La "estrategia" oculta ante Boca, los "silbidos" que lo bloquearon y la pelea en Brasil "25 contra 5": 9 frases del Gallardo más íntimo

El "Muñeco" presentó el libro "Gallardo recargado" y se mostró abierto a recorrer su vida, incluso revelando anécdotas que no están incluidas en la obra

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En plena conferencia, Gallardo alentó a que le preguntaran más sobre anécdotas de su vida que sobre la actualidad del plantel (Foto: @RiverPlate)
En plena conferencia, Gallardo alentó a que le preguntaran más sobre anécdotas de su vida que sobre la actualidad del plantel (Foto: @RiverPlate)

Marcelo Gallardo acompañó al periodista Diego Borinsky en la presentación del libro "Gallardo recargado", que recorre la gestión del "Muñeco" en River desde fines de 2015 hasta el título en la Copa Libertadores en Madrid. La obra retoma la historia contada en "Gallardo Monumental" y el director técnico del "Millonario" se mostró distendido como nunca, al punto de terminar narrando anécdotas e intimidades que no estaban escritas.

Por ejemplo, el entrenador, de 43 años, se refirió al grupo de amigos que compone su cuerpo técnico. "El equipo de trabajo es una pieza muy importante, por las personas y por sus capacidades. Biscay y Buján son los más cercanos de los que tengo, y nos conocemos de toda la vida. Trabajamos en armonía y con amigos", explicó. Aunque su exigencia full time genera que, en las vacaciones, necesiten tomar distancia. "Biscay, cuando quiere desconectarse de mí, porque no me banca a mí, se va a Disney; se desconecta viendo a otros personajes", contó, entre risas.

Cuando Borinsky detalló la historia de Buján, quien llegó a River a los seis años y apenas jugó un puñado de minutos en Primera, pero sin embargo terminó dirigiendo (ante la suspensión del "Muñeco") la final en el Santiago Bernabéu, soltó una perla: cada vez que Guillermo Barros Schelotto, director técnico de Boca, protestaba ante el árbitro o pedía el VAR, enseguida se subía Buján a la efervescencia. "Esa era un poco la estrategia, je", apuntó.

LAS PRINCIPALES DEFINICIONES Y ANÉCDOTAS DE MARCELO GALLARDO

Su primer gran golpe: los silbidos que lo bloquearon por dos años

El 30 de junio de 1995, en la inauguración del estadio Centenario de Quilmes, Argentina derrotó 2-0 a Australia. En el partido, Gallardo se hizo cargo de un penal, que ejecutó por encima del travesaño. Y recibió el castigo de parte de los presentes, que a partir de allí lo silbó en cada intervención. "No estaba preparado para sentir la reprobación. Me duró bastante. Creo que dos años. Y no me enorgullece decir que tardé dos años en reponerme de algo que me había frustrado. No sabía cómo asumir la reprobación. Por eso es importante que los futbolistas tengan un entorno donde se puedan apoyar, porque muchas veces se ve a un futbolista como un superhéroe y se pierde de vista que el futbolista es humano. Y hay períodos en los que las cosas no nos salen, tenemos miedos, hay falta de confianza. Esas cosas nos pasan y tenemos que tenerlas en cuenta. Tardé dos años para volver a posicionarme con la fuerza con la que había arrancado. A los 18 años me pegué el primer golpe y no era tan fácil. A los 20 años no tenés madurez para ver las cosas con claridad. Hasta que en un momento las cosas te hacen un click, y en el 97 volví a tener continuidad, confianza y pude despegar de ese bloqueo que tuve en ese inicio", contó.

Cuando casi toma una "decisión incorrecta" y pensó en dejar River

"Con Juan (Berros, su representante) tuvimos varias discusiones; en un momento me quería ir porque no soportaba que mi calidad futbolística no pudiera expresarse como quería, y esa frustración pudo haberme hecho tomar decisiones incorrectas, como irme del club. Pero él me dijo: 'Pará, pensá'. Gracias a eso me quedé en River y desarrollé la carrera que desarrollé. Esto no lo hablamos en el libro. Es un bonus track, ja. Saber escuchar es una de las cosas que aprendí en mi vida y saber escuchar me ayudó muchísimo".

El día que un picado en Brasil terminó en una pelea "25 contra 5"

"Cuando éramos jóvenes, con Matías Biscay, habíamos ido a Brasil, a Guarujá, San Pablo, con un grupo de amigos y se armó un picado en la playa. Nosotros éramos 5. Había empezado a las 10 de la mañana, éramos 5 contra 5 y empezaron a sumarse más brasileños, terminamos siendo 15 contra 15. Nosotros jugábamos con brasileños también, y el partido se puso picante, bastante áspero. Se empezó a poner pierna fuerte, Matías pegó una patada bastante fuerte y los rivales siguieron jugando. En cuanto le pegaron a uno de los nuestros, un amigo saltó, tuvo la peor idea tirar una trompada. Hasta los que jugaban con nostros nos pegaron, eran 25 contra 5 y no fue muy favorable para nosotros…".

La emoción cuando se refirió a sus padres

“A mí nunca me exigieron ni me presionaron mis padres para jugar al fútbol. Me inculcaban que estudie, que tuviera la posibilidad de desarrollarme con una educación que me permitiera defenderme en la vida. Nunca sentí esa presión que hoy tanto me angustia cuando veo a un padre detrás del alambrado, o a una madre, desenfocando a los chicos con tanta euforia; me desagrada muchísimo, la paso muy mal. Yo voy a ver a mis hijos a jugar, me quedo callado en un costado, y los observo. Mis padres me acompañaron sin generarme una presión. Y eso me quedó para toda la vida. Mis padres me acompañan hasta hoy. Mi madre me acompañó hasta el último día que pudo caminar. Cuando se enfermó estaba presente en la tribuna. Y me acompañó hasta el último día en silencio. Eso fue algo muy valioso para mí. Cuando vos hablás de pilares, me refiero a mis padres, con ese amor, con ese esfuerzo. Eso fue lo más valioso”.
(@RiverPlate)
El “Muñeco”, con el periodista Diego Borinsky, autor del libro (Foto: @RiverPlate)
La comparación Champions League-Copa Libertadores

"Tuve la suerte de jugar la Champions League, y cuando vas de visitante te ponen alfombra roja, no pasa nada en los pasillos ni en los alrededores. Y acá tenemos naturalizados que si vas de visitante te tienen que asustar, que te tiren piedras, que te muevan el micro… Y decimos que son pasiones, y en realidad somos pasionalmente desequilibrados".

Cómo maneja el hecho de tener a su hijo Nahuel en el plantel

"Cuando las cosas son de manera natural, no hay por qué diferenciarlas. Yo no le regalo nada a nadie. Si tiene las cualidades para estar, está. Si no las tuviera, no estaría. Es parte de mi manejo profesional. Nada tiene que ver con ser el padre. Es más problemático para los de afuera".

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