Fernando Gago dejó crudo relato sobre el calvario que sufrió con las lesiones a lo largo de su carrera. En ese sentido, reveló un dato desconocido: un sobrehueso que le provocó las roturas en los tendones de Aquiles.
"Hace 15 años que juego con dolor", "me infiltraba para jugar", "entrenaba con un botín dos números más grande", "sabía que me podía romper hasta caminando", "tenía que dormir con el pie afuera de la cama porque la sábana me hacía doler", fueron algunas de sus contundentes frases.
"Pintita" también contó, entre lágrimas, el diálogo que tuvo con su hijo de 6 años y que le devolvió las ganas de volver a jugar al fútbol. "Tenía decidido retirarme, pero después de eso dije 'no sé cómo, pero tengo que hacerlo'".
En otro orden, el fútbolista de Vélez también reveló que estuvo a punto de irse de Boca cuando jugaba en las inferiores y dio detalles de la charla íntima con el plantel "xeneize" tras la final de Madrid ante River por la Copa Libertadores, entre otros temas.
A continuación, las frases más destacadas de la entrevista que brindó Gago a Fox Sports Radio:
El sobrehueso y el calvario de las lesiones:
"Hace 15 años que tengo el dolor ese en los Aquiles. Es por un sobrehueso. Yo jugaba siempre porque me infiltraba. Todo arrancó en un partido de Champions, entre Real Madrid y Liverpool. Me agarró un dolor fortísimo de un sobrehueso que me salía atrás. Al doctor le decía que me infiltrara porque quería jugar. Así estuve un año y entrenaba con un botín dos números más grande. El roce de la sábana me hacía doler, por eso dormía con el pie afuera de la cama. De golpe se me acomodó y no me dolió tanto. Después dependió de la carga en los entrenamientos y se me hizo en los dos pies. No podía caminar descalzo en la playa del dolor, iba en zapatillas. No tenía solución, me tenía que operar y la operación no me aseguraba quedar bien. Es una lesión difícil y complicada porque te tenés que abrir y limar el hueso y eso implica seis meses de recuperación y ver cómo está".
"Cuando me rompo por segunda vez el Aquilas en la pierna izquierda me llegue a plantear operarme los dos. Después, hablando con Jorge (Batista) decíamos por qué no operamos los dos ese día. Estaba entre las posibilidades y era lo más normal que me pasara de vuelta porque tenía un desgaste en el tendón de Aquiles hace 10 años. Tenía el hueso raspando en el tendón y lo iba lastimando. Jugué con la conciencia de que me podía romper en cualquier jugada o bajando del auto".
"¿Cómo jugaba? Cuando entraba a la cancha se me terminaba todo. Pero durante la semana era todo el día pensando en el pie, en cómo recuperarme, en la bota de compresión, el hielo, vendajes, en todo y después el domingo adentro. Era una bomba de tiempo, me podía romper hasta caminando y yo lo sabía. Me acuerdo un día que me levanté estando de vacaciones y cuando voy para la playa para jugar a la pelota no pude. Me tuve que volver a poner las zapatillas porque no podía caminar, si muestro una foto de esa época no lo creerían".
El momento más difícil de su vida tras la última lesión y el fuerte diálogo con su hijo de 6 años:
"El último proceso fue rarísimo. Pasé un diciembre operado, Navidad y Año Nuevo quieto sin poder moverme. Me perdí las vacaciones con mis hijos que estaban planeadas y otra vez pasar el proceso de recuperación la verdad no tenía ganas. Pasé enero de la misma forma. No dormía, hasta las 6 ó 7 de la mañana estaba despierto, con dolores, molestias, pensando… Después la rutina era todo negativo. Me insistieron bastante para que empezara un poquito con la recuperación porque no quería. Ni siquiera tenía ganas de recuperarme. 'Cuando se cure, se cure', dije. Me agarró Batista y me dijo 'recuperate para por lo menos caminar bien' y ahí empecé de a poquito".
"Tomé la decisión de volver en gran parte por Roberto Luzzi, preparador físico. Hablamos y probamos. Arrancamos tres veces por semana y después vamos un poquito más. Ahí empecé a motivarme a hacer algo, porque estaba todo el día en casa aburrido pensando qué iba a hacer, si se terminó todo qué hago. Luego, toqué un poquito la pelota y me entusiasmé más. Hice jueguitos en el gimnasio en casa… pero el gran detonante de mi hijo Mateo de seis años".
