Claudio Borghi: "Los técnicos tienen que tener compostura y no andar gritando como boludos"

El ex Argentinos Juniors habló de todo durante una entrevista con Infobae. Dice que la Libertadores es un solteros contra casados comparado con la Champions, que no entiende las decisiones de AFA y que hay mucho "vende humo" como director técnico.

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En su época de técnico
En su época de técnico de la Roja, lugar que ocupó tras la renuncia de Bielsa, de quien se queja porque no dejó registros de la tarea. (Getty Images)

SANTIAGO DE CHILE – A Claudio Borghi le queda poco de "Bichi". Sarcástico, punzante, brutalmente honesto a veces, no extraña que los que no lo quieren demasiado en Chile lo apoden "Bicho". Pero son la excepción: Borghi, la fulgurante aparición del fútbol argentino en los '80, es hoy un respetado comentarista que le agrega sal y conocimiento al debate futbolero de un país comprimido entre la inmensidad de los Andes y del Océano Pacífico, pero que siempre mira hacia Argentina cuando el tema es la pelota.

Desde el desconcertante presente del Barcelona y la selección argentina hasta el futuro de Lionel Messi, pasando por el papel de César Luis Menotti, el lado oscuro de Marcelo Bielsa, su enfrentamiento con Jorge Sampaoli, la sorpresa que le genera la falta de "argentinidad" de Mauricio Pochettino y la crudeza de la realidad latinoamericana, Borghi habló de todo durante una extensa entrevista con Infobae en Santiago de Chile.

"En mis tiempos yo tenía la fama de loco, y hoy, que han pasado 35, 40 años, yo sigo con una vida completamente normal. Y muchos de mis compañeros no: perdieron su dinero, se separaron, no se hablan con sus hijos, no tienen proyectos de futuro", disparó el hombre que en 1985, como gran figura de Argentinos Juniors, tuvo contra las cuerdas a la Juventus de Michel Platini y Michael Laudrup. Treinta y cuatro años después, sus conclusiones son duras: no le pidan a jugadores de Argentina o Chile que entrenen como alemanes, porque de niños no se alimentaron como ellos.

– ¿Qué conclusiones sacás de los dos partidos de vuelta en las semifinales de la Champions?
– Bueno, estuve viendo también uno de la Copa Libertadores y era como ver un partido de solteros contra casados. Por las velocidades… Hay que pensar si este cambio en el fútbol europeo lo provocaron los entrenadores o los preparadores físicos. Antes vos podías decir que por 15 minutos imponías un ritmo altísimo de juego, pero que no aguantabas los 45. Y lo que están haciendo estos es aguantar los 90 minutos a un ritmo infernal. Cuando lo veo con mi hijo es muy entretenido. Pero si soy holandés o español me corto un huevo, porque no podés perder con ese resultado a favor. Pero como espectadores, claro, decís qué lindo, ¡qué lindo espectáculo!

– El año pasado Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, dijo que la Libertadores es el "fútbol de verdad" y la Champions, "PlayStation".
– Bueno, las copas han ido cambiando… La Libertadores ha mejorado, antes era un sitio de guerra. Al llegar, al jugar, al alojarse. Acá tenemos una mentalidad sudamericana, hacemos tiempo, hablamos con los alcanzapelotas para que no la acerquen cuando estamos ganando, que se apuren cuando estamos perdiendo, nos caemos y no sabemos si estamos muertos porque nos pegaron un tiro o estamos haciendo tiempo. Culturalmente estamos muy lejos de respetar todas las normas que respetan los europeos.

– ¿Dónde está la diferencia de nivel?
– En el ritmo. En la cantidad de veces que logran correr 50, 60, 70 metros. Y acá no lo hacemos. La semana pasada vi Católica versus Gremio. Tuve la desgracia de ver el partido este del Ajax y el Tottenham, descansar un poquito para unos mates y después ver la Libertadores. Y vos decís, "no, no es lo mismo". Es un juego diferente. Son realidades diferentes que tenemos y que no vamos a cambiar.

