No pudo alzar el trofeo, pero hizo historia: la selección argentina de básquet cayó 95-75 ante España en la final del Mundial de China, pero el tropiezo no tapa el recorrido de un equipo que conmovió a los fanáticos del deporte y superó a rivales que, a priori, eran candidatos al título, como Serbia y Francia. Por eso, el segundo puesto fue tomado por el plantel, los hinchas y los especialistas, como un premio y no como un castigo, a pesar de la ilusión trunca de repetir el título de 1950.
Luis Scola, el capitán interminable de 39 años, entró en el quinteto ideal del Mundial, con casi 18 puntos, 8 rebotes y 1.8 asistencias de promedio. Y condujo a un plantel plagado de jóvenes a los Juegos Olímpicos de Tokio, certamen en el que no tiene confirmada su asistencia, más allá de la campaña que encabezan sus propios compañeros (con Facundo Campazzo al frente) para convencerlo de seguir un año más en actividad.
El surgido en Ferro resultó el protagonista de una foto que rápidamente lo vinculó con otra imagen histórica de Lionel Messi. El plantel de Argentina respetó los festejos de España, fue a buscar su medalla y, más allá del dolor, supo valorar lo conseguido, que guarda un mérito enorme. Y Scola pasó junto a la Copa del Mundo sin poder alzarla. Y los reporteros gráficos acreditados capturaron el momento. Fue la segunda final del mundo de Luifa en la gigante carrera que edificó.
En consecuencia, en las redes sociales surgió la comparación de la foto de la Pulga con los ojos clavados en la Copa del Mundo, en 2014, también sin poder ofrendársela a los hinchas del fútbol. Sucedió tras la final del Mundial de Brasil, que la Argentina perdió 1-0 en tiempo suplementario ante Alemania, gracias al gol de Mario Gotze.
Dos momentos, dos referentes que no pudieron celebrar. El orgullo por haber defendido la camiseta argentina con el Alma, tal el apodo de la selección de básquet.
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