El día de su debut oficial con el buzo de Gimnasia La Plata, Diego Maradona se levantó a las 7 de la mañana. Le ofrecieron el carrito de los lesionados para movilizarse, pero lo desechó. Aunque el banco de suplentes tenía un asiento cómodo, acolchado, con respaldo, para que desde allí observara el encuentro ante Racing y diera indicaciones, pocas veces se ubicó al lado de Sebastián Méndez, su ayudante principal. Prefirió mantenerse de pie, activo, gesticulando. Celebró con vehemencia el gol del Lobo (rodeado por su cuerpo técnico), resopló y se lamentó repetidamente ante las oportunidades dilapidadas y se marchó al vestuario de la misma manera que entró al campo de juego: caminando.
En la primera jornada de entrenamientos post 1-2 ante la Academia, el plantel de Gimnasia se entrenó bajo la tutela del Gallego. Maradona se ausentó con aviso: encaró un doble turno de tareas de kinesiología supervisadas por Diego Eyrachet, el cirujano que le colocó una prótesis en la rodilla derecha el pasado 24 de julio.
Claro que las sesiones de trabajo llegaron acompañadas de un reto: los profesionales que atienden al Diez le advirtieron que no debe sobreexigir su rodilla como lo hizo el domingo. Y le indicaron que no puede permanecer parado todo el encuentro y, menos aún, saltar, detalle que observaron en más de un tramo del encuentro. El sobrepeso que acarrea, en una acción de alto impacto para la rodilla como un salto, propone un doble problema, más allá de que desde que se operó Diego ya perdió cinco kilos.
Obstinado y totalmente metido en la posibilidad que le dio Gimnasia y en el plan para dejar al club en Primera (se encuentra último en la tabla de los promedios), Maradona les aseguró a los médicos que no le dolió la rodilla tras el esfuerzo del domingo. "Tampoco lo va a aceptar", comentaron entre risas los que lo conocen.
Ayer volvió a ver el partido completo ante Racing: quedó conforme con la actitud de sus dirigidos y apuntó los errores que propiciaron la derrota. "Hay que trabajar", les dijo a sus íntimos, con optimismo. Eso sí, deberá tomar recaudos extra con la rodilla, porque los médicos que lo atienden armaron un VAR casero, desde el cual lo siguen con detenimiento para protegerlo de la sobreexigencia.
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