Adoptó a Argentina como segunda patria en un viaje que hizo en 2001, se define como ArgenTano y emplea términos criollos como "chabón" (para mencionar a un sujeto), "picante" (para hablar de una situación conflictiva) y "puesto" (refiriéndose a alguien drogado). Aunque hace entender su castellano a la perfección, su acento delata su partida de nacimiento italiana. Él es Roberto Colombo, el cronista que le sigue los pasos a Daniele De Rossi en Boca.
Nacido en Turín, heredó la pasión por el periodismo deportivo de su papá, quien llegó a ser director del diario Tuttosport en Italia. A los 3 años agarró el portafolio de su padre y le dijo a la madre: "Vado al giornale" ("me voy al periódico"). Pero recién entró a trabajar formalmente allí a los 22 años, dos meses después de la muerte de su progenitor -víctima de un cáncer de páncreas-, luego de algunos trabajos en medios más chicos.
Con el cambio de milenio viajó a Argentina a vacacionar junto a su madre y un tío. Lo primero que hizo después de pasar por la aduana fue dirigirse a la Bombonera para hacer un tour. "Mi viejo me había contado que del otro lado del planeta había una cancha donde la hinchada ganaba partidos y prometió llevarme algún día", le cuenta Roberto a Infobae. Su papá, que cubrió el Mundial de México 86 y también la campaña de Diego Maradona en el Napoli, le transmitió la pasión por el fútbol nacional; él la potenció.
A pesar de ser un año delicado para Argentina (2001), quedó maravillado con la naturaleza y también con la gente: "Me recuerda a la Italia de los 70, que estaba mejor que ahora. Acá la gente tiene muchos problemas económicos pero eso no la va a dividir. En Italia se agranda la grieta y sube el racismo, algo que me da asco". Otra frase suya hace tomar dimensión de lo que disfruta pasearse por Sudamérica y específicamente por Buenos Aires: "Mi primer lugar en el mundo es acá. El segundo es Turín".
UN ITALIANO DETRÁS DE DE ROSSI EN ARGENTINA
Colombo goza de un extenso período vacacional y aprovecha para seguir de cerca a su coterráneo, que acaba de firmar con Boca, club por el que simpatiza.
Fue el periodista italiano el primero en hacerse eco del interés del Xeneize por De Rossi. Su simpatía por los colores lo acercó a Nicolás Burdisso, principal motor de la contratación del campeón mundial en 2006. Con el manager se mantiene en contacto desde que era futbolista del Inter de Milán. Cuando se hizo público el interés, Burdisso no confirmó que hubieran negociaciones en marcha pero le dejó una frase: "Al igual que todos los bosteros, debés tener fe". Fue un anticipo de lo que sucedería.
"Cuando en Italia informé del interés de Boca por De Rossi, se me reían. Pero yo también había adelantado que Tevez volvería, igual que lo de Daniel Osvaldo", relata. Y ansioso por el debut oficial de De Rossi (sería el martes 13 de agosto por Copa Argentina ante Almagro), asegura que levantará el nivel del fútbol argentino e imagina: "Quiero que barra a algún rival que vaya mano a mano con Andrada y ver la reacción de la gente. También espero que juegue el Superclásico con River (1° de septiembre en el Monumental)".
El cronista turinés afirma que De Rossi eligió Boca por amor y que para él los otros equipos grandes del país ni existen. "Boca perdió a un gran líder como Nahitan Nandez y Daniele tiene todo para reemplazarlo en la cancha y en el corazón del hincha", opina.
El hecho de haber ganado un Mundial tan joven (23 años) y la cantidad de partidos en Serie A, Juegos Olímpicos, Eurocopa y Champions League lo llevan a ser un hombre clave para cualquier plantel. "En la Roma jugaba de 5, adelante de la defensa, aunque dónde ponerlo será problema de Alfaro. Jugadores como Leandro Paredes, Nicolo Zaniolo, Radja Nainggolan y Alessandro Florenzi subieron el nivel jugando a su lado", remata.
