La Generación Dorada fue uno de los planteles argentinos que mejor ha representado al país. No solo por hacer historia al ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y ser subcampeón en el Mundial de Indianápolis 2002. Sus integrantes dejaron en lo más alto la bandera albiceleste, pero también fueron un ejemplo de cómo deben comportarse los deportistas tanto dentro como fuera de la cancha.
Hicieron un culto del trabajo y siempre buscaron mejorar. Uno de los cambios más importantes que realizaron fue en la alimentación y en la prevención de las lesiones. El sistema elegido por el plantel fue el "método Busquet".
Uno de los principales impulsores fue Paulo Maccari, actual fisioterapeuta del combinado nacional y primo hermano de Manu Ginóbili.
El método Busquet es conocido dentro del ámbito de la kinesiología, pero hasta hace poco no se dictaba en Argentina. El mismo permite ver al paciente de una manera integral a partir de las siete cadenas fisiológicas planteadas por el francés Leopold Busquet, las cuales le permitieron llegar a las causas de diversos problemas físicos. Es utilizado para el tratamiento y la prevención de diferentes dolencias.
Paulo Maccari, en diálogo con Infobae, mientras la Selección se encuentra en plena preparación de cara al Mundial de China (se llevará adelante del 31 de agosto al 15 de septiembre) explicó que "es un método manual. No usamos aparatos. Relaciona el contenido con el continente. Cómo responde toda la parte músculo-esquelética a tensiones internas, que pueden ser a nivel visceral o emocional".
"La postura depende de las tensiones internas, del estado de ánimo, del estado de bienestar de la persona. Si una persona tiene un proceso inflamatorio, ya sea visceral, o está pasando por un momento que no es bueno emocionalmente, su postura varía. Y al variar, en una persona normal genera una molestia, mientras que en un deportista es una lesión. Intentamos que el cuerpo funcione sin ningún tipo de tensiones internas", comentó el fisioterapeuta que actualmente vive en Madrid, donde posee una clínica.
Maccari también realizó un master en psicoinmunología y nutrición, lo que le permitió orientar a sus pacientes en cómo variar su alimentación para evitar estas inflamaciones. No obstante, aclara que, cuando alguno de los deportistas quiere ahondar más profundo en este tema, los deriva a la nutricionista española Yolanda Santiuste.
En sus inicios como profesional atendió al plantel de básquet de Boca Juniors, cuando el entrenador era Rubén Magnano. Luego viajó a Italia para trabajar junto al médico del Kinder Bologna, institución en la que brilló su primo. Sin embargo, la "conexión" con la Generación Dorada comenzó con el base Pablo Prigioni, quien le solicitó sus consejos cuando se encontraba en la Liga ACB de España. Luego se sumaron Luis Scola y Manu Ginóbili, quien desde 2011 lo tuvo como una especie de "ladero" para mejorar su condición física y mantenerse en la élite de la NBA.
Con el correr del tiempo ese vínculo con el plantel nacional fue creciendo hasta que, en 2012, en la preparación para los Juegos Olímpicos de Londres, se sumó de manera oficial al staff de la Selección.
Su forma de trabajo tiene un comprobado éxito, pero ofrece marcadas diferencias a la hora de compararse con lo que suele hacerse a nivel sudamericano en el plano deportivo.
"Entrenamos en ayunas. Normalmente el estilo de entrenamientos en la NBA o en Europa es entrenar un solo turno, a la mañana. No hacemos doble turno porque sino el cuerpo no descansa, es algo que quedó obsoleto. Mover el cuerpo dos veces por día lo fatiga, lo cansa. Lo que se hace es entrenar una sola vez a la mañana, un entrenamiento largo", esbozó Maccari.
El fisioterapeuta sostiene que no es un inconveniente realizar actividad física sin desayunar, ya que "de un entrenamiento a otro tienen una comida y una cena. Son dos comidas abundantes previas a un consumo de energía". Y luego, agregó: "Tener el intestino bien es tener el sistema inmune alerta para lo que tiene que estar. Esa es la estrategia, por eso comemos pocas veces".
Otro punto muy importante es la alimentación. El plantel no consume lácteos, cereales, azúcares, solanáceas (papa, tomate, pimientos, berenjena, etc), legumbres, pastas y prácticamente nada de carnes rojas.
Su nutrición se basa en mucho pescado, verduras, huevos (preferentemente de granja) y grasas buenas. También llama la atención el poco consumo de fruta: "Estamos consumiendo cada vez menos, eso también nos está haciendo mejor en la parte intestinal".
"Nuestra base son las grasas buenas, porque los hidratos están en todos lados", comentó. Dentro de esas "grasas buenas" se destacan la palta, almendras, nueces, avellanas y el coco y sus derivados.
Mientras el plantel hizo base en Lyon (actualmente se encuentra en Japón), Maccari contó una anécdota que describe a la perfección el nivel de seriedad a la hora de trabajar que tienen los basquetbolistas argentinos. "Nos cruzamos a un lugar que vende productos orgánicos y compraron cúrcuma, jengibre, chocolate al 80 por ciento y sin azúcar, por ejemplo. Están todos muy concientizados. Esto no es solo para mejorar el rendimiento, sino la calidad de vida", sostuvo.
Aunque sostiene que a los que más les cuesta son quienes se desempeñan actualmente en la Liga Nacional, aclaró: "No los torturo. Tienen la posibilidad de hacer lo que consideramos bien y lo que no consideramos tan bien. A veces mentalmente no pueden".
Ante la falta de desayuno y merienda (almuerzan cerca de las 2 de la tarde y cenan aproximadamente a las 8 de la noche), los basquetbolistas recaen en una tradición rioplatense: el mate. "Es una infusión y una forma de socializar, de compartir", declaró.
La Selección tampoco utiliza antiinflamatorios o frío, sino que trabaja con arcilla o medicamentos naturales. "Si nos hacen un control antidoping en el análisis de orina saldrán calabacín, palta, vitaminas, cúrcuma y jengibre", bromeó.
"El frío genera un déficit de oxígeno, y nosotros queremos lo contrario, que aumente la circulación, que aumenta la vascularización. El frío disminuye los procesos de cicatrización", develó. "Tratamos de bajar la inflamación excesiva, pero necesitamos la inflamación, porque es el estímulo para la regeneración", agregó.
Paulo Maccari aclaró que "como el deporte mueve mucho dinero hay mucha mentira". "Hay gente que te dice que hay aparatos para relajar y mejorar, y es mentira. Hay mucho mito. Hay que estar muy atento", recalcó.
Para concluir, hizo foco en lo importante que es -además de la parte nutricional- el aspecto emocional para evitar lesiones. "Uno, cuando ve a los jugadores, la postura te marca cómo está la persona. Te das cuenta cómo está emocional e internamente. Hay que saber leer el cuerpo. El cuerpo habla, y no solo por la boca. Si uno ve que emocionalmente hay un problema lo derivamos a un psicólogo, al profesional que corresponde. Una víscera se puede inflamar por lo que uno come o por la emoción. La emoción está muy relacionada, por eso se te cierra la garganta cuando no podés decir algo o cuando se te genera un nudo en el estómago. Siempre está vinculado", explicó.
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