Por Carlos A. ILARDO
El ajedrecista argentino Ilan Schnaider, con edad en la que un niño no miente cariño, acaba de lanzarse a la fantástica aventura de la conquista del Lejano Oriente; a partir del próximo martes 20 participará en el campeonato mundial para menores de 8 años que convocó a más de un centenar de jugadores de 35 naciones y que se llevará a cabo en Weifang (China). Será la tercera participación mundialista de Schnaider, el mejor ajedrecista Sub8 del planeta.
Dos días de viaje, más de 23 horas de vuelo le demandaron al tricampeón argentino y actual campeón Panamericano en recorrer los 19775Km que lo separaban de su hogar en el barrio de Palermo hasta su remoto destino, el alojamiento en el Centro Weifang International Leisure Sports Town, la sede del certamen, cuya competencia está prevista por sistema suizo (se enfrentarán en cada jornada los rivales con idéntico o similar puntaje) a 11 ruedas y que finalizará el 2 del mes próximo.
"En la mochila cargué la compu, algunos videos y juegos de Lego, fútbol y ajedrez para el viaje", contó sonriente el alumno de tercer grado de la escuela Martín Buber, hincha de Boca y N°1 entre los menores de 8 años, en el ranking de la FIDE (la Federación Internacional de Ajedrez, según sus siglas francesas), minutos antes de embarcarse hacia Europa por Air France, donde tras previa escala otro vuelo lo llevará hasta Pekín. Y agregó, "ahora lo importante es acostumbrarme al cambio de horario (son 11 horas de diferencia), aprender algunas palabritas del idioma chino y probar qué gusto tiene la comida. Por las dudas yo me llevo algunas galletitas (risas)".
Papá Ram será su acompañante y asistente; su presencia modificó la ingeniería del viaje en el hogar de los Schnaider. Es que cuando se trata de competencias en Sudamérica las delegaciones cuentan con dos o tres mayores, incluso entrenadores, que se reparten la tarea diaria del cuidado de los niños. En este caso el pequeño Ilan es el único argentino participante y viajó sin compañía de profesor alguno, por eso la presencia del papá es obligada tratándose de un menor y de tan corta edad.
"Se nos hizo muy duro el viaje en términos económicos. A Ilan la organización sólo le reconoce los gastos de su alojamiento y la comida, por lo que fue necesario reunir dinero para los dos pasajes, la inscripción, mi estadía y los gastos de traslados. Si bien a comienzos de año teníamos en cuenta este viaje, la actual situación que atraviesa la Argentina nos disparó el presupuesto hasta la nubes", contó el papá con intranquilidad.
El gasto total de la travesía oscilará los seis mil dólares, una cifra casi prohibitiva para los bolsillos de muchos argentinos. Gracias al apoyo de la Federación Argentina de Ajedrez (FADA), el Círculo Torre Blanca (el Club de Ilan) y la buena voluntad de algunos amigos se reunió un monto importante para paliar parte de esos gastos.
Aunque la breve carrera de Ilan Schnaider junto al ajedrez (nació el 8 de febrero de 2011 y descubrió el juego en 2015) está cargada con destacadas actuaciones como la conquista de tres campeonatos nacionales, dos medallas de plata en el sudamericano (en Paraguay 2017) y Panamericano (Chile 2018) y una flamante dorada en el Panamericano (en Ecuador 2019), la Secretaría de Deportes de la Nación no está obligada a la compra de los pasajes o al otorgamiento de becas en efectivo cuando se trata de deportistas menores. En el mejor de los casos podría recibir un reintegro parcial de los gastos.
-¿Estás preparado para lo que se viene?
-Sí, yo hago todo lo que me dicen. Todo el año entreno con mi profesor. Tengo clases semanales, y él me deja una serie de ejercicios de táctica que voy haciéndolos; más o menos de a 10 por día, algunos antes de ir a la escuela y otros a la tarde con la merienda.
El papá, que junto a su esposa Carolina y Dana, la menor de la familia, son sus principales fans, agregó: "Ilan está en constante ejercicio con el ajedrez; el año comenzó con la conquista de su tercer campeonato argentino, después participó en varios torneos con jugadores experimentados y agregó algunas clases en el Club con el gran maestro Sorín. Acaba de regresar de Ecuador, en julio ganó su primer campeonato Panamericano, y además jugó muy bien. Ganó siete partidas y empató las otras dos. Ahora está lista para jugar lo que más deseaba, el mundial con chicos de su edad. "
-Ganaste el Panamericano. ¿Ahora vas por el Mundial?
-Sí, pero no es lo mismo; va a ser muy difícil. El Panamericano aunque lo gané invicto no fue fácil, pero el Mundial estoy seguro de que es otra cosa; más duro y más difícil.
-Pero será tu tercer mundial y tenés experiencia
-Sí, eso espero. Es que en el primer mundial que jugué en Brasil yo tenía 6 años, dos menos que mis rivales, y no me fue bien. El año pasado, con 7, jugué el mundial en España y ahí me fue mejor (finalizó 13° entre 135 jugadores). Este será la primera vez que voy a jugar con chicos de mi misma edad, pero es en China.
-¿Qué querés decir?
-Y… que en China hay millones de chinitos y no los conozco a todos; no sé cómo juegan.
