Se criaron en Bernal y durante sus primeros años compartieron la pasión en el papi fútbol. Uno como defensor y el otro como delantero. Juntos se potenciaban, pero el destino los llevó por veredas opuestas.
La aparición de Gabriel Milito en Independiente fue una revolución para el Rojo. El Mariscal que debutