Partido interrumpido por granizo, cuatro goles anulados, dos penales (uno sancionado y otro no), un expulsado y el tumulto final que desembocó en los festejos de un lado y la desazón del otro. La "final" de 2009 entre Vélez y Huracán tuvo todos los condimentos habidos y por haber. Y un par de sus protagonistas revivieron este peculiar capítulo con Infobae, a 10 años.
Fecha 18 del Torneo Clausura 2009. En Parque Patricios, Huracán vapuleaba 3-0 a Arsenal con goles de Mario Bolatti, Patricio Toranzo y Matías Defederico. Al unísono en el Sur, Lanús se bajaba definitivamente de la lucha por el título al igualar con Vélez, que le cedía la punta del campeonato a un Globo al que recibiría en la última jornada.
El equipo dirigido por Ángel Cappa, sin grandes nombres pero con jóvenes que se potenciaron y explotaron en ese certamen, desplegó un fútbol vistoso que lo puso en boca de todos. Sin embargo, no tomó la punta hasta la penúltima fecha. En cambio el Fortín y el Granate se habían repartido el liderazgo a lo largo de la competición, sin tanto brillo pero con una solidez que los convirtió en candidatos.
El escenario estaba armado para aquel 5 de julio: el empate le bastaba a Huracán para ser campeón después de 36 años; Vélez necesitaba ganar sí o sí para sumar otra corona.
Esa tarde lluviosa dejó una marca en la historia del fútbol argentino, condenó y condujo al ostracismo al árbitro del duelo, Gabriel Brazenas, que dirigió oficialmente por última vez allí (luego acusaría problemas físicos y se retiraría en 2010).
El boom de la Gripe A se había instalado desde hacía meses en Argentina y por eso a Liniers no fueron pocos los que acudieron con barbijos para evitar el contagio. El estadio lució desbordado de público en ambas cabeceras. Apenas un pulmón dividió a los hinchas de la popular visitante y la platea local. La fiesta estaba montada y fue el dueño de casa quien celebró. La polémica perdurará por siempre debido al discutido arbitraje.
"Tenía una confianza plena, veníamos de ganar muchos partidos seguidos y ser campeón con Huracán era el sueño que tenía desde chico. Antes de jugar me imaginaba subido arriba del travesaño festejando con la gente. Tenía 21 años pero estaba tranquilo y disfruté la previa. Después, pasó lo que pasó. Fue una lástima". La declaración de Gastón Monzón, diez años después del subcampeonato quemero, da el pie para repasar el desarrollo del juego.
La primera jugada polémica del match pudo haber tenido incidencia en el tanteador. Eduardo Domínguez (habilitado) anotaba el 1-0 para el visitante -de cabeza- pero Brazenas le anuló el tanto a instancias de su primer asistente, Ricardo Casas, quien levantó la bandera cuando en realidad era Paolo Goltz el que estaba en offside.
A los 19 minutos de juego, el granizo que azotó a la Ciudad de Buenos Aires obligó a detener la acción. Muchos simpatizantes se refugiaron en las bocas de salida, al igual que los protagonistas. Los pedazos de hielo de considerable tamaño hicieron que el partido se frenara durante media hora.
En la reanudación fueron los muchachos de Cappa los que parecieron estar más afirmados en cancha y el resultado en cero les era favorable. Pero la velocidad del Burrito Martínez los complicó: Araujo llegó tarde a cruzarlo y Brazenas acertó al sancionar penal para Vélez. El joven Monzón, quizás hasta ahí a la sombra de un conjunto que descollaba con su tiki-tiki, tenía su tarde de gloria: se recostó sobre la derecha para desviar el remate del uruguayo Rorro López, uno de los máximos artilleros del torneo.
El resumen de la victoria de Vélez ante Huracán por la última fecha del Clausura 2009
Había pocos espacios y exceso de pierna fuerte. Las condiciones climáticas no ayudaban al juego rasante (al igual que el elevado número de pulsaciones de los 22 jugadores). Por eso Huracán volvió a avisar por la vía aérea: Domínguez ganó otra vez y estrelló la pelota en el travesaño antes de que Federico Nieto lo perdiera abajo del arco. Minutos más tarde, Defederico arrancó de derecha a izquierda a lo Messi, se metió en el área y tiró bajo, cruzado y desviado.
El otro juez de línea de aquel cotejo fue Hernán Maidana quien, con buen tino, le anuló un gol a Vélez (por offside de López) y otro a Huracán (por posición adelantada de Nieto). Con el duelo todavía 0-0 Casas le invalidó otro tanto al Fortín porque la pelota había salido previo a que Joaquín Larrivey la bajara y Bebu Velázquez la introdujera en la valla rival con un tacazo. En estas tres jugadas, los asistentes tuvieron pulgar arriba.