Acaso, el gran maestro y ex campeón argentino, Ariel Sorín, de 52 años, que intervino con algunas clases en la preparación de Ilan, explicó la verdadera dimensión y preocupación del representante argentino en el Mundial
"Lo conozco a Ilan porque somos socios del mismo club (Círculo de Ajedrez Torre Blanca) y trabajamos juntos con algunas clases de preparación. Su profesor es Lucas Liascovich. Trabajando con él advertí que estamos en presencia de un chico con grandes condiciones, que juega bien, que maneja muy bien la inteligencia emocional y que es candidato. Pero… el Mundial se juega en China y eso lo transforma todo y entonces no soy tan optimista. China, India y Rusia son tal vez los puntos del planeta donde más se trabaja con niños talentosos. La exigencia es durísima y así ellos forman sus fenómenos en el ajedrez. Es probable que en el último año en esas escuelas se entrenaran chicos que hoy tienen la fuerza de un jugador de primera categoría. Y como el Mundial es un torneo abierto, lo juegan los clasificados y los que tengan dinero para inscribirse, y el país organizador tiene la ventaja de invitar jugadores, imagínate la cantidad de niños y niñas chinas que se inscribirán. Pueden ser cientos.
-Hiciste hincapié en las emociones de Ilan. ¿Qué te sorprendió?
Yo creo que ese es su punto fuerte. No se desanima ante la adversidad, no llora si le toca perder y quiere volver a aprender. Maneja muy bien su carácter, piensa y se toma su tiempo hasta elegir la mejor jugada; no es impulsivo. En Ecuador le pedían autógrafos y mucha gente rodeaba su mesa de juego, sin embargo él siguió jugando sin alterarse por el entorno. Maneja mejor que muchos grandes las cuestiones tácticas, y aunque falla en la comprensión de la estrategia, tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de un chico de 8 años, y que sólo lleva cuatro años jugando ajedrez.
Ilan, sin dudas apunta como una de las grandes esperanzas del ajedrez vernáculo (otro talento para tener en cuenta es el chico Francisco Fiorito, actual campeón argentino Sub10), está acostumbrado a pasar entre cuatro o cinco horas al día frente a la pantalla de su computadora realizando ejercicios de táctica y enfrentándose con ocasionales rivales en el sitio Lichess (un club virtual de ajedrez), pero antes del viaje le advirtieron que tal vez no disponga del libre uso de Internet. Eso podría influir en su preparación.
"No pudimos traer a un profesor por los costos del viaje, pero hubiera sido bárbaro" dijo el papá, y completó, "pero todavía nos queda la posibilidad de conectarnos a través del wapp para que Ilan pueda conversar con su entrenador y revisar las aperturas de acuerdo a cada rival de turno. Tomamos algunos recaudos para tener Internet pero hasta que no estemos instalados y lo probemos no vamos a conocer cuál es el verdadero panorama al que nos enfrentamos".
"Yo preparé algunos secretos para cuando me toque jugar con blancas o con negras, pero no sé qué líneas jugarán mis rivales. No hay muchas partidas de los ajedrecistas chinos en Internet. Las mías están todas", dijo Ilan que disfruta no sólo de jugar ajedrez, sino también de resolver ejercicios de matemáticas y las clases de educación física en la escuela del barrio de Palermo.
Otro ajedrecista, el joven Alan Pichot, de 21 años y último argentino en lograr el título de campeón mundial (categoría Sub16, en Sudáfrica en 2014), y que también tuvo su experiencia en competencias internacionales infantiles, se refirió a las reales posibilidades de Ilan Schnaider en China: "Si pudiera enviarle una sugerencia sería que no se frustre por una derrota ni que se sobreexcite con el triunfo. A esa edad, y lo digo por experiencia propia, se sufre pasar de un extremo al otro y eso se refleja en cada juego. Él arranca como uno de los mejores de la preclasificación, pero eso puede ser engañoso o contraproducente. En el continente asiático hay miles de chicos que ni figuran en el ranking y pueden aparecer en este torneo y ser verdaderamente peligrosos como rivales. Sé que Ilan es un crack, con un gran talento y que incluso es mejor que yo a esa edad, pero un mundial es otra cosa y él no debería desanimarse si pierde con algún jugador que tiene menos puntos en el ranking porque eso sucede en todos los mundiales".
Tras el último beso, el de la despedida frente a la inmediata partida, el pequeño Ilan, al que le gusta caminar sobre certezas y eludir las especulaciones, parece tener en claro que a veces es preferible no partir de favorito. El niño que habla tres idiomas (castellano, inglés y hebreo) y que ansía sumar a su vocabulario algunas palabras chinas, sabe muy bien cómo eludir la presión de sentirse candidato.
-Soñaste con el Mundial. ¿Cómo crees que vas a salir?
-No, no soñé porque no conozco ese país y no puedo imaginarme nada. Si lo gano sería buenísimo y lo más importante que me pasó en el ajedrez después del Panamericano. Pero primero pienso en jugar bien para no salir último, y después quién te dice, si no pierdo y sigo ganando a lo mejor salgo campeón.
-¿Qué cosa que te preocupan del viaje a China?
(Piensa)… no sé, tal vez cómo voy a hacer para comer con los palitos. Acá estuve practicando pero pinchando las salchichas y no es lo mismo (risas).
Ilan Schnaider, un niño cuyo universo gira como un sueño a colores; preferentemente en blanco y negro. Un príncipe del tablero que construye castillos en el aire. Acaso, en el Oriente se asome un nuevo Rey.