El tiempo le dio la razón. El título de Racing tuvo el festejo merecido, pero la organización de la gala de los campeones tardó tanto en organizarse que las fechas complicaron a la preparación del equipo que debió afrontar la Copa de la Superliga "con papel picado en la cabeza".
"Debo confesar que no fui a la fiesta del campeón porque había pasado mucho tiempo y estaba en desacuerdo con que se haga. Yo quería cambiar el chip. Me decía basta de festejar, vamos por el otro... Ahora me van a querer matar porque acusé fiebre", dijo entre risas en diálogo con TyC Sports.
La eliminación en los cuartos de final ante Tigre fue una clara muestra de la falta de motivación que tenía el plantel. Tras haber alcanzado el objetivo, Racing entró en un proceso de relajación del que no logró salir hasta la quinta fecha de la Superliga, cuando logró reaccionar a la pasividad del inicio del campeonato con un contundente triunfo ante Godoy Cruz.
"Siempre es una semana más tranquila cuando ganás y ves bien al equipo después de un gran cachetazo. El equipo está retomando un montón de cosas", deslizó el entrenador y argumentó: "La realidad es que necesitaba una reacción del equipo, por eso dije en la previa que si no ganábamos, podía irme. Tengo una excelente relación con el equipo y saben que necesito ser competitivo buscando el objetivo. Tengo esa necesidad y necesitábamos un partido para volver a ser".
"A la gente la veo recontra convencida y nos dio mucha vergüenza el partido con River, porque la cancha se venía abajo. Te hace sentir peor el no poder retribuir, contagiar y transmitir cosas de adentro hacia afuera", explicó el Chacho y descartó el deseo de dirigir a alguna selección en un futuro cercano: "No es algo que tenga en la cabeza. Tengo muchas ganas de dirigir, porque me gusta la intensidad del día a día. Hoy estoy en el lugar que quiero estar".
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