Los de Ricardo Gareca no le ocasionaban peligro al arco de Monzón. Apenas Martínez había generado el "uhhh" en la tribuna local con una definición incómoda. Mientras, Brazenas le perdonó la vida a Otamendi por una mano cerca del área (ya tenía amarilla) y recién amonestó a Araujo en el segundo tiempo tras cortar un contragolpe, tarjeta que podría haber significado su expulsión si también lo reprendía en el penal a Martínez.
Existió otra maniobra que expuso la tarea de Brazenas y Casas: Cubero llegó hasta el fondo, disputó una pelota dentro del área y recibió un terrible planchazo de Arano. Era penal y expulsión de Chiche; todo se diluyó en un reclamo y amague de gresca.
El final con disturbios del Vélez-Huracán que estigmatizó a Gabriel Brazenas
Segundos antes de la apertura del marcador, Larrivey -ex Huracán- ya había ido a disputar de forma vehemente una pelota en el aire con Monzón, que atenazó bien. La secuencia se repetiría pero sobre el césped. Gareca ya le había advertido a Roberto Nanni (suplente) que iba a entrar cuando Otamendi le tiró un pelotazo largo al Rorro López y este la bajó adentro del área buscando a su compañero de ataque, Larrivey. El balón le quedó largo al punta velezano y Monzón salió a cortar el ataque. Tomó contacto con el esférico y recibió el empellón del Bati. La pelota quedó boyando y Maxi Moralez envió un pase a la red.
Pasado el tiempo, muchos le cayeron a Monzón por no haber mantenido la posesión del balón buscando generar la infracción. Él desmitificó esa versión: "Nunca especulé con que me cobraran foul. No sé si llegué a tener la pelota agarrada pero sentí el impacto y giré. La sensación fue la de tener la pelota en la línea para hacer un gol y que alguien te agarrara de la camiseta para evitarlo". Y añadió: "Me acuerdo que al torneo siguiente me pasó lo mismo contra Arsenal, la pelota quedó suelta, me levanté como pude y la agarré de nuevo. Yo no especulé, estoy tranquilo por eso".
Monzón no se acuerda lo que respondió el árbitro ante los reclamos, pero hubo insultos, rabia y angustia. El desenlace tomó tintes bélicos. Moralez tenía amarilla y vio la roja por sacarse la camiseta en el festejo del gol. Cappa explotó en el banco de suplentes por la falta de pelotas para reanudar la acción y Brazenas adicionó 8 minutos que serían dramáticos.
Con mil piernas enfrente Germán Montoya sacó una pelota de campeonato en la línea. De contragolpe Larrivey pudo liquidar el pleito en dos oportunidades y Monzón lo evitó. Tras el segundo mano a mano, el atacante iniciado en Parque Patricios fue increpado por sus adversarios y todo se desmadró. Un alcanzapelotas fue agredido y Sebastián Domínguez fue impactado por un objeto contundente que cayó de la popular visitante y lo cortó. La cámara de la transmisión captó su felicidad, llanto de emoción y sangre derramada en su rostro en el instante del pitazo final.
"Tengo varios amigos de Huracán y sé que probablemente no acepten nunca lo que pasó. Yo no creo que existan los árbitros que digan 'hoy a estos los voy a cagar, a destrozar, a hacerlos perder o eliminar de una copa'", manifestó Maidana, quien en otro artículo también habló de los arreglos en el fútbol y aseguró nunca haber recibido propuestas turbias.
El lineman que acompañó a Néstor Pitana en los últimos dos Mundiales coincidió en algo con Monzón: ambos tomaron dimensión de lo que había pasado con el correr de los días, semanas. El juez recordó: "No sentí que hubiera habido nada raro en ese momento. A Ricardo (Casas), que habitualmente no se equivocaba porque era un monstruo, le tocó errar en un offside. Maradona, Zico, Platini y Messi erraron penales y eso no los hace ser corruptos. Aborrezco cuando se asocia la palabra deshonestidad con el arbitraje".
Hasta el día de hoy, la gente frena al arquero en la calle y le pregunta por aquella final perdida ante Vélez. "Yo era chico, recién me estaba afianzando en primera y no caí. Recuerdo que después del partido volví a mi casa en González Catán, donde me esperaba mi familia. Me habían hecho un pasacalle y el barrio estaba mudo. Dejé el auto en el garage, subí, me abracé con mi mamá y me largué a llorar".
Paradójicamente, Monzón percibió más la sensación de ultraje en 2014, cuando Huracán perdió el desempate por el ascenso a Primera División con Independiente y también fue perjudicado con un arbitraje polémico. "No me gusta juzgar sin saber. Si tuviera certeza de algo, lo diría. Se pudo haber equivocado, ya pasó. ¿Si saludaría a Brazenas en caso de cruzármelo? No, ya está, es pasado. No tengo nada que decirle, no cambiaría nada. Es como cuando te cobran un foul en contra: por más que protestes, está cobrado", concluyó.
De vez en cuando, el ex guardameta del Globo engancha en la televisión o YouTube algún compilado del torneo del Huracán de Cappa y revive esa historia con sus sobrinos. Igualmente, para él es una historia cerrada: "No me gusta vivir de recuerdos".
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