River goleó 3-0 a Atlético Paranaense y se consagró campeón de la Recopa, en otra muestra de su juego colectivo, de su personalidad para reponerse de situaciones complejas (había perdido 1-0 en Curitiba) y de la confianza que lo lleva a buscar hasta el final (los últimos dos goles fueron en tiempo de descuento). Con presión extendida, empuje y hambre, fue superior al campeón de la última Copa Sudamericana y se quedó merecidamente con este trofeo, que ya había alzado en 2015 y 2016.
El equipo tuvo un rendimiento parejo, pero hubo varios puntos sobresalientes, como Pratto, Ponzio o Armani.
Franco Armani (8): dos atajadas de arquero de Selección -está citado para la Copa América-. A los 31 minutos de juego, a puro reflejo, se interpuso entre Luis González y el arco, tras la cesión precisa de Rony. Y en la segunda parte, con el partido 1-0, se arrojó sobre su izquierda ante un remate ajustado de Renán Lodi. Clave en los últimos tres títulos de River.
Gonzalo Montiel (7): sus proyecciones le dieron amplitud a los ataques de River. Abanderado de la presión alta (jugó más en mitad de campo que en defensa), participó de dos de las mejores acciones de ataque del local en la primera parte: combinó con "Nacho" González en el remate al palo y cedió para Pratto en el intento que tapó el arquero Santos. Incluso pisó el área y probó dos veces de volea: una de ellas tenía destino de gol y dio en un adversario.
Lucas Martínez Quarta (8): muy bien en el anticipo y la conducción desde el fondo. No falló en los pases y mostró personalidad. Apenas un lunar: la innecesaria falta a Rony. Pero recuperó el nivel con el que irrumpió en Primera.
Javier Pinola (7): le tocó tomar más a Nikao quien, cuando lo hizo salir, lo complicó. De todas formas, nunca abandonó la intención de darle salida a su equipo. Vital en el primer pase, además, provocó el penal con su remate que dio en la mano de "Lucho" González (estaba despegada del cuerpo; bien sancionada por Tobar).
Fabrizio Angileri (6): con menos participación que Montiel (River atacó más por derecha), su mejor intervención en el primer tiempo fue un centro preciso que Pratto, de cabeza, no logró darle potencia. Con precisión dispar en los envíos, siempre intentó.
Ignacio Fernández (7): tuvo la primera oportunidad de gol, a los 13 minutos de juego, con un buen control y un posterior remate que pegó en el palo del arco defendido por Santos. Luego, sus intervenciones fueron raleadas. Por momentos, le faltó darle dinámica al ataque. Sin embargo, asumió la responsabilidad de un penal caliente (que convirtió de rebote) y encontró mejores combinaciones con De la Cruz y Suárez.
Enzo Pérez (7): bien en la presión, ubicándose bien adelante en campo contrario. Una máquina que incluso intentó progresar como el viejo Enzo Pérez, el de Estudiantes o Godoy Cruz, con potencia y gambeta.
Leonardo Ponzio (8): "tal vez no esté para todo el partido, pero sí necesito su experiencia, su espíritu, sus ganas", había anticipado Gallardo. Y acertó en cada palabra. El eslabón clave en el pressing, carácter para no permitir que sus compañeros aflojaran, bien con la pelota (hasta dibujó un gran caño en el primer tiempo) y, como bonus track, soportó todo el partido.
Exequiel Palacios (5): aportó entrega para la presión y buscó integrarse al armado, pero de a ratos se volcó en exceso sobre la banda izquierda, donde se perdió. Fue reemplazado en el entretiempo por una molestia muscular.
Rafael Santos Borré (5): el "Muñeco" apostó a él para asfixiar a Paranaense en la salida. Ofreció movilidad y esfuerzo, aunque no estuvo fino a la hora de tomar decisiones. Le dejó su lugar a Matías Suárez.
Lucas Pratto (10): el partido del "Oso" fue un master sobre el trabajo del N° 9. Sacrificio en la presión y en los momentos en los que tuvo que jugar de espaldas, generoso para rebotar, hasta protagonizó corridas de más de 50 metros, a pura potencia, sin que le pudieran quitar el balón. Anotó el 2-0, el gol clave, tras un control perfecto y una definición por debajo del cuerpo del arquero.
Nicolás de la Cruz (7): ingresó en el inicio del segundo tiempo y le dio otra vivacidad a la ofensiva del "Millonario". Por el centro, en la zona de gestación, o desde la izquierda, haciendo la diagonal hacia adentro, aportó movilidad y buenos movimientos.
Matías Suárez (8): entró en el último tramo del partido por Borré, pero fue fundamental. Asistencia deliciosa a Pratto en el 2-0 y gambeta al arquero y toque al arco vacío para el 3-0.
Camilo Mayada: ingresó en el epílogo por Angileri en pos de darle más profundidad al equipo por los laterales. Y estuvo en el instante clave de la final.
Marcelo Gallardo (10): acertó en el planteo inicial, conteniendo al lateral Renán Lodi y a Rony con la posición de Montiel permanentemente en campo contrario, y a partir de la presión asfixiante. Los cambios de De la Cruz y, sobre todo, el de Suárez, fueron decisivos. Décimo título para el DT desde 2014: el padre de la criatura.
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