El debut de Daniele De Rossi en Boca había quedado empañado por la eliminación en Copa Argentina ante Almagro. Anoche tuvo su presentación en la Bombonera, el escenario donde siempre soñó jugar desde que veía por televisión a Diego Maradona desde Italia y, si bien no convirtió como el martes pasado en La Plata, el equipo sumó de a tres ante Aldosivi.
Ya había cosechado algunos aplausos en el compromiso pasado como local (contra Huracán) cuando en las pantallas del estadio mostraron la entrevista posterior a su contratación. Y después del aprobado con creces de la semana pasada con los pantalones cortos puestos, la expectativa del hincha por verlo en vivo creció.
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Las palmas de los fanáticos xeneizes que colmaron las tribunas pese al frío quedaron rojas cuando divisaron a De Rossi durante la formación por la voz del estadio dictada por un niño, en honor a su día. Y antes de que desde la segunda bandeja donde se ubica "La 12" se gritara el clásico "que de la mano, de Carlos Tevez, todos la vuelta vamos a dar", el italiano saltó al césped por primera vez como futbolista. Se ubicó último en la hilera de hombres azul y oro, como para disfrutar cada segundo y no perderse ningún detalle.
El minuto de silencio en honor al General San Martín, Cacho Malbernat y el Tata Brown significó la calma que antecedió al huracán de emociones de las que De Rossi dejó apoderarse. Los hinchas de Boca explotaron de aliento en el comienzo del cotejo y De Rossi, al minuto, recolectó más aplausos frente a su primera intervención con pelota.
Apenas habían transcurrido 3′ cuando ensayó una finta en la mitad de cancha y metió una pelota profunda con gran criterio. Antes de que terminara la jugada mostró sus condiciones de mediocampista todoterreno en una faceta que le sale naturalmente: la barrida.
A los 11′ volvió a pisar bien la pelota en el centro del campo y dejó pagando a Román Martínez. Recostado sobre la izquierda de Iván Marcone, intentó aportar en la marca y también en su juego de primera. Así fue que dejó cara a cara a Franco Soldano en una jugada que pudo significar la apertura del tanteador. Instantes después volvió a burlar a la última línea de Aldosivi con un pase con rosca que le cayó en el pecho del ex Unión en una maniobra que luego se diluyó.
A la media hora de juego recibió un empellón en mitad de cancha y Vigliano cobró falta. El público rugió con furia: "No se metan con el tano", pareció querer decir. Habiendo mejorado su castellano notablemente desde su arribo, fue a Tevez al que más buscó para la comunicación, quizás apelando a su entendimiento en idioma italiano también (al igual que con Mauro Zárate en el complemento cuando ingresó).
En el segundo tiempo Boca quedó más replegado y le costó tomar el dominio del balón. De Rossi no fue reemplazado como había sucedido ante Almagro y, aunque terminó exhausto por el esfuerzo, no tuvo inconvenientes físicos. De hecho el reloj marcaba 24 minutos cuando picó corto para sacar una segunda pelota que estaba dentro del terreno de juego, luego se acercó hasta la mitad de cancha donde Junior Alonso se preparaba para sacar un tiro libre, le indicó al paraguayo que se abriera y reinició el juego él. Sí, de a poco empieza a ser voz de mando.
Antes, con un par de sus ya clásicas barridas le había quitado un poco el frío a los espectadores. A los 38 realizó un esfuerzo importante para sacar una pelota del área propia y se acopló casi a la altura de la línea defensiva para colaborar con la misma a mantener el cero en los instantes finales.
Finalizado el encuentro, saludó a cuanto rival se le cruzó en el camino, hizo lo propio con el cuarteto arbitral y se fundió en abrazos de celebración por el 2-0 con algunos compañeros. De Rossi, que conoce varias canciones de la hinchada, habrá oído el "Quiero la Libertadores…" y se le habrá erizado la piel. Ahora, el italiano sueña con tener su estreno en el certamen continental.
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