Desde que resurgió la Copa Argentina en la temporada 2011/2012 Boca había disputado en siete ocasiones los dieciseisavos de final de la competición hasta ayer. Fueron seis victorias sin necesitar los penales y una derrota frente a Huracán, que en ese momento también militaba en la B Nacional como su adversario de anoche en La Plata, Almagro. Pero la segunda caída en esta instancia trasciende lo que quedará para la estadística, es un golpe impensado en un momento de franco ascenso.
El primer semestre de Gustavo Alfaro como entrenador dejó muchas más victorias que caídas en la Superliga y la clasificación a los octavos de final de la Libertadores, objetivo primordial. Se bordó una estrella en la Supercopa Argentina contra Rosario Central y se estuvo cerca de repetir en la esquiva Copa de Superliga ante Tigre. Con 6 meses de trabajo y, en un mercado de pases en pleno proceso, el elenco xeneize mostró su mejor versión frente a Atlético Paranaense. Se exhibió como un cuadro sólido tanto de visitante como en la Bombonera y consiguió su boleto a los cuartos del certamen continental, donde se medirá con Liga de Quito.
Siempre existe un favorito en los encuentros de Copa Argentina cuando suben al ring un peso pesado de primera división y otro más liviano del ascenso. Pero esta competencia que iguala y da posibilidades a los más chicos brindó incontables pruebas de que todo puede pasar. Boca se relajó en el segundo tiempo ante Almagro pese a que la premisa, en la previa y hasta en el entretiempo del compromiso que se disputó en La Plata, era no darle vidas al oponente. Y en la lotería de los penales pagó caro esa relajación que el técnico trata de mantener lejos.
La fiesta que se estaba armando por el debut de Daniele De Rossi (con gol incluido y buen nivel futbolístico) quedó empañada por la eliminación prematura. Ahora el plantel pondrá las barbas en remojo y Alfaro, como un GPS, recalculará pensando en lo que viene.
El DT no pudo ocultar sus muecas de fastidio al afrontar los micrófonos a la salida del vestuario del estadio Único y tampoco se esforzará por hacerlo en el reencuentro con sus dirigidos (esta tarde en Casa Amarilla). Este paso en falso no será pasado por alto, sentó un precedente y achicó el margen de error.
En lo inmediato, Boca preparará el compromiso del domingo ante Aldosivi por la tercera fecha de la Superliga. En los próximos 15 días definirá su suerte en la Copa Libertadores, y los escenarios frente a otro posible duelo copero superclásico en semifinales son diversos.
No es que en la ribera resten importancia a los cotejos ante el Tiburón y Banfield (domingo 25 de agosto en el Sur) por el torneo doméstico, pero la serie contra Liga de Quito se llevará casi toda la atención, sobre todo teniendo en cuenta los condimentos de la altura en Ecuador.
Un triunfo en casa este fin de semana será vital para recuperar la memoria y confianza antes del primer chico del miércoles 21 ante los ecuatorianos, allá. Seguramente Alfaro apueste a la rotación frente al Taladro y luego ponga toda la carne al asador nuevamente para definir la clasificación a semis de la Copa.
La llave ante los quiteños será fundamental no sólo para mantener viva la chance de alzar la séptima Libertadores, sino también para presentarse con el mejor semblante a una de las citas más relevantes del segundo semestre: el Superclásico en el Monumental.
Boca definirá el miércoles 28 de agosto el pase a semifinales e inmediatamente el domingo 1° de septiembre visitará a River por la quinta jornada de la Superliga. En paralelo, el equipo de Marcelo Gallardo se cruzará en la revancha con Cerro Porteño el jueves 29 y también puede llegar a quedar entre los cuatro mejores del continente justo antes del derby.
Los estados anímicos de uno y otro pueden llegar a ser cruciales a esta altura de la temporada y más aún teniendo en cuenta el último antecedente entre ambos. Quien pise el césped en Núñez figurando en semifinales de la Libertadores tendrá la confianza por las nubes y estará en ventaja. Quien sea eliminado quedará herido de gravedad y limitará sus opciones al plano local. Si ambos pasan los cuartos, el Superclásico del 1/9 será trascendental para el plato fuerte de octubre, cuando se vean las caras otra vez por las semis de la Copa.
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