¿Cuán fino es el límite entre una actitud profesional y la traición? El morbo estará instalado en Liniers este domingo, cuando Boca visite a Vélez por la ida de los cuartos de final de la Copa de la Superliga y Mauro Zárate dé el presente para el conjunto visitante. Sí, justo ante el club que lo vio nacer.
El error que MZ19 no se perdona fue haber declarado en su momento que en Argentina solamente usaría la camiseta del Fortín, cuadro del que es hincha. A seis meses de haber retornado a la entidad velezana, fue tentado por el Xeneize y decidió armar las valijas. Hoy es una de las figuras del conjunto dirigido por Gustavo Alfaro y abrió la grieta.
Sin embargo, algunos futbolistas y entrenadores precedieron a Zárate en esta mudanza de Liniers a La Boca. Ídolos, jugadores de renombre, hombres identificados o salidos de la cantera de Vélez supieron, en el pasado, ponerse también la camiseta azul y oro.
Entre fines de los 80 y principios de los 90, Carlos Fernando Navarro Montoya y Alejandro Mancuso fueron dos de los casos más emblemáticos de traspasos directos de Vélez a Boca. El Mono, formado en el Fortín, tuvo un paso por Independiente Santa Fe de Colombia antes de volver a Liniers y pasar al Xeneize, donde se convirtió en ídolo. El volante surgido en Ferro también cambió la "V" azulada por la azul y oro, con la que se terminó identificando más.
Otros futbolistas noventosos que siguieron estos pasos son Sandro Guzmán (suplente en Vélez de José Luis Chilavert), Roberto Tito Pompei, quien entre Liniers y La Boca hizo escala en Racing de Avellaneda, José Pepe Basualdo (campeón intercontinental con ambos clubes) y Fernando Rifle Pandolfi, pupilo de Carlos Bianchi que regresó a Vélez tras su estadía en el Xeneize.
En el rubro entrenadores hay nombres fuertes como los de Julio César Falcioni y Carlos Ischia, que se sentaron por primera vez en el banco de Vélez y con el tiempo lo hicieron también en el del estadio Alberto J. Armando. Ischia incluso había hecho lo propio como ayudante de campo de Bianchi antes de ser solista.
Y el Virrey es quizás uno de los casos emblemáticos, aunque desde la conquista intercontinental frente al Milan en 1994 goza de completa inmunidad y es uno de los máximos baluartes históricos del Fortín.
Los tiempos contemporáneos gestaron una etapa de amor y odio entre las figuras velezanas. Miguel Ángel Russo, junto a Leandro Somoza y Leandro Gracián, fueron los primeros en ser increpados y tildados de traidores por los hinchas fortineros.
Tras la abrupta salida de Ricardo La Volpe de Boca en 2006, Russo rompió el contrato con Vélez y firmó en Boca, lo que generó la ira de los fanáticos. De hecho, fue insultado y recibido con banderas en su primera excursión al José Amalfitani. Gracián, pedido por el DT, cayó en la misma bolsa. El destino quiso que en 2015 volviera a conducir al Fortín.
"Cuando te busca un equipo así, uno piensa que puede ser la última chance y no la quiero desaprovechar", declaró Somoza antes de la mudanza; rescindió contrato en Liniers a principios de 2011. Luego de un paso por Lanús, el Flaco retornó al club del que surgió y se retiró posteriormente en Aldosivi.
¿Más nombres? Lucas Castromán, Damián Escudero, el Burrito Juan Manuel Martínez, el Tanque Santiago Silva, Gino Peruzzi, Marco Torsiglieri y Fernando Tobio. La particularidad de todos estos futbolistas es que el traspaso no fue directo de Vélez a Boca, sino que en el medio lucieron la camiseta de un club del exterior.
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