Borrachos de poder y de sangre. Así podría llamarse el nuevo capítulo de la serie de Los Borrachos del Tablón, una producción de violencia, mafia y negocios ilegales en el mundo del fútbol. Esta vez el escenario fue el estadio de Lanús, en la previa del cruce entre River y Godoy Cruz, por la Copa Argentina. Esta vez, por milagro y el dato a tiempo, la Bonaerense logró desbaratar una batalla que prometía dejar víctimas fatales.
Porque a las seis de la tarde, cuando una facción disidente de la barra del Millonario se acercaba a la cancha con la intención de copar la tribuna, la Policía dio con toda la facción de Budge parapetada para atacar por sorpresa. Armas de fuego, una con silenciador, otra con percutor a repetición, decenas de municiones y armas blancas anticipaban lo peor. Eran más de 40 decididos a todo para que sus rivales de tribuna no ingresaran al estadio. Estaban liderados por el actual jefe de la barra, Alejandro Medina, alias Ale de Budge, y su hijo Brian. Ambos tienen condenas por violencia en el fútbol y Medina chico fue demorado, por ejemplo, el mes pasado en Paraguay, en el partido de vuelta contra Cerro Porteño. Pero nada parece detenerlos para mantener el poder en una barra donde con sólo encender una chispa, la bomba explota. Por ahora están detenidos en seccional de Lanús Segunda. La Justicia suele largarlos con celeridad. Veremos qué hace esta vez, con las pruebas en la mano. Como saldo del operativo, hubo más de detenidos y en la continuidad del mismo encontraron más armas en vehículos estacionados en los alrededores del estadio Néstor Díaz Pérez. Luego, el número de detenidos superó los 100, por el agregado de los demorados por resistencia de autoridad y posesión de entradas truchas.
Para entender la situación hay que remontarse a la semana pasada. Desde hace siete días corría el rumor que decía que la vieja barra de River, liderada por aquellos que tomaron el poder en los 90 y lo mantuvieron hasta 2007, volvía a la popular esta noche. Un rumor que muchas veces la realidad desmintió, pero esta vez era cierto: a media tarde, un grupo de 200 empezó a caminar por las calles de Lanús enarbolando una bandera que decía "Nosotros somos la historia". Al frente iban entre otros el Zapatero Flores, el Clon Hernán y Saviolita Núñez, quienes aglutinaron históricamente a la gente de Constitución, Flores, Palermo, Hurlingham y otros barrios, y cayeron en desgracia entre 2007 y 2015. Por primera vez, tras más de una década, decidían que era el momento. Y que este partido contra Godoy Cruz era el ideal para copar la tribuna. Porque la oficial tiene prohibido el acceso desde la final de la Copa Libertadores frente a Boca, y porque el match no era en el Monumental, donde River decidió no vender ni entregar un ticket a los barrabravas.
Aquí, en la Copa Argentina, la organización no es tan puntillosa. Y con tarjetas de crédito, fueron sacando de a cuatro los ingresos para el encuentro de esta noche. Cuando llegaron a las inmediaciones del estadio, fueron requisados por la Policía. Cada uno tenía su entrada y los que tenían derecho de admisión, se apartaban. Como no les encontraron alcohol ni armas, los dejaron seguir. Los líderes aseguraron que iban en son de paz, algo que deberá comprobarse cuando ruede la pelota y en los próximos días, porque en el mundo barra la fábula del escorpión es por demás conocida. Pero los que estaban preparados para la guerra los esperaban ansiosos.
Desde el cacheo hasta el lugar donde se hubiese producido el tiroteo, había tan solo 400 metros. Cuando la disidente avanzó 100, alguien dio la orden de alto. La Aprevide tuvo el dato de la emboscada y fue en búsqueda de los de Budge. Y pudo parar el enfrentamiento. Pero la situación es tan frágil que habrá que estar atentos. Se viene la semifinal de Copa Libertadores con Boca que preanuncia un negocio gigante. Y hay gente decidida a matar y a morir para quedarse con eso
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