– ¿Hay una falla en la preparación física?
– Acá tenemos un montón de cosas que son una desventaja respecto de los europeos. Una cuestión de crianza, de entrenamientos. Cuándo empezaste a entrenarte, cuando empezaste a alimentarte bien. En general, los jugadores sudamericanos vienen de lugares humildes, comemos lo que podemos. Y en un momento te dicen que tenés que entrenar como un alemán, y la verdad es que nosotros no estamos preparados. Fijate que hoy los jugadores han cambiado físicamente, ya no tienen tantos músculos, son más atletas de larga distancia. Antes nosotros éramos musculosos, potentes…

– Aquellos años de los entrenamientos de fuerza en la arena…
– Exacto. ¡Han desaparecido los gemelos! Los jugadores ya no tienen gemelos. Fijate en (Mohammed) Salah, ¿tiene algún músculo en especial? No, ninguno. Fijate en el tenis, que no tienen músculos como los que tenía (Guillermo) Vilas, miralo a (Roger) Federer. Los tendones están preparados para otras cosas, pero se hace muy difícil que nosotros podamos llegar como equipo a algo así. Individualmente se llega, fijate en (Nicolás) Tagliafico. Pero grupalmente no, y eso es llamativo.

– Cuando Menotti dice que no ve muchos jugadores en Europa que sean mejores que los del medio local, ¿qué está diciendo?
– En eso tiene razón el Flaco, hay jugadores que son muy buenos. El mejor jugador argentino en cuanto habilidad, uno por el que yo pagaría para verlo jugar es (Ricardo) Centurión. No tengo ninguna duda. Pero la formación que tuvo Centurión no le permite jugar. Por una cuestión general de formación nosotros estamos muy lejos.

– Y acá incide también la alimentación, todo aquello de lo que hablabas…
– Todo influye. Nosotros tenemos unos problemas alimenticios de jóvenes que son tremendos. Acá en Santiago pasa. El chileno es bajito, pero las generaciones que vienen son más grandes. La alimentación es mucho mejor. ¿Influye esto en el cerebro? Influye, sí. Y en los dientes, en las piernas, en los músculos. Ahora que está la moda de los vegetarianos, incluso de los veganos. Bueno, yo digo que cuando yo era chico era vegetariano o vegano, porque comía muy poca carne. No porque no quisiera, sino porque no la podía pagar. La gente en Chile tiene hoy muchas más posibilidades que hace 25 años.

Borghi en su paso por
Borghi en su paso por Boca, dirección técnica a la que renunció tras perder el clásico frente a River en noviembre de 2010 (Foto Baires)

– ¿Qué te generaron Messi y el Barcelona el otro día? Parecían vencidos antes de ser vencidos…
– Son cosas raras… Si veías el partido en Barcelona y solamente veías el primer tiempo y luego te decían que el Barcelona ganó 3-0, vos decís que no, que era imposible, que ese partido no es para que lo pierda el Liverpool. Y con el Ajax pasó lo mismo. Esos gestos que tiene Messi preocupan porque es un ritmo gestual muy raro el que tiene, como de abatido, como de caído… Incluso leí que alguna gente lo había increpado en el aeropuerto.

– Eran ocho…
– Pero era Messi, ¡era a Messi! Por eso, a veces me alegra muchísimo verlo jugar y otras veces me preocupa, porque creo que estas obligaciones que tiene de ganar cosas para ser más importante lo hacen sufrir mucho.

– ¿Es la Copa América una trampa para Messi?
– Muy buena la pregunta… Me parece un poco injusto que tengamos que esperar a la Copa América o el Mundial para ver si Messi es o no el mejor del mundo. La Copa América, que se juega este año y el que viene otra vez, ha perdido un poco la importancia que tenía. Es un torneo muy especial, porque no te da absolutamente nada. Te da un trofeo que lo guardás en tu casa, pero no te da el derecho a participar en ninguna otra copa.

