Las imágenes analizadas por el medio Globo de Brasil
Cada vez que Gustavo Alfaro y algunos de los integrantes del actual plantel de Boca viajan a Brasil un feo recuerdo se les viene a la mente. Data de su estadía en Arsenal de Sarandí, cuando visitaron al Atlético Mineiro en 2013, por la quinta fecha del Grupo 3 de la Libertadores.
El conjunto del Viaducto necesitaba un resultado positivo en Belo Horizonte para clasificarse a los octavos de final de la Copa y enfrente tenía al equipo comandado futbolísticamente por Ronaldinho, que ya lo había goleado 5-2 en Buenos Aires (y a la postre ganaría el certamen). Alfaro alineó a Lisandro López e Iván Marcone en el estadio Raimundo Sampaio, mientras que en el complemento hizo ingresar a Darío Benedetto.
Diego Tardelli y Ronaldinho -de penal- adelantaron al Galo. Diego Braghieri descontó de cabeza. En el complemento, los brasileños desplegaron todo su repertorio y vapulearon a su rival nuevamente 5-2, con tantos de Luan, Alecsandro y una perla de Dinho. Y Pipa Benedetto, con un impresionante tiro libre, descontó transitoriamente.
Hubo varias decisiones arbitrales que perjudicaron al cuadro de Alfaro y por eso los futbolistas se dirigieron hasta la posición del árbitro paraguayo, Enrique Cáceres, para reclamarle cuando terminó el cotejo. La Policía Militar intervino rápidamente para cercar a los jueces y las agresiones de uno y otro lado no demoraron en aparecer.
Los forcejeos continuaron en la puerta del vestuario
Un efectivo brasileño apartó bruscamente con su escudo a López y Damián Pérez, provocando la reacción de este último. Al ver la situación, Marcone le acertó una trompada al policía y los ánimos se exacerbaron completamente. Los otros integrantes del plantel del Arse, más el cuerpo técnico, entraron corriendo al campo de juego y se acercaron a la zona de conflicto.
Hubo piñas, patadas, bastonazos, lanzamiento de objetos y amenazas con armas de fuego para amedrentar. Incluso la aparición repentina de una tropa de choque. Pasaron varios segundos hasta que los bandos quedaron separados y la delegación argentina se dirigió hacia el vestuario visitante. Y allí el caos volvió a apoderarse de la escena.
Testigos del hecho recuerdan que los cascos blancos apuntaban con sus itacas y reinó el pánico cuando amagaron a tirar. Incluso, las imágenes en las puertas del vestidor muestran al propio Alfaro intentando apaciguar las aguas, con un arma en la espalda, sin percatarse de la misma.
Entre empujones, le volaron la boina de la cabeza a la encargada del operativo de seguridad, Claudia Romualdo, lo que desató la ira de la Policía local. Estaban decididos a ingresar por la fuerza para llevarse detenidos a Marcone, Benedetto, Pérez, López y Nicolás Aguirre, distinguidos en la gresca. Recién cuando devolvieron la parte del uniforme que había perdido la jefa y cerraron las ventanas para que no arrojaran objetos contundentes desde el interior, se tranquilizó la cosa.
Pasaron entre cuatro y cinco horas hasta que el plantel visitante pudo retirarse del estadio, luego de que varios futbolistas declararan y dieran su versión sobre lo ocurrido (incluidos Benedetto y Marcone). Arsenal debió pagar una multa económica por los disturbios, mientras que la entidad brasileña también debió hacerse responsable por el accionar de la Policía.
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