Fue difícil encontrar una figura de Boca en el duelo de ida por los cuartos de final de la Copa Libertadores ante Liga Deportiva Universitaria en Quito. El Xeneize se impuso 3-0 y contó con varios puntos altos en su alineación. Marcelo Weigandt, al igual que Nicolás Capaldo, demostró que no es excluyente tener experiencia para dar la talla en estos trascendentales cotejos.
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Con apenas 19 años, el lateral que le ganó el puesto a Julio Buffarini, dejó un surco por el andarivel derecho del estadio Rodrigo Paz Delgado, situado a 2.850 metros sobre el nivel del mar. En un breve contacto con la prensa, el Chelo aseguró que no sintieron los efectos de la altura: "Como dijo Gustavo (Alfaro), es algo mental, algo que nos propusimos. Estuvimos tranquilos y pudimos manejar todo eso que se dijo".
Y agregó: "Se podía, sí. Nos llevamos un lindo resultado". Con tres goles de ventaja, Boca puso un pie en las semifinales, donde puede llegar a tocarle Cerro Porteño de Paraguay o el Superclásico con River.
Hubo un último detalle por el que fue consultado el futbolista xeneize: ¿por qué se fue corriendo al vestuario inmediatamente después del pitazo final del árbitro colombiano Wilmar Roldán? Weigandt no pudo esconder su sonrisa y explicó: "Salí rápido porque tuve un asunto con el baño". El juvenil terminó el encuentro con necesidades fisiológicas pero no descuidó sus obligaciones hasta que culminó el pleito.
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