– Bueno, la Eurocopa tampoco…
– Sí, pero el hecho de jugar una Copa América y ser campeón debería darte algún tipo de ventaja en las eliminatorias. Este año no sé si los equipos van a ir a participar, a probar cosas, a experimentar… Creo que no van a llevar lo mejor que tienen. Lo van a tomar como un banco de pruebas.

– ¿El cuarto gol del otro día, el de corner?
– A Estudiantes no se lo hacen.

– A Estudiantes y a unos cuantos más tampoco…
– Exacto. Esa es la diferencia entre el fútbol sudamericano y el europeo. Acá no es posible. Vas a patear el corner y tenés tres tipos arriba, encima. Había seis jugadores dados vuelta, mirando al centro de la cancha.

– ¿Y cómo es posible eso?
– Yo creo que eso tiene que ver con una idiosincrasia de cada país. Ellos no tienen maldades, no sé si llamarlo picardía. Pero acá ese gol no te lo hacen. Y no sé hace cuánto que Barcelona no hace un gol de cabeza… No cabecean.

– Antes no se notaba tanto su fragilidad defensiva porque resolvía todo en ataque, ¿no?
– Sin dudas. Y ahora tiene que hacer cambios en cuanto a sistemas, formas. ¿De quién es este equipo, es de Guardiola, de Martino, de Valverde? El entrenador cambia pero el fútbol sigue siendo el mismo.

– No es el mismo estilo de Guardiola, a partir de Luis Enrique acentuaron lo de jugar al contraataque y no tener tanto la pelota. ¿Coincidís?
– El tema con el Barcelona era el de dónde recuperaba la pelota cuando la perdía. ¡La recuperaba en tu campo y no te dejaba salir! Con jugadores con tenencia del balón que te van destruyendo.

– Hoy no, se le meten en el área con seis jugadores como hizo el Liverpool.
– Hoy no. Se les meten en el área y les salen de contragolpe. Y el Barcelona es un equipo muy largo para las pretensiones que tiene. Hay que ver si (Jordi) Alba tiene que seguir jugando o si buscan otro marcador de punta. En aquel partido era un cambio seguro.

(Getty Images)
(Getty Images)

– Lo que le sucedió al Barcelona en este último años, ser eliminado dos veces de la Champions cuando llegaba con enorme ventaja al partido de vuelta, ¿no lo pone bajo sospecha como gran equipo? ¿Puede pasarle algo así a un gran equipo de la historia?
– No, no puede

– ¿Y dónde lo ubicamos ahora?
– Nosotros tenemos que distinguir la importancia de las Ligas, aunque la española sea muy buena. Pero en la Liga de España salen campeones el Real Madrid o el Barcelona. Y quizás, alguna vez, el Atlético de (Diego) Simeone. Eso hace que sea un campeonato injusto en cuanto a decir que ahí juega el mejor equipo del mundo. Yo digo que al mejor equipo del mundo se lo puede ver en una Champions o en una Copa Libertadores, pero a nivel local no. Y los ingleses… Me encantan que estén los dos en la final, porque fui hace 33 años y estaban los hooligans, estaban suspendidos de competencias internacionales, ¡entrabas a un campo de concentración cuando ibas a una cancha! Tremendo era. Sacaron los hooligans, tienen equipos competitivos, tienen la mejor liga del mundo. Y eso que había inventado todos los juegos con pelota y no habían ganado nada. Por eso digo: qué bueno que la inversión, la seriedad y el compromiso traigan beneficios. Entonces me encanta que los cuatro equipos ingleses estén en las finales.

– Y vuelvo al Barcelona…
– Y, no sé. Yo digo que de lo que he visto aquel Real Madrid en el que jugaba Ronaldo era más poderoso que este Barcelona.

– ¿Cuál es el futuro de Messi? ¿Qué debe hacer? ¿Seguir toda la vida en el Barcelona?
– Y ya es tarde para irse, ya es tarde… Hacen fila para llevárselo, pero con los años que lleva ahí, para él es tarde. Es difícil jugar toda tu vida en un mismo lugar y adaptarte a algo nuevo.

