Faltaban unos minutos y Augusto Solari ya había aprovechado el error de Marinelli para poner a Racing en ventaja. Con el triunfo, la Academia no dependía de nadie para asegurarse el campeonato. Además, las informaciones que llegaban al banco de suplentes confirmaban la consagración: sobre la hora Augusto Lotti festejaba en Florencio Varela la victoria parcial de Unión. La espera para dar la vuelta olímpica había terminado.
Emocionado por la hazaña, Eduardo Coudet fue a buscar a uno de los amigos que formó en Avellaneda para obsequiarle el preciado amuleto que tantas satisfacciones le dio. A pocos metros de la línea de cal lo esperaba Roberto Torres, el dirigente encargado de la seguridad del plantel que convive día a día con el grupo. "Nos dimos un abrazo muy extenso y nos dijimos cosas muy profundas. Fue el regalo más importante de mi vida. Ese día exploté en llanto, porque no sabía que me la iba a dar", explicó el afortunado en diálogo con Infobae.
La bufanda del Chacho tenía nuevo dueño. La cábala que reemplazó a los cuernitos de Mostaza se jubilaba en las manos del directivo más cercano que lo acompañó durante toda la campaña.
Sin embargo, el suceso provocó un cambio en la alineación de los planetas académicos. Como si se tratara de un fenómeno de los astros, cuando el talismán de lana se posó en el cuello de su nuevo portador dos ejecuciones de tiro libre cambiaron el destino de los encuentros en espacios diferentes. Lucas Rodríguez emparejó las acciones en Victoria y Matías Rojas hizo lo propio para que el equipo de Beccacece llegue a la igualdad frente al Tatengue. "Nos enteramos en el vestuario que Defensa había empatado. Como también vino el gol de Tigre, no lo podíamos creer con lo cabuleros que somos", reveló Torres.
Créase o no, la Academia no volvió a ganar desde que el Chacho le entregó su bufanda Torres. Cuatro empates consecutivos (con Tigre, Defensa y Justicia y los dos con Estudiantes por la Copa de la Superliga) confirman la tendencia. De todos modos, en el mundo de los supersticiosos de Racing confían en que la nueva prenda que lució el entrenador en los compromisos siguientes al título posee los mismos poderes. "Está usando otra que le dio buenos augurios en el pasado. La que él me regaló la tengo en casa guardada, porque cada uno que la veía me la pedía para sacarse fotos", explicó el dirigente.
A pesar de no tratarse de una personalidad pública, el dirigente recibe el cariño de los hinchas por su pasión por el club. Como si fuese un protagonista más de la gesta del campeón, a Roberto Torres le piden selfies y abrazos en las inmediaciones del Cilindro. El heredero de la bufanda también lleva el carisma de Coudet. "La vez pasada la llevé a la filial de Quilmes y la gente me pedía fotos todo el tiempo, fue una locura", deslizó entre risas.
Su relación con el técnico se inició en la pretemporada que el club realizó en Orlando, Estados Unidos. En la tierra del ratón Mickey entendió que la magia de Coudet se basaba "en la nobleza, la humildad, el sacrificio y la sinceridad". "Se fue dando un feeling muy especial. Es un ser muy sano, genuino y su conducción fue clave para lograr el objetivo. Nuestra bandera es Lisandro López, pero el conductor que planeó una idea de juego fue el Chacho", analizó Torres sin escatimar en sus elogios: "Es el mejor técnico de todos. Es muy parecido a Mostaza Merlo por lo que propone, su intensidad, su liderazgo, identidad de juego, el trato con los jugadores y la contención que le brinda a los pibes. También es muy humilde y severo en cada entrenamiento… Es noble, sano, pícaro y tiene un futuro enorme".
Aquella comparación con el mítico creador del Paso a Paso que cortó con la sequía de los 35 años transforman a la figura de Coudet en leyenda. "Más allá de las cábalas, manejan los mismos códigos. Ojalá que por lo menos se quede un año y medio más, que es cuando finaliza nuestro mandato", reflexionó el integrante de la Comisión Directiva, apuntando hacia el futuro incierto que depara al Chacho, ya que aún no renovó su vínculo con el club. "Como hincha quiero que se quede toda la vida, pero seguro se va a ir a Europa pronto", continuó Torres.
Como la convivencia entre ambos lleva casi un año y el propio dirigente concentra con la delegación albiceleste por pedido del entrenador, los métodos aplicados para lograr el título representaron un trabajo extraordinario que no había salido a la luz hasta el momento. "El plantel lo formó él, porque trajo a todos los refuerzos. Para que venga Sigali se fue hasta Campana para hablar con el padre y llevarle tranquilidad, mientras que el hijo la estaba rompiendo en Croacia. Convenció a uno por uno para que vengan a salir campeones. Me dijo que ese día transpiró más que salamín en la guantera porque había más de 40 grados a la sombra. Tiene mucho sentido de persuasión", confesó su amigo sin olvidar la filosofía descontracturada del DT: "Siempre está de buen humor, con una picardía que es natural en él. Me acuerdo que una vez en el Hermitage le pegó un susto terrible al Flaco Donatti que hizo estallar a todo el plantel. Vive el día a día de una forma distendida, pero con responsabilidad".
A la espera de los compromisos de los cuartos de final de la Copa de la Superliga, Racing volverá al escenario que le permitió festejar el campeonato. Si bien el objetivo relacionado con el triunfo es claro, el formato de la competición permite seguir avanzando sin la necesidad de ganar. En este sentido, la bufanda permanecerá guardada en el museo personal que tiene Roberto Torres en su casa. "Como en un cuadro queda fea, la puse arriba de una camiseta firmada por todos los jugadores que la tengo enmarcada, pero si hace falta traerla para la Libertadores del año que viene no lo dudo". La campaña para el 2020 ya comenzó.
Seguí leyendo