Los memes resultan más agresivos que una cancha entera insultándote. Son una tortura. Es como una gotita que golpea segundo tras segundo en tu cabeza hasta sacarte de eje. Gonzalo Higuaín es el primer jugador que aparece al pensar en este ataque moderno en las redes. Una subestimación constante que se viraliza por el teléfono, se retroalimenta y se ríe cobardemente de la desgracia ajena. Esos tipos repletos de veneno subestiman el dolor, el trabajo y el nombre ganado por el futbolista. Muchos chicos que consumen las cargadas creen que el Pipita es un muchacho que falla hasta las fechas de la Navidad en vez de un centrodelantero de los más respetados del mundo. No saben que Higuaín antes de errar con Alemania le metió un gol a Bélgica para que Argentina llegue a una semifinal después de 24 años. Le ha pasado algo similar a Fernando Gago con sus lesiones. Fue Lady Gago, la falsa radiografía en la que jugaba con un taco aguja en vez de un botín o el tipo más frágil del mundo. No importó verlo llorando en cadena nacional. Con el agregado de algunos medios que amplifican la maldad atados al periodismo de clicks. Como si no importara destruir a alguien con tal de que sea la publicación más vista del portal. Ahora es Gago el que se ríe de los memes. Más de ocho meses después de que él mismo dijera chau, volvió a jugar. Se ganó el aplauso del mundo del fútbol. Aunque seguro que él gesto que más valoró fue la sonrisa de su hijo Mateo. Le cumplió el deseo y le dio un ejemplo admirable de cómo se le pelea a la adversidad.
Gago creyó que el final era la dolorosa final perdida con River en Madrid. En el avión de vuelta -con la pierna y el corazón roto- les dijo a sus compañeros que se retiraba. "Se me acabó el fútbol", fue la frase textual que blanqueó Wilmar Barrios en ese momento. Hay que tener temple, constancia, amor por el fútbol, cabeza dura, rebeldía y algo más para encarar una nueva recuperación después de tres roturas del tendón de Aquiles y una de ligamentos cruzados. Si hubiera sido un chico tal vez no le quedaba otro camino que la supervivencia. A Fernando le ocurrió con 32 años y millones de dólares en su cuenta bancaria. No quedaba mucho por demostrar después de debutar en la Primera de Boca llegando desde las Inferiores, ser socio de Messi en Argentina, jugar en el Real Madrid y la Roma. Ese sentimiento de deber cumplido era para el Gago futbolista. No para el Gago papá. "Mi hijo me pidió que volviera a jugar. Ese fue el detonante para tomar la decisión", blanqueó el volante central con los ojos vidriosos cuando lo presentaron en Vélez. Mateo le dio el gran empujón para que la última foto sea en botines y no en muletas. Aceptó el llamado de Heinze y se puso el número 6 de Fernando Redondo, ese monstruo zurdo que fue su ídolo de chico. Se terminó de recuperar y encaró la pretemporada en medio del frío de las mañanas en la Villa. Hubo un costado muy amateur en esta vuelta de Gago con un contrato por productividad que comparte el riesgo.
El gesto de Heinze puede resultar previsible. No por eso menos generoso en un fútbol súper profesional. El Gringo es amigo de Gago, no sólo un ex compañero de Selección, Real Madrid y Roma. Muy argentino, cuando alguien lleva a alguien cercano a trabajar con él sólo se piensa en el típico acomodo. Puede pasar, suele pasar en realidad. Aunque hay otra mirada cuando uno es serio, riguroso y toma decisiones no sólo por haber compartido el dolor del otro. En un amigo se confía, no se lo traiciona. Y se piensa en el bienestar de las dos partes sin egoísmo. Más aún cuando detrás hay un grupo de jugadores, de dirigentes y de hinchas. Tanto a Heinze como a Gago le tenía que servir esta decisión. Los dos iban a estar bajo la lupa implacable del fútbol. El primer partido resultó punto para ellos… Fernando entró a los siete minutos del segundo tiempo por el tocado Gastón Jiménez para jugar como un único 5. El partido con Newell's estaba 1 a 1. Ahí mismo, antes de tocar la primera pelota con la cara interna del pie derecho, se dio otra situación para valorar: el aplauso del hincha de Vélez. Pareció tener más que ver con la lucha de Gago que con el pasado futbolístico de Gago. A la gente le dolió recibirlo cuando necesitó irse de Valencia -en el 2013- y luego de seis meses con poca acción en la cancha ver que volvía a Boca. Potenciado por el clásico que se dio en los últimos tiempos con la partida del hoy odiado Mauro Zárate y los rumores de que le quieren enredar la renovación de contrato de Thiago Almada, el fenómeno de 18 años que brilló en la Bombonera. Más valioso entonces el recibimiento de los hinchas y de los dirigentes de Vélez, que con un buen Gago le ganaron 3-1 a Newell´s.
El rebelde Gago no sólo sumará en la cancha. No es la única idea. Aun cuando habrá que aguantar su conocido fastidio en algunos días. "Tuvimos que tomar decisiones y él no te la pone fácil porque tiene su carácter. Con el único que no se peleó en la Villa Olímpica es con el cocinero… Después, se peleó con todos", bromeó Heinze con su tono medio mexicano. Entre ellos se entienden. "Yo era un desastre en mi época de jugador. Me enojaba con todos. Hoy les pido tranquilidad a mis jugadores cuando nunca la tuve. Pero me gusta el jugador que siempre se rebele sin faltar el respeto", la siguió el excelente entrenador. Gago se rebeló fundamentalmente a su destino. Ahora, mientras gana su partido personal le tendrá que aportar a Vélez y a sus chicos. Al vértigo de Thiago Almada, que con sus gambetas valientes logró la admiración de todos. A él le tendrá que anunciar qué se le viene a un pibe que sale de Fuerte Apache y le llega la fama de crack de golpe. Al andar de Nico Domínguez, que patrulla en el medio sin parar de correr. A él le tendrá que adelantar qué se encontrará en la Selección. A la potencia de Maximiliano Romero, el centrodelantero que también brilló contra Newell´s. A él le deberá decir si tiene razón Heinze cuando le avisa que para ser un delantero serio no se anda con esas trenzas. A todos les deberá mostrar su profesionalismo para entrenarse, para cuidarse, para pelearle a las lesiones. Estos pibes se darán cuenta de que Gago no es un meme.
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