El sábado, Argentinos Juniors derrotó 1-0 a Gimnasia por la quinta fecha de la Superliga y dejó al Lobo sin entrenador: dejó su cargo el Indio Darío Ortiz, en un momento delicado para el equipo, dado que se encuentra en el sótano de la tabla de los promedios. Ante este panorama, la dirigencia del elenco platense apuntó a un golpe de efecto para buscar la levantada: contratar a Diego Maradona como entrenador.
En realidad, los contactos comenzaron informalmente la semana pasada, pero se intensificaron a partir del sábado. La última experiencia del Diez en el banco de suplentes finalizó antes de la Copa América: condujo durante 10 meses a Dorados de Sinaloa, de la segunda de México, equipo al que llevó a dos finales por el ascenso (finalmente, el salto a la élite lo dio San Luis, club en el que hoy juega Ricardo Centurión). Posteriormente, el 24 de julio, Maradona se abocó a su salud: se sometió a una intervención en su rodilla derecha, en la cual le colocaron una prótesis.
Pues bien, el contacto con Gimnasia lo efectuó el mismo agente que lo llevó a México: Christian Bragarnik, quien se mantuvo en contacto permanentemente con Matías Morla, apoderado del Diez. Y las conversaciones avanzaron considerablemente. Diego "se muere de ganas de dirigir", según su entorno, pero al mismo tiempo el propio astro es consciente de que se halla en plena rehabilitación: todos los días concurre a su domicilio un kinesiólogo para continuar avanzando en su recuperación. Además, le están aplicando inyecciones en el hombro derecho, por una vieja lesión que arrastra de su paso por Dubai.
En consecuencia, la decisión respecto de si podía o no volver a trabajar inmediatamente quedó en manos de Diego Eyharchet, el cirujano que lo operó y controla su evolución. Y la recomendación del profesional es que, por el momento, deber continuar enfocado en su salud. Recién en octubre, si el ex enganche de la Selección sigue mejorando su estado físico, recibiría la habilitación para volver a la acción.
Por eso, Maradona declinó el ofrecimiento y agradeció el interés. Exclusivamente por cuestiones de salud, más allá de que entre los argumentos también trascendió una serie de "compromisos en el exterior" que tiene pendientes. Es verdad: fue invitado a la despedida de Ronaldinho en Barcelona y a cumplir sus funciones como presidente honorario del Dínamo Brest, de Bielorrusia, pero todo quedaría en un segundo plano si el cuerpo le permitiera volver a "sentir el perfume del pasto".
Sin embargo, la situación abrió una puerta. A mitad de año, Nueva Chicago y Defensa y Justicia coquetearon con la posibilidad de sumar a Diego (58 años), pero no pasó de ahí. Gimnasia, en cambio, aceleró. Y el ex atacante estaba entusiasmado con el proyecto. En conclusión, si dentro de un mes algún club de la Superliga busca a Diego con un plan que lo movilice, es muy probable que vuelva a dirigir en el fútbol argentino, algo que no sucede desde 2010, cuando orientó al seleccionado nacional.
Mientras, Gimnasia debió cambiar de rumbo en la búsqueda del nuevo director técnico: Eduardo Domínguez, Julio César Falcioni y el Yagui Fernández (hoy ayudante de campo de Gustavo Álvarez en Aldosivi) suenan como reemplazantes de Ortiz ante el "momentáneo" adiós al sueño Maradona.
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