– Pero como desafío, ¿probarte en diferentes entornos no te hace mejor jugador?
– No.

– ¿No? ¿No es aburrido jugar siempre en el mismo lugar?
– Je, no sé, nunca lo hice. Lo que digo es que a veces lo que marca la diferencia es el poder de adaptación que tenga el jugador. Hace unos años, los chilenos se iban y volvían inmediatamente. No se adaptaban. Y uno les preguntaba por qué y te decían que extrañaban la empanada de pino. ¿Y cuándo estás en Santiago comes empanada de pino? No, pero la extrañaba, te decían.

– ¿Qué extrañás vos de Buenos Aires?
– Yo extraño muchísimo los cafés, ese lugar donde uno se sienta y el mozo sabe que vas a tomar.

– ¿Y en Chile no hay algo así?
– No, no. No hay un lugar al que vayas a las siete de la tarde y ni siquiera hayas hablado de antemano con un amigo y sepas que va a estar. Cuando llegué con mi familia a Chile tampoco existía la bohemia, la costumbre de salir hasta tarde. Acababan de salir de una dictadura militar y estaban acostumbrados a quedarse guardados en casa. Íbamos al teatro, terminaba y cada uno se iba para la casa, porque no había dónde ir a comer. Cuando vamos a Buenos Aires mi hija me hace ver cosas: papá, vamos al teatro, vamos a cenar y me puedo comprar un libro a las cuatro de la mañana. ¡Un libro a las cuatro de la mañana! ¿Qué es mejor y qué es peor? No lo sé. Porque acá hay que ir a laburar y la gente se levanta. Allá, a veces no se levantan, pasan de largo.

El Bichi en su esplendor
El Bichi en su esplendor como futbolista en Argentinos Juniors, con la pelota atada al pie. (Foto Baires)

– Mauricio Pochettino, ¿cómo marca a su equipo?
– Hagan un ejercicio cuando ven fútbol inglés: si tapás con una cinta el cartelito en el televisor con el resultado no te vas a dar cuenta de quién está ganando y quién está perdiendo, porque juegan exactamente igual los 90 minutos. El que gana no se va a esconder en su área. El técnico tiene que ver, claro, lo de Pochettino es muy llamativo. ¿Es argentino Pochettino?

– Sí, claro.
– Pero de costumbres, digo. Porque estaba sentado en el banco cuando perdía 2-0. En la Argentina te piden que estés en la banda gritando.

– ¿Entendés que a Pochettino no le tiente la selección?
– No solo a él. Tampoco a Simeone y a Gallardo. Pero no sé si es por la selección o por la gente que rodea a la selección. Estuvo (Rodolfo) D'Onofrio hace unas semanas acá y dijo que River no tiene nada que ver con la AFA. Y uno se pregunta cómo es posible que uno de los equipos más importantes de tu país no trabaje en la federación. No se trata de la patria y de la bandera, no. Antes se peleaba por dirigir a la Argentina y por jugar para Argentina. Hoy no, hoy no. Así lo demuestran los técnicos que no quieren tomar al equipo.

– ¿Qué te pareció el proceso de Sampaoli en Chile y el posterior en Argentina?
– Acá lo hizo muy bien en la U de Chile, muy, muy bien. Y en la selección consiguió clasificar y la Copa América. Son países muy diferentes. Lo que hacés bien y lo que hacés mal en Argentina tiene mucha más repercusión que si lo hicieras en Chile. Lo que me parece, sí, es que la forma de llegar a la selección por parte de Sampaoli no fue la adecuada.

– ¿A qué te referís?
– Vos estás flojo de laburo y aparezco yo y digo: "Yo podría hacer lo de él".

– Te molesta que se haya ofrecido.
– No sé si se ofreció o lo ofreció alguien. Pero yo no estaría de acuerdo en que alguien me ofreciera de esa forma. No es adecuado. Y en Argentina se lo hicieron notar. En el Mundial no tenía respuestas ante los problemas que había, y es el entrenador el que tiene que ofrecer soluciones, equivocado o no. Y él no las tenía.

