. Esta es una causa armada y se va a caer cuando los testigos cuenten la verdad y cómo operó el poder político para meter preso a mi cliente”, afirma Alejandro Pérez, el abogado de Bebote. El final, por lo visto, está abierto. Pero dado el tiempo que transcurrió en la cárcel, salvo que le den el máximo, aun si es condenado Bebote seguirá libre. Porque además ya no le corren antecedentes por reincidencia, ya que su última condena cumplida data de 2004. Pero si la Justicia le baja el martillo, el antecedente pesará, y mucho, para la otra causa que tiene en vilo al poder: la de asociación ilícita, donde, entre otros, está imputado Pablo Moyano.
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