Mario De Stéfano es Marito. Así lo llaman todos en el predio de Ezeiza. Categoría 1960, como Diego Maradona, se ligó al fútbol aunque de la línea de cal para afuera. Cuando se probó en Racing lo echaron, pero el destino lo llevó igualmente al vestuario más valioso: el de la Selección. Es utilero de la Albiceleste desde hace 22 años y tiene una incontable cantidad de anécdotas con las grandes figuras del fútbol nacional.
En diálogo con el programa radial El que abandona no tiene premio (FM 94.7), repasó sus vivencias con Juan Román Riquelme, Lionel Messi, Marcelo Bielsa y otras más.
"Soy un agradecido a Dios porque estoy en el lugar donde quisieran estar los 40 millones de argentinos", dice el hombre que fue puesto en funciones hace más de dos décadas, después de llevar alimentos hasta el predio de AFA. Su trato y desenvolvimiento no fueron pasados por alto y así se convirtió en utilero.
La confianza que les transmite a los jugadores lo pone en un lugar ponderado. Entre otras historias, contó que un medio argentino le ofreció muchísimo dinero para que diera primicias desde adentro del plantel durante el Mundial de Alemania 2006. Hasta le propusieron poner cámaras adentro del vestuario y le ofrecieron escribir un libro para revelar intimidades, algo a lo que se negó.
"Riquelme es especial, todos lo criticamos. A lo primero tuve maltrato, pero lo hablamos, aclaramos las cosas y me terminó diciendo que era el hermano que no tenía. Un día le dije 'Román, me podés alcanzar tus cosas' y me dijo que tenía razón. No es que no me las traía porque fuera malo, sino porque no estaba acostumbrado a hacerlo", detalló sobre su relación con el emblemático 10.
También hubo elogios para Marcelo Bielsa: "Es Loco pero humano. La sensibilidad te quiebra. Tenía muchas charlas, le gustaba, me decía que era ilógico que estuviera trabajando ahí porque tenía condiciones para otra cosa y era muy inteligente. Pero yo no pienso en el billete, le meto pasión a lo que hago, a lo que me gusta".
El hecho de haber compartido tanto tiempo con Lionel Messi lo llevó a ser uno de sus confidentes. Al punto tal que un día hasta le dio las llaves de su casa y le ofreció su auto, al igual que el Kun Agüero, quien le quería hacer manejar un Lamborghini en Inglaterra. "No le gusta la fama, es introvertido. Se desvive por los niños y no le gusta vender humo. Todos se olvidan que tiene cultura europea pero eligió jugar para Argentina", defendió a Leo.
Y confesó la respuesta de la Pulga cuando un ex entrenador del seleccionado lo consultó por la inclusión de un compañero en la lista previa a la Copa del Mundo: "Yo soy jugador, no técnico. No voy a elegir". También recordó el día que tras un partido en Manchester, el utilero del equipo rival le pidió 6 casacas de Messi y tuvo que explicarle que no tenía tantas: "No lo podía creer. La gente no tiene idea de lo que requieren en el mundo a la camiseta celeste y blanca".
El gerente de una reconocida marca de hamburguesas le ofreció 500 dólares por una camiseta argentina durante un torneo en Francia. Podría hacer negocios de esa forma, aunque se inclina por la "dignidad": "Los coleccionistas son los que más dinero ofrecen. Yo podría ser millonario, me han ofrecido hasta 20.000 euros por camisetas. Pero no me interesa la plata".
SEGUÍ LEYENDO