– El técnico de Argentina fue muy diferente al de Chile entonces.
– Sí, muy.

– ¿Desaprendió?
– No, no desaprendió. Yo creo que no estaba preparado para manejar situaciones que en Chile no se dan y en Argentina sí.

– ¿Se había desargentinizado un poco?
– Sí. Siendo argentino, no lo conocían mucho. Yo me fijaba en detalles que pueden ser nimios, pero cómo estaba vestido, los tatuajes… Este cree que es jugador, no entrenador, me decía. Como entrenador tenés que mantener una compostura, un estilo. Veamos a (Jürgen) Klopp. Yo me sorprendo, porque lo primero que hace Klopp cuando gana el partido es ir a saludar a (Ernesto) Valverde.

Sampoli durante Rusia 2018. Para
Sampoli durante Rusia 2018. Para Borghi es el modelo de técnico negativo, porque se lo pasa exagerando al lado de la línea y se cree que es un jugador más.

– Es que es así allá.
– Es así allá, y nosotros deberíamos ser como allá, en vez de andar gritando como boludos, deberíamos copiar eso.

– También impactó el saludo de Pochettino con el técnico del Ajax, muy emotivo, casi un tratado del deporte.
– Sí, se pone en el lugar del otro, es empático. Eso deberíamos aprenderlo, y no vender tanto humo, saltar, gritar, insultar, volver loco al linesman que está de tu lado.

– Bueno, eso es lo que hacía Sampaoli.
– Sí. Y no solo él. En la Copa Libertadores se ve como, cuando hay un lateral, los técnicos empiezan a dar instrucciones a lo loco. Y yo digo: si a los cinco minutos estás dando instrucciones significa que en la semana no trabajaste, no hiciste un carajo y que lo vas a estar tratando de solucionar en el momento. Nosotros estamos vendiendo más humo de lo que se debe.

– Fuiste mucho más duro con Sampaoli como persona que como técnico. ¿Por qué?
– Por eso, porque le conozco cosas que ha hecho que no se deben. Si vos sos un jugador joven de 23, 24 años y te pongo en un partido sabiendo que te podés romper y que te puedo arruinar la carrera y la vida… Eso es algo que tiene que ser muy importante para el técnico.

– ¿Y eso sucedió?
– Sucedió con varios. Sucedió con (Arturo) Vidal, que jugó un partido amistoso estando operado. Los doctores se querían morir.

– ¿Y por qué lo hacía?
– Porque el resultado era más importante que la carrera de un jugador. Habría que ponerse en el lugar de la persona a la que vas a romper y que no va a volver a jugar en toda su vida. Eso sucedió varias veces.

– Cuando Sampaoli decía que no le gusta planificar, que lo suyo es improvisar y que desprecia el fútbol de Alemania, ¿cómo lo tomabas?
– Es que fue raro, porque acá era justamente conocido por planificar. No sé si lo hacía o no. A veces el hábito no hace a monje. Acá se lo consideraba planificador y trabajador, y después nos enteramos de que no lo hacía. Compramos una mercancía que no era.

– Compraventa de humo.
– ¡Es que no sé! A veces los motes te los pone la gente, no te los ponés vos.

– El argentino espera que su selección gane. La Argentina, hoy, ¿está en condiciones de ganar un Mundial con un proceso lógico de preparación y un buen técnico?
– En la Argentina, para que te valoren, tenés que irte a Europa. Y en Chile pasa también. Yo creo que Argentina tiene la posibilidad de hacer dos selecciones, local e internacional. Pero veamos también la cantidad de goles que hacen algunos jugadores en sus clubes, y en la selección no los hacen. Tiene que haber una explicación más allá de lo futbolístico.

