Alexis Mac Allister lleva apenas dos partidos en Boca, pero ya se puso al hombro la cábala para "ahuyentar" a la desgracia, en sociedad con Ramón "Wanchope" Ábila. Y, de esa forma, empujar al "Xeneize" hacia la séptima Copa Libertadores, luego de haber quedado en la puerta en la edición 2018, en la que perdió la final frente a River en Madrid.
El mediocampista surgido de Argentinos Juniors, de 20 años, se incorporó en el último mercado de pases, a préstamo, dado que su ficha pertenece al Brighton de Inglaterra. Y aunque en un principio parecía que iba a correr de atrás en la consideración de Gustavo Alfaro, dado que cuenta con "Bebelo" Reynoso, Alexis logró imponerse y fue titular en los duelos frente a Atlético Paranaense, en los que resultó clave: hizo el gol en el 1-0 en Curitiba, y rindió en la Bombonera, al punto que asistió a Salvio en el 2-0.
Pero sus funciones van más allá de lo futbolístico. El hijo de Carlos Mac Allister, ex lateral de Boca, Ferro y la Selección, tiene un rol trascendente a la hora de la foto oficial. El mismo pudo observarse en los dos partidos en los que fue titular. Se posiciona en la hilera de los "agachados" en la formación, junto a Ramón Ábila. Y con su mano izquierda, discretamente, como apoyándose, le tapa el número del pantaloncito.
El tema es que "Wanchope" eligió el dorsal 17, que en los "sueños" tiene el significado de "la desgracia". Entonces nació la cábala. Marcos Vázquez, periodista y usuario de Twitter (@mvzqz), fue quien descubrió la particularidad y fue al archivo: buceó en fotos de las formaciones de Argentinos para observar si el gesto de Mac Allister era habitual, apoyándose en el compañero de al lado. Y no apareció registro que lo confirmara.
Claro que los sueños de Boca en la Copa Libertadores se sustentan en el funcionamiento que comenzó a encontrar Gustavo Alfaro, en la jerarquía del plantel, al que se sumaron nombres de peso como el de Daniele De Rossi, en el empuje de sus hinchas. Pero las cábalas son una herramienta siempre presente en el deporte. Y Alexis, en compañía de Ábila, se toma con seriedad (y continuidad) el trabajo de "combatir" a la desgracia.
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