La serie entre Boca y Vélez por los cuartos de final de la Copa de la Superliga estuvo cargada de condimentos, tanto en la ida como en la vuelta. La historia se definió en la Bombonera y quedó en manos del equipo de Gustavo Alfaro, frente al de un Gabriel Heinze que seguramente mereció más y pagó caro no haber lastimado en las ocasiones que tuvo. Hubo muchas perlitas que rodearon al juego en sí.
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1 – LA LÍNEA DE 5 DE ALFARO
Recién a minutos de arrancar la revancha en la Bombonera se dio a conocer la alineación del local: el entrenador incluyó a Junior Alonso en la última línea para defender con un hombre más teniendo en cuenta la versatilidad ofensiva del rival. Así, Lisandro López chocó con el Monito Vargas, Izquierdoz y Alonso lucharon con Leandro Fernández y Mas con Bouzat (y Buffarini deteniendo la marcha de Cufré).
En el mediocampo Marcone fue contra Robertone y Nandez se encargó de Domínguez. El planteo de Boca también contempló que uno del tridente ofensivo intentara tapar en la salida a Gastón Giménez, eje conductor velezano. Tanto Zárate como Tevez y Villa se mostraron muy comprometidos y comunicados con el aporte defensivo. Y además taparon las opciones de Hoyos en los saques de arco.
El planteo tuvo aspectos positivos y negativos hasta los 13 minutos del complemento, cuando Alfaro mandó a la cancha a Benedetto por Alonso y rearmó la línea de 4 al percatarse de que Vélez estaba dominando las acciones. Boca tuvo varias oportunidades de abrir el tanteador en la etapa inicial pero careció de efectividad. No tuvo groseros desacoples, aunque sí se mostró dubitativo a la hora de salir del fondo, quizás sin los intérpretes ideales para hacerlo al ras del piso ante la agobiante presión del adversario.
No habría que descartar que Alfaro utilice nuevamente este dibujo táctico para afrontar algún encuentro fuera de casa en la Copa Libertadores (cabe recordar que Carlos Izquierdoz está suspendido para la ida de octavos contra Atlético Paranaense y podría llegar otro zaguero al club).
2 – ZÁRATE BAJO "EMOCIÓN VIOLENTA"
No fue una semana más para el delantero de Boca, que en el último tiempo recibió amenazas y fue agredido al igual que su familia. En Vélez no le perdonan haberse marchado y el domingo pasado se lo hicieron sentir en Liniers: los fanáticos del Fortín lo insultaron hasta cuando se escuchaba el Himno Nacional.
De entrada se notó que MZ19 jugó su partido. Peleó cada pelota como si fuera la última, se lamentó muchísimo con su remate en el travesaño y hasta "picó" el partido moviéndole la pelota a Leandro Fernández antes de un tiro libre. Gesticuló e hizo ademanes levantando su dedo índice y menique (cuernitos para los supersticiosos) cuando atacaba Vélez y en cada ejecución de los penales. Metió pierna fuerte y buscó constantemente la aprobación del público local.
Cuando convirtió su pena máxima en la tanda, se desahogó. Se golpeó el pecho varias veces y gritó desaforadamente. Desde este espacio se ha repudiado todo gesto desleal para con un profesional que pidió disculpas por tener que abandonar al club que lo vio nacer en procura de su bienestar. Pero ante los micrófonos se excedió. No le hacía falta tildar de "equipo chico" a Vélez, equipo del que más de una vez dijo ser hincha. Actuó bajo "emoción violenta" y se cerró definitivamente una posible retirada en Liniers. Hoy se inclinó por la enorme aceptación que recibe en La Boca (es uno de los más aplaudidos) y pretende transformarse en ídolo.
3 – ALFARO Y EL CELULAR DE BIANCHI
Si en su momento se dijo que el Virrey tenía en su agenda el teléfono de Dios, entonces puede llegar a creerse que entre los contactos de Lechuga figura el de Bianchi.
Fue Carlos el que lo recomendó en más de una oportunidad y hasta apadrinó en su arribo a la institución. Y Alfaro, aunque reconoce que su equipo puede mejorar en lo futbolístico, se fijó en la recuperación de esa mística perdida. Su arranque es inmejorable: sumó un título y está a tres partidos de conseguir otro.
La efectividad en las tandas de penales, huella característica de los ciclos de Bianchi en Boca, es perfecta: sus jugadores convirtieron 6 de 6 en la final de la Supercopa Argentina en Mendoza y 5 de 5 en los cuartos de la Copa de la Superliga ante Vélez.
4 – EL FASTIDIO DE TEVEZ Y LA REPROBACIÓN DE BENEDETTO
El Apache y el Pipa, junto a Nandez y Mauro Zárate, son los más aplaudidos cuando los menciona la voz del estadio en la formación. Carlitos tuvo un buen partido y confirmó su levantada. Manejó los hilos del ataque y se sorprendió al ver el número 10 en el cartel electrónico cuando el reloj marcaba los 38 del complemento. Había sido expulsado Izquierdoz y Alfaro rearmó la defensa con la entrada de Frank Fabra pasando a Mas a la zaga central. Y así resignó a Tevez.
El capitán tardó varios segundos en sacarse la cinta y cedérsela al Pipa Benedetto. Entendió que había hecho méritos para quedarse hasta el final y pretendía ser dueño de uno de los cinco disparos en la tanda de penales (llegaba con confianza tras convertir ante Rosario Central).
Por su parte, Benedetto tuvo un grosero error que derivó en la roja de Izquierdoz. Intentó cambiar de frente con un pase débil que fue interceptado por un Bouzat que casi queda cara a cara con Andrada. Fue otro llamado de atención para el atacante xeneize, quien había hecho algo similar en uno de los goles de Atlético Paranaense en la derrota por 3-0 en Brasil. Hubo un enfático murmullo para el 9 cuando falló en la cesión y reclamo de actitud generalizado por el desenlace caliente del partido. Sobre el final generó un par de infracciones que oxigenaron a su equipo y hasta reconoció su fallo ante la cámara.
5 – LA PARTICULAR TANDA DE PENALES
Las ejecuciones se demoraron más de la cuenta por la presencia de un camarógrafo y su asistente en el centro del campo. Fernando Espinoza, juez del encuentro, tuvo que acercarse y pedirles por favor que se retiraran para continuar con las acciones. Incluso los futbolistas de uno y otro equipo se mostraron fastidiosos por su permanencia en el rectángulo verde. Más de uno los insultó pero el dúo hizo oídos sordos y se retiró lo más campante sin apresurar su paso.
La tanda de penales se detuvo por el fuego cruzado entre los hombres que terminaron en cancha de Boca y Vélez. Hubo miradas, festejos contra el rival y agravios. Nandez y Gianetti se cruzaron feo y debieron ser contenidos por sus respectivos compañeros. En tanto, Zárate fue el que más sufrió la serie: hizo cuernitos en los remates de su ex conjunto, gritó "quiricocho" (expresión usada para intentar darle mala suerte al adversario) y hasta se tapó los ojos en el tiro de Buffarini que definió la clasificación.
No terminó ahí la historia, porque tras la celebración de los futbolistas xeneizes ante las tribunas vestidas de fiesta, un par de hombres de Vélez se acercaron hasta la mitad de cancha para encararse con los oponentes. Integrantes de los cuerpo técnicos y auxiliares los persuadieron. Quien también recibió muchos reclamos fue el juez de turno, quien ignoró un penal de Mas a Laso en la primera parte.
La definición desde los 12 pasos
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