– ¿Qué te parece Menotti en la selección a los 80 años?
– Él tiene muchísima experiencia, pero no sé cuál es el papel que va a cumplir. ¿Va a elegir jugadores, va a elegir entrenadores, va a marcar el proceso, va a dar las pautas de trabajo? Yo le tengo un respeto extraordinario al Flaco, cada vez que hablo con él aprendo 25 cosas que no sabía. Pero en realidad no sé cuál es su función, no me la pueden explicar. Cuando él dice que el técnico está a prueba, uno se pregunta qué es estar a prueba, que tiene que hacer el técnico.

– O cuando dice que Messi no debió ser convocado.
– Bueno, yo creo que Messi no debió ser convocado, creo que hay que dejarlo descansar.

– Pero Menotti actúa cono comentarista y desde afuera, cuando en realidad está adentro
– Opina adentro y afuera lo mismo… Yo lo entiendo cuando dice que el que manda es el entrenador.

– ¿Y Lionel Scaloni? ¿Qué te parece?
– No lo conozco a Scaloni, más allá de que lo vi jugar. Pero no lo conozco como entrenador, no tiene un pasado que me permita dar opinión. La situación es completamente extraña: un interino al frente de la selección argentina es una locura tremenda. Una de las selecciones más importantes del mundo… Es muy raro, muy, muy raro.

– Marcelo Bielsa. ¿Qué te genera?
– Por un lado me genera mucha admiración, mucha empatía. Y por otro lado me genera algún rechazo, algún malestar.

– ¿Por qué?
– Por las formas, por las formas que tiene a veces de dirigirse a la gente. O esta historia del espía, lo del gol que devuelve… No he llegado a conocerlo, tampoco lo he saludado. Cuando yo estaba en Colo Colo aportaba con muchos jugadores a la selección. A ver: vos llegás a un país y hay colegas que te aportan jugadores.

– ¿Estas queriendo decir que durante sus años al frente de la selección, Bielsa no tenía diálogo con ningún técnico de equipos chilenos?
– Con ninguno, con nadie. No ocurrió.

– Cuando asumís la selección chilena, ¿te deja algo, papeles, información?
– Es lo que tiene que hacer cualquier empresa: usted no se puede llevar todo su trabajo, porque nosotros le pagamos para hacerlo.

– O sea que no recibiste ningún tipo de información del ciclo anterior…
– No, nada. Yo los conocía a todos, pero… Es bueno para la parte médica y física, al menos, tener algunos informes, un registro histórico para entender cómo están las cosas y tomar mis precauciones.

– ¿Vos le ordenarías a tus jugadores devolverle un gol al rival?
– Eso habría que preguntárselo a los jugadores, que son los que hacen el esfuerzo. Salvo que sea algo demasiado evidente… Pero no lo sé.

– Si no hubiera sucedido aquello del espionaje, ¿habría reaccionado así Bielsa ante ese gol?
– Yo no sé qué te permiten los espionajes. Puedo entender en política que los rusos quieran saber qué están haciendo los americanos, o los chilenos ver a los argentinos en el sur, las aguas, los hielos eternos… ¿Pero en fútbol? Te pongo un ejemplo: pregunto en Argentina quién es el que entrena bien, y me dicen que es Gallardo. Y yo me pregunto, ¿Gallardo me dejará ir a ver un entrenamiento, me dejará aprender, me dejará sacar conclusiones? ¡Y soy injusto! Porque no lo conozco a Gallardo. Pero yo tengo que aprender, yo necesito aprender todos los días. Cuando trabajás en fútbol, en general ves a tu equipo y al próximo rival. Cuando no estás trabajando en fútbol ves mucho más. Y si vas a ver un entrenamiento te toman como un buitre que está buscando laburo. ¿Entonces, cómo aprendo? Si cuando tengo trabajo o tengo tiempo de ver a otros equipos, y cuando no lo tengo, no puedo. ¿Cómo hago?

Para Borghi, Matthijs de Ligt
Para Borghi, Matthijs de Ligt del Ajax es el jugador que quisiera siempre en su equipo. “Lo vi jugar en su momento y me dije que debía tener 25 años. ¡Tiene 19! Me hace acordar mucho a Koeman”.

– De todo ese fútbol que ves hoy: nombrame un jugador y un técnico que hoy estén fuera del radar y a los que en el futuro ves como muy grandes
– Matthijs de Ligt, el central del Ajax. Lo vi jugar en su momento y me dije que debía tener 25 años. ¡Tiene 19! Me hace acordar mucho a (Ronald) Koeman cuando era jovencito. Y tiene mucho mejor físico. Es un jugador diferente. Y un entrenador que me guste… Uno de los técnicos más ganadores que hubo, pero que no tiene el marketing necesario, es (Carlo) Ancelotti. Ganó todo. Todo. Y decís su nombre y no aparece entre los mejores. Tiene la imagen de un italiano antiguo.

– ¿Viste algún jugador joven, en estos años, que te deslumbrara tanto como deslumbró aquel Borghi de los '80?
– A mí me deslumbró (Leandro) Paredes, me gustó mucho. Tenía muchas condiciones que lo hacían diferente. Jugaba muy bien, era grande, fuerte, lindo pendejo, muy bonito. El problema es que lo transformaron, un día pasó a ser doble cinco. A veces ayudar a un jugador significa transformarlo.

– ¿Le arruinaron sus perspectivas?
– Bueno, no, tuvo una carrera muy exitosa. Jugó en Rusia y en otros países.

– Pero no explotó el potencial que vos le veías.
– Ahí sí. A veces hay logros deportivos y logros económicos. ¿Triunfaste en la vida? Sí. ¿En lo económico? No. No le arruinaron la carrera, pero podría haber jugado con otro brillo.

– Roberto Saporiti me pidió que te traslade esta pregunta: qué crees que podrías haber hecho en tus años de jugador con la cabeza de hoy.
– Yo tenía la cabeza bien. Yo venía con problemas de rebeldía, más que de locura. Pongo ejemplos para que se entienda: me preguntan qué planes tenía yo en cuanto a estudios cuando era chico. Me hablan de primaria, secundaria, terciario… Y yo solo veía cómo iba a ser la semana para sobrevivir. Qué comía, dónde trabajaba, dónde dormía.

– ¿Cómo era eso de sobrevivir?
– Yo vivía con mi abuela. Lo que teníamos que ver era cómo seguíamos adelante, no podía planificar a tres años. Vivía en una cápsula en la que no permitía que nadie entrase, y si entraba alguien, que no me hiciera daño. Roberto y mucha gente me dicen esto… Yo iba al colegio a la noche, pero estudiar en la nocturna ya te marca. Yo lo hacía porque tenía que trabajar y jugar al fútbol. Y te digo más: yo tenía en aquellos tiempos la fama de loco, y hoy, que han pasado 35, 40 años, yo sigo con una vida completamente normal. Y muchos de mis compañeros no: ellos perdieron su dinero, se separaron, no se hablan con sus hijos, no tienen proyectos de futuro. Yo tengo la suerte de estar con mi novia de toda la vida y tener una gran relación con mis hijos, de reinventarme. ¿Quién es el que estaba más loco de todos? Roberto se debe referir a que ahora estoy mucho más tranquilo que antes. Lo que me llama la atención es que Roberto no pudiera leer a futuro, los entrenadores tenemos que tener esa capacidad. Me llama la atención que se sorprenda de cómo soy ahora.

– Es en cierta forma tu culpa: deslumbraste demasiado, brillaste tanto en aquellos '80 que la gente esperó todo, Maradona por tres. Probablemente de no haber sido así nadie te preguntaría hoy hasta dónde podrías haber llegado.
– Mirá, de dónde nací a dónde estoy….

– ¿Sos Maradona?
– No, mucho más que Maradona. Y Maradona es mucho más que yo. Le hemos ganado a la vida 35.000 veces. Yo no puedo estar disconforme con mi vida. Me preguntan, ¿triunfaste? Y yo les digo, ¿en qué sentido? Hoy los jugadores se van a los países árabes. Vuelve a los dos años llenos de plata, pero pobres en fútbol, pobres en carrera. Eso pregunto yo: qué gloria buscás. Si buscás la deportiva te van a decir pelotudo, y si buscás la económica te van a decir que no ganaste nada. Sería injusto comparar nuestra época con aquella. Yo sigo sorprendido hoy de poder ver un partido de fútbol por teléfono. Yo no puedo pretender que los jugadores de hoy sean como yo, cuando todo es marketing y publicidad.

– Vos viviste la Mano de Dios y el mejor gol de la historia desde muy cerca. ¿Cómo fue eso? ¿Qué viste?
– Fue un partido complejo. Estábamos vengando supuestamente la muerte de nuestros compatriotas, y no debía ser eso. Pero la prensa lo planteaba de esa forma. El gol con la mano… la verdad que no lo vi. Yo no estaba en el banco, no íbamos en ese momento todos en el banco, estaba al lado. Cuando llega al vestuario dice que es con la mano. Pero algo importante es que el marca el gol y mira al árbitro, él salta, lo supera a (Peter) Shilton, cae y lo primero que hace es mirar al árbitro. Hasta que no cobró no salió corriendo. Eso lo vi después. Y el gol de la gambeta tiene dos partes. Para mí del medio campo al área es un gol completamente común y corriente. Del área al arco es genialidad pura. Para mí fueron goles más lindos los que les hizo a Bélgica. Con los ingleses jugó mucho lo emotivo.

– ¿Chile te cambió la vida?
– Este país es muy lindo, muy tranquilo, acogedor. A los argentinos de Buenos Aires nos cuesta mucho más. Por nuestra forma de hablar, por nuestros gritos. Vos llegás y el chileno te pone a prueba. Y después te dice si te quiere o no. Pero una vez que te asentás en el país sos uno más. Yo estoy considerado chileno. En algunos lados se publica "Claudio Borghi, el chileno-argentino". Y yo nunca me hice chileno. Me considero chileno, claro. Un papel no va a determinar eso. Llevo más años viviendo acá que los que viví en Argentina. Acá soy querido por mucha gente y por muchos otros no.

– ¿Seguís la actualidad argentina?
– Desgraciadamente más de lo que quisiera. Me preocupa que todo sea normal. Cuando un tipo anda con nueve millones de dólares en la madrugada y los tira en un convento, y la gente no se sorprende de que tenga nueve millones de dólares, o de que los quiera tirar en un convento. No, se sorprenden de que no sea capaz de esconder la plata. ¿Cómo no puede esconder la plata? Cuando hay corrupción por todos lados, cuando no pago los impuestos, cuando no respeto las leyes de tránsito… Todas las noticias en Argentina duran nada, un día. En mi televisor tengo América, para los demás canales necesito un decodificador. Y entonces arrancamos con Antonio (Laje) en la mañana. Y seguimos.

– ¿Ves intratables?
– No, a esa hora estoy trabajando. Veo fundamentalmente las noticias. Acá en Chile hay corrupción, no a los niveles de Argentina. Pero si alguien la hace, la paga.

– ¿Macri te decepcionó?
– No, yo no voto acá, porque mantengo el domicilio argentino. No lo voté, pero lo hubiese votado a Macri. Acá me preguntan cómo hacen los argentinos para sobrevivir con una inflación tan descontrolada.

– ¿Volverías a dirigir en la Argentina?
– Me han enseñado siempre a agradecer las ofertas de trabajo. Me han llamado de Argentina, pero desde acá lo que se ve es que Argentina es una picadora de carne de entrenadores. Entonces… no sé. Si viviera en Argentina sería diferente. Pero uno tiene que proyectarse en el tiempo.

– Se te ve muy suelto en la tele, pero el año pasado recibiste muchísimas críticas por un comentario.
– Hice una declaración refiriéndome a Sampaoli apelando a la forma que tenemos nosotros de decir que alguien es un tonto. Y terminó con que los down se enojaron mucho. Me mataron, pero fue una palabra mal empleada. Si tuviera un vocabulario exquisito no me habría equivocado, pero siendo un tipo del pueblo que tiene que hablar en público, cada tanto me equivoco.

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