En cuanto a la intimidad de De Rossi, Colombo revela: "Quiere aprender castellano, no hablar solamente con Zárate y Carlitos (Tevez) italiano. Él quiere hablarles a todos, ser parte del club. Vino a pelearla, es un luchador. No está para robarle el sueldo a nadie. Si no se hubiera ido a China, Arabia Saudita y la MLS. Vino acá porque es bostero".
SU ODISEA EN LA FINAL DE LA LIBERTADORES Y EL CONTRASTE CON EUROPA
Especializado en el fútbol extranjero, a Roberto Colombo le tocó cubrir el Mundial de Rusia 2018, la Copa América 2019 y… la última final de la Copa Libertadores. No tuvo inconvenientes en la ida disputada en la Bombonera, pero padeció el duelo suspendido por incidentes en el Monumental.
Junto a otros tres colegas italianos, se bajó de un taxi a 20 cuadras del estadio y recibió la advertencia de un hombre: "Ustedes no son de acá, ¿no? Escóndanse la acreditación adentro de la campera porque los pueden robar". En las inmediaciones de la cancha le consultaron a un policía por dónde era el ingreso para la prensa y el efectivo les respondió gritando, de mala forma: "¿Prensa de Europa? Toda la gente quiere entrar. Hagan la cola y no rompan las pelotas". Un grupo de violentos lo oyó, los divisó y, automáticamente, se les vino al humo. Debieron correr y a un reportero le robaron la cámara.
En el momento en que se definió la suspensión definitiva del partido el clima empeoró: "A la salida vi balazos, piedras, vidrios y sangre. Ya había ido a dos superclásicos y no pensé que este iba a ser tan descontrolado. No me fue fácil desde la mirada periodística defender al lugar y la gente que amo tanto. La palabra más tierna que usaron en Europa para describirlo fue 'cavernícolas'. Pero a los pocos días hubo incidentes con bombas molotov entre las hinchadas del AEK Atenas y el Ajax y yo pregunté en Italia, '¿quiénes son los cavernícolas ahora?'".
Colombo lamenta admitir que no fue una buena publicidad ante el mundo el incidente contra el micro de Boca e inició su crítica a la Conmebol: "Deberían haberle puesto Copa Conquistadores de América" (por la mudanza de la final a España). Y ese no fue el único tiro por elevación para la casa madre del fútbol sudamericano, que quedó en el ojo de la tormenta, según él, por el arbitraje polémico en la semifinal entre Argentina y Brasil: "En Europa se vio mucho la Copa América y quedó muy mal visto eso. ¿Cómo no revisaron los dos penales por el VAR? Estaba todo arreglado".
Sacando a relucir su porción de corazón color azul y oro, compara las agresiones contra los futbolistas en 2015 y la última edición y remarca que la Conmebol utilizó diferente criterio para sancionar: "Lo del micro a los jugadores de Boca fue igual que lo del Panadero. En la última final yo mismo vi que hinchas de River le tiraban piedras a la ambulancia en la que se llevaban a Pablo Pérez. El tema es que era una final y estaban los derechos de televisión vendidos a medio mundo. Había que jugarlo sí o sí".
Pero para este italiano con alma sudaca no existen grandes diferencias a nivel social y cultural entre un continente y otro. Los episodios violentos que se registraron en la Eurocopa 2016 así se lo hicieron ver. "Me tocó ir a Marsella, donde jugaron Inglaterra y Rusia. Se mataron entre tres facciones: los habitantes de norteáfrica que son mayoría contra los ingleses (ya había pasado en el Mundial 98) y también los rusos. Fueron tres días de batallas en las calles".
Su bitácora de viaje repasa que los hooligans británicos se emborrachaban en los bares y colgaban sus banderas para marcar presencia. Los norteafricanos iban a su encuentro con cuchillos y también los rusos, en cuadrillas de cinco por cinco. "Para mí los rusos eran paramilitares, tenían gopro en sus pechos, ninguno estaba borracho o drogado y todos estaban entrenados. Creo que fue un mensaje político desde Rusia para que los ultras de Europa no hicieran quilombo en la Copa del Mundo. Después, en el Mundial, no pasó nada".
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