La presión que padecen hoy en día los equipos profesionales y las consecuencias que esta genera sobre los protagonistas ha provocado que en los últimos años a los entrenamientos físicos y tácticos se haya sumado el trabajo mental. Tras la inserción de la psicología deportiva, que ayuda a descomprimir a los futbolistas y entrenadores de tanta exigencia, ahora ha ganado lugar el coaching ontológico.
La función principal de esta nueva herramienta que utilizan algunos equipos de la Superliga es ayudar a los planteles a conseguir objetivos. La misma suele utilizarse en el ámbito empresarial, pero en el último tiempo ha comenzado a desarrollarse en el ámbito deportivo y sobre todo en el fútbol.
Clubes como Banfield han contratado a coaches que trabajan tanto de manera grupal como individual para ayudar a los futbolistas y entrenadores a lograr las metas. Para esto, se busca generar una "mancomunión" dentro de los vestuarios para que las individualidades puedan unirse y luchar por un objetivo en común.
Quien ha trabajado con varios jugadores del club del sur del conurbano bonaerense es Matías Carníval, quien tras culminar su carrera como futbolista se dedicó a formarse como coach y contó a Infobae detalles de cómo funciona esta novedosa herramienta dentro de un vestuario.
-¿Cuándo arrancaste con el coaching ?
-Mi primer contacto con el coaching fue en el año 2006, mientras jugaba profesionalmente. En aquel entonces me sirvió muchísimo, y supe que en mi futuro, después de retirarme, iba a profundizar en él. Durante mi último año como jugador, en 2012, cursé el 1er año en Rosario debido a que estaba viviendo cerca de allí jugando al fútbol . Ya nuevamente radicado en Banfield, cursé el 2do año y certifiqué como Coach Ontológico Profesional en la Escuela Latinoamericana de Coaching (ELAC), donde hoy me desempeño como docente en el 1er año del Programa Liderazgo y Coaching, en las sedes de Lomas de Zamora, Canning y Barracas. Hoy en día disfruto de compartir y difundir esta interpretación que tanto me sirvió a mí, para que otros jugadores o entrenadores logren desplegar todo su potencial, y puedan alcanzar sus metas sin dejar de disfrutar el camino.
-¿El coaching se trabaja de manera grupal o individual?
-Se puede abordar de ambas formas. En el aspecto grupal para trabajar por ejemplo sobre la confianza que, para nosotros, es una base fundamental para lograr los resultados deseados. Aquí la comunicación toma un papel preponderante, y muchas veces existen falencias para hacerlo de manera efectiva. Los jugadores, con el correr de los encuentros comienzan a escucharse más, a respetarse, y a hablarse para aportar al objetivo en común. Y hablando de objetivos, el coaching sirve para aprender a definirlos de manera clara y concreta, además de que se trabaja en los compromisos que cada integrante está dispuesto a cumplir para lograrlos. En el plano individual, las sesiones se orientan a lo que el jugador (o entrenador) quiera trabajar. Son privadas y confidenciales. Aquí pueden aparecer temas vinculados al ámbito específico del fútbol, o a asuntos personales que, indudablemente, terminan repercutiendo en el rendimiento, o en la relación con otros integrantes del plantel o del cuerpo técnico.
-¿Por qué crees que es tan importante en el fútbol actual?
-Porque cada vez más jugadores y entrenadores van tomando conciencia de la relevancia y la influencia que tiene el factor emocional y corporal en sus rendimientos. En este sentido, los coaches ontológicos nos diferenciamos del coaching conductista, o el coaching que "empuja" a la persona o al equipo en cuestión a cambiar las acciones. Fundamentalmente nosotros nos enfocamos en trabajar sobre el ser. Sobre la estructura de lenguaje (interno y externo), corporalidad y estados emocionales. Creo que estamos viviendo épocas en las cuales predomina la ansiedad por los resultados, y suele aparecer una gran exigencia por parte de hinchas, dirigentes y periodistas hacia los protagonistas. Entonces, si ellos no cuentan con herramientas o competencias para convivir con todo este contexto, y relacionarse con las circunstancias de manera funcional, seguramente sus rendimientos se vean afectados. Afortunadamente observo un recambio generacional que viene acompañado de cierta apertura hacia nuevas interpretaciones, lo que hace que los cuerpos técnicos y los jugadores se muestren más receptivos a, por ejemplo, el coaching ontológico.
-¿Se puede empezar a implementar desde juveniles o es más para profesionales?
-Sin dudas que se puede implementar desde edades juveniles, y estoy convencido de que los chicos llegarían al profesionalismo más preparados y con más recursos disponibles para lograr rendir al máximo de sus posibilidades. De hecho, hace poco tuve una sesión con un arquero del fútbol infantil de Banfield. 12 años tiene. Fue sorprendente la capacidad de reflexión de ese chico, y todo lo que se llevó como aprendizaje. La mamá no podía creer los cambios que comenzó a observar en él.
-¿Crees que todos los clubes deberían implementarlo?
-Bueno, eso va a depender de lo que pretenda cada institución y cuán abierto esté el cuerpo técnico a esto. Estoy convencido de que el aporte del coaching al fútbol (y a todos los deportes en general) es sumamente valioso. Y que los clubes que tengan en sus equipos la asistencia de un coach (para trabajar aquellos aspectos que no están incluidos dentro del entrenamiento técnico, táctico y/o físico), tendrán ventaja sobre los que no lo posean.
-¿La selección argentina debería tener uno?