"'Papi, cuándo vas a volver jugar que quiero ir a la cancha', me dijo. 'No sé si papá va a volver a jugar ahora", contesté. 'Pero papi yo quiero que juegues'… Ahí se llenaron los ojos de lágrimas y me fui a estar un tiempo solo. El tema era ¿cómo hago? Porque la verdad no tenía las ganas. Me fui de vacaciones un mes y medio, como en mi vida las tuve, y (Mateo) se hizo hacer un peluche. En el lugar la chica que se lo entregó le dijo que tenía que pedir tres deseos, y pidió: 'Quiero jugar al fútbol con mi papá'. Me puse a llorar, me tuve que ir solo al hotel. Dije, ya está, no sé cómo pero tengo que volver. Al regresar del viaje empecé, pero de verdad, como había hecho en todos los procesos anteriores. Con doble turno y toda la locura que hago e hice cuando me tenía que recuperar. Así llegó la oportunidad de volver".
La promesa de Sampaoli por el Mundial que lo desesperó y la gran oportunidad de Vélez:
"Nunca me pregunté por qué a mí porque había una razón. Lo que pasa es que nunca la conté. Yo quería jugar el Mundial y hablé con el doctor y estaba dispuesto a hacer todo para ir a Rusia. Tuve charla con Sampaoli en ese momento y me dijo que si estaba bien yo tenía chaces de estar. Pensaba que era mi último Mundial y voy a hacer todo lo posible. Lamentablemente tuve una pequeña molestia en la rodilla que me retrasó el proceso de recuperación y me perdí el Mundial. Nunca me importó nada, hace 15 años que tengo ese dolor en los Aquiles.
"En ningún momento pensé que iba a jugar y la idea era ver qué pasaba. Me junté con Gabriel (Heinze) y la charla fue esa, probar para ver qué pasaba y si estaba a la altura. No fue voy a volver, sino probar en la pretemporada y ver si estaba para 3 ó 6 meses".
"Soy amigo de Heinze hace muchos años, pero desde el momento que me convertí en jugador eso quedó al margen. Hay respeto y amistad, pero él es el técnico y yo el jugador. También los dirigentes me querían. Cuando nos juntamos con Gabriel charlamos tres minutos y fue eso, probar a ver qué pasa".
El día que estuvo a punto de irse de Boca jugando en las inferiores:
"De chiquito pasé muchísimas cosas que no se saben. Arranqué en Club Parque cuando nos echaron en FAFI por ganar. Entonces había una movida muy grande de todos por irse a jugar a otros clubes para continuar en esa liga. Dos compañeros me invitaron y lo venía pensando. Tuve una charla con mi papá. '¿Qué querés hacer?. Quedate en Parque', me dijo. 'Bueno papi', contesté y no se habló más del tema".
"Tuve muchas dificultades que en ese momento no te das cuenta. En novena y octava (en Boca) no jugué. Me habían probado de volante por izquierda, de enganche, de todo. Estaba punto de quedar libre. En octava casi pido el pase y en séptima tenía decidido irme. Ya buscaba un club para ir a jugar y tuvo una desgracia un compañero que se lesionó creo que los meniscos y salió justo un viaje a Mar del Plata. Jugué de titular y a partir de ahí no salí más, y después vino la Selección, subí de séptima a quinta, debuté en reserva en un Boca y River. Todas las cosas que me pasaron, mirás hacia atrás y decís no es tan fácil. Te preguntás qué hubiese pasado si hubiera hecho esto. Me fui al Real Madrid a los 20 años".
El vestuario de Boca tras la final en Madrid ante River y su anunció de retiro del fútbol:
"No tengo el recuerdo del partido ni cómo se jugó. No lo volví a ver, sí me queda la bronca y la tristeza de haber perdido la final. En el vestuario les dije a los compañeros se acabó el fútbol para mí. Era lo que sentía. Después, obviamente que lo seguí pensando hasta marzo".
"No fue la imagen que quería dar. Irme lesionado sin volver a jugar nunca lo pensé de esa forma. Boca es mi casa, me crié ahí y lamentablemente la vida me puso en esa circunstancia y no queda otra que aceptarla nomás".
"Trabajé muchos años con un psicólogo con quien tenía una amistad, pero yo ya sabía que podía pasar esto. Nunca estás preparado para tres veces romperte un Aquiles y además un cruzado, pero me pasó esas ganas de volver a jugar a la pelota. Era un desafío mío y de los tiempos. En el primer Aquiles volvía jugar a los cuatro meses y medio, no entra en la lógica. Jugué ocho meses por lo que nadie puede decir que me volvió a pasar por eso. Entendía que era mi última parte deportiva y debía ser así, y lo acepté. Uno lucha contra eso para volver a jugar al fútbol".
"La rescisión Boca fue una decisión mía en ese momento. Necesitaba estar tranquilo, pensar y tomarme un tiempo con mi familia, y luego ver qué pasaba. Lógicamente se dio esta chance de volver que cuando rescindí no tenía esas ganas sinceramente".