Así fue la agresión al micro de Boca la última vez que visitó el Monumental
Será el primer Superclásico después de aquel fatídico 24 de noviembre del año pasado, cuando se frustró la final de la Copa Libertadores y, en un bochorno difícil de digerir, el partido terminó jugándose en Madrid. Y la sede volverá a ser el Monumental, la misma de la fiesta frustrada. Para que no vuelva a ocurrir algo similar, la Ciudad de Buenos Aires organizó un megaoperativo de seguridad bajo su total responsabilidad, corriendo de lado a las fuerzas nacionales que habían tenido injerencia aquella vez, cuando tanto Prefectura como Gendarmería tomaron el comando de los primeros anillos y hubo gente de ambas fuerzas en la cadena de mandos dando indicaciones contrapuestas, escándalo que terminó cobrándose la cabeza de quien por entonces era ministro de seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo.
Lo más importante será brindar protección al micro de Boca, cuya agresión desencadenó la suspensión de aquel partido. Más allá de que ahora tiene protección antivandálica, habrá cambios sustanciales en la forma de cubrirlo. El plantel saldrá de la concentración que en esta oportunidad no es en el Hotel Madero, donde se alojaba el año pasado, sino en el Howard Johnson de Ezeiza. Por lo tanto, al estar en Provincia, deberá trabajar en un primer recorrido también la Policía Bonaerense.
Se estima que el micro dejará el alojamiento a las 14 horas y tomará la autopista Ricchieri, pero en vez de doblar por la General Paz para ir hacia el lado del Río, seguirá por la Autopista 25 de mayo hasta la bajada de Huergo, donde empalmará después con el flamante Paseo del Bajo. En todo el trayecto estará acompañado por cuatro móviles policiales por delante y detrás más ocho oficiales motorizados. Del Paseo del Bajo tomará la avenida Sarmiento para empalmar después con la avenida Libertador. En estos cruces habrá además policías en esquinas clave controlando que no se aglomere gente. Ahí, cuando doble por Libertador, se le dará la instrucción a los policías que están en la zona del estadio de cortar el flujo de gente hacia Libertador y también hacia Lidoro Quinteros. Deberá haber 150 metros entre el ingreso de los hinchas de River y la esquina de Lidoro y Libertador, donde el micro aminora su marcha para ingresar en el boulevard que lo lleva directo al estacionamiento del estadio. Además, se prevé que en caso de que se tarde más de lo debido en limpiar la zona, el micro esperará en el túnel de Libertador hasta que el área esté completamente despejada. Obvio, también estará cortado el tránsito hacia ambos lados. Ah, y en Quinteros estarán los famosos fenólicos de dos metros de alto que brillaron por su ausencia la vez pasada y que evitan contacto visual entre hinchas y ómnibus.
"Tendremos todo absolutamente controlado. No se nos va a escapar detalle. Vamos a estar filmando todo", le aseguró a Infobae el vicejefe de gobierno, Diego Santilli. "Además, se está trabajando conjuntamente con la Justicia, y estará presente el fiscal Norberto Brotto, y con la dirigencia del club, que está completamente alineada a esta gestión y comprometida para que no haya ningún violento que pueda ingresar al Monumental".
En el operativo trabajarán en total 1.400 hombres entre policías y empleados de seguridad privada. Cada efectivo adicional que tenga módulo de ocho horas laborales, cobrará un extra este domingo de 2.500 pesos, suma nada desdeñable. Y la movida de seguridad empezará a las 9 de la mañana y terminará a las 21 horas. Los tres anillos de seguridad serán controlados por la Policía de la Ciudad y el ministerio de la Nación que conduce Patricia Bullrich sólo aportará a los funcionarios que llevan adelante el programa Tribuna Segura, que con aparatos que registran huellas dactilares impide el ingreso de aquellos que tienen derecho de admisión.
"A diferencia del otro clásico, todo el operativo será nuestro. Y eso representa un avance porque siempre es mejor que haya sólo una cadena de mandos. Cuando hay distintas fuerzas hay formas diferentes de comunicación y se producen desajustes. Eso no sucederá esta vez", le asegura Marcelo D'Alessandro a Infobae.
Ahora bien, ¿en qué quedó aquél escándalo del 24 de noviembre de 2018? Por la agresión al micro, la Justicia cerró el caso con un solo condenado, el hincha Matías Firpo, que tuvo una pena de dos años y cuatro meses de cumplimiento condicional más tareas comunitarias que realiza en un hogar para niños de Capital Federal. Por la causa de la reventa de entradas de la barra, el fiscal Norberto Brotto envió a juicio al capo de Los Borrachos del Tablón, Guillermo Caverna Godoy, al jefe de revendedores José Bolsa de Papa Uequín y a cinco empleados de rango menor de River, dejando fuera de la causa a los dirigentes más encumbrados.
Todos están acusados de infringir la ley del deporte para favorecer la formación de grupos violentos, que tiene pena de hasta seis años de prisión. El juicio por ahora no tiene fecha y también admite probation, así que se verá en qué termina.
La otra causa, por la responsabilidad del fallido operativo, está totalmente paralizada. La Justicia tenía indicios concretos de que una interna entre la Policía de la Ciudad y las fuerzas nacionales provocó la zona cuasi liberada, pero por ahora el expediente no presenta avances. Por fuera de esto, lo que sí se modificó fue la actitud de River hacia la barra: desde ese momento, el club se comprometió a no entregar ni un ticket a los violentos, a sacarlos del padrón de socios, a cerrar la posibilidad de que pudieran traer nuevos barras a la tribuna Sívori ya que no se venden tickets para esa popular a socios con menos de cinco años de antigüedad y además se hizo un convenio con el Registro Nacional de las Personas para escanear a cada postulante a socio antes de darle el ok para ingresar al club.
Así, hasta ahora sólo se ve en ese sector a un grupito de segunda línea que ingresa la bandera de Los Borrachos del Tablón en pedazos de dos metros y la une con velcro arriba. Por eso los cantitos contra la dirigencia que recrudecieron en el último partido de local contra Talleres de Córdoba. En la tribuna Centenario, de a poco, se va viendo movimiento de la facción disidente, la de los Patovicas, que el domingo pasado ingresó en un número de 70 sin hacer lío aunque nunca se sabe cuándo se puede quebrar esa frágil paz. Aunque según el gobierno de la Ciudad, es imposible que suceda el domingo, en el superclásico más custodiado, según afirman, de los últimos tiempos.
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