-En mi opinión, definitivamente sí. Creo que está influyendo de manera significativa, la forma que tienen varios jugadores de relacionarse con todo el contexto que rodea a la Selección y a cómo vivimos el fútbol acá. Y eso puede provocar que en sus clubes rindan de manera brillante, y en nuestra selección les cueste alcanzar un nivel similar. Yo observo posturas corporales, semblantes, que manifiestan algunos jugadores en sus clubes, y son muy diferentes a cuando representan a nuestro país. En principio, me pregunto si logran disfrutar de acontecimientos que posiblemente soñaron desde chicos, como jugar en la Selección, participar de un Mundial, jugar instancias finales. Y allí puede radicar una de las claves.
-¿Cómo se manejan los egos en un vestuario?
-Existen muchas formas para abordar este tema. Creo que una tiene que ver con trabajar desde el lenguaje y lo que éste genera en el equipo. Si yo pienso, por ejemplo, que por ser un jugador referente de un determinado club debería tener más privilegios que mis compañeros, es mi interpretación. Cómo yo creo que deberían ser las cosas. Y resulta que otro compañero tiene una interpretación muy diferente a la mía, y no está de acuerdo. Posiblemente se genere un conflicto en el cual nos estaríamos parando en nuestras interpretaciones queriendo que las cosas sean como cada uno de nosotros pretende. Comienzan a aparecer como consecuencia una predominancia de los intereses individuales por sobre los grupales. Afortunadamente existe otra manera de relacionarse desde el lenguaje, mediante la cual el equipo comienza a enfocarse en cuál o cuáles son los objetivos grupales, en qué puede aportar cada uno para alcanzar esos logros, en qué necesitan de sus compañeros, a qué se comprometen, etc, y todo esto va generando una mancomunión, una sinergia que fortalece los vínculos. Y cuando esas relaciones están basadas y fortalecidas por la confianza, cuando cada uno se hace responsable de que lo que diga o lo que haga impacta en el resto del equipo, seguramente tomará más predominancia el "nosotros" por encima del "yo".
-¿Con quiénes trabajaste?
-Trabajé con varios jugadores, ex jugadores y entrenadores. Tanto de Primera División, como del Ascenso. Darío Cvitanich (al regresar de Miami y reinsertarse en el fútbol local), Emmanuel Cecchini, Nicolás Linares, Adrián Spörle (todos de Banfield), Santiago Ladino, Federico Crivelli, Ezequiel Carboni, Javier Claut (actual ayudante de Campo en Colón de Santa Fe), Diego Martínez (DT recientemente campeón con Estudiantes de Bs As), entre otros. De manera grupal, con Talleres de Remedios de Escalada en el plantel Campeón en 2015. Brindé seminarios de Liderazgo Deportivo en AFA y en la UNA (Universidad Nacional de Costa Rica), entre otros.
-¿Qué diferencias notás entre entrenadores y jugadores, en cuanto a preocupaciones y presiones?
-Creo que esto es inherente a cada persona y no al rol. Si tengo que hablar a grandes rasgos necesito generalizar aún a riesgo de caer en imprecisiones. Siendo así, considero que el entrenador, como líder del equipo, tiene tantas preocupaciones como jugadores que integran el plantel. Me refiero a que uno de sus desafíos pasa por lograr que todos los integrantes estén motivados y enfocados en los objetivos planteados. Y su mayor presión puede pasar por pensar que si obtiene algunos malos resultados, en cualquier momento se puede quedar sin trabajo. Allí entonces, puede aparecer el trabajo de un coach para asistirlo en que esos pensamientos no lo afecten emocional y corporalmente ya que inconscientemente puede transmitir esa preocupación o esa presión a sus jugadores al momento de relacionarse con ellos. Esto cobra mayor relevancia si tenemos en cuenta que de todo lo que decimos, el receptor solamente percibe un 7% que tiene que ver con las palabras, y un 93% que se relaciona con el lenguaje no verbal (tono, volumen de la voz, posturas, gestos, etc). El jugador en ese sentido normalmente no tiene las mismas preocupaciones, ya que no es común rescindirle su contrato en medio de un torneo por los malos resultados obtenidos por el equipo. Su mayor preocupación generalmente pasa por si es citado o no, si juega de titular o suplente, si queda bien posicionado para una transferencia que le posibilite un salto en su carrera, o por el contrario si va a conseguir club para poder seguir trabajando, si piensa que el DT lo tiene o no en cuenta… Aquí, mediante el aporte de un coach, posiblemente el jugador pueda darse cuenta si esos pensamientos le sirven o lo perjudican para alcanzar su mejor nivel, haciéndose protagonista y responsable de sus decisiones y de su destino, y no depositando la responsabilidad en el entrenador, o determinadas circunstancias.
-¿Crees que el coaching se va a instalar en el fútbol como lo hizo la psicología?
-Sin dudas. Y ya está sucediendo. Esto que comenzó a implementarse principalmente en el ámbito empresarial, y hoy es muy habitual allí, también está introduciéndose a pasos agigantados en otros ámbitos como la política y la educación; y el fútbol no es ajeno a esto. En diferentes momentos, Banfield, Boca, Racing, Tigre, River, Estudiantes (LP) entre otros, optaron por contar con el servicio de un coach. Y seguramente más temprano que tarde, la gran mayoría de los clubes también se sumarán a esa lista. Y aclaro, esto no implica que se deba dejar de lado a la psicología, o que tenga que ser una u otra, ya que para mí son diferentes y complementarias. Creo que la psicología es sumamente valiosa, y aborda ciertas problemáticas que el coaching no. Y algún jugador puede sentir que para ciertos temas es más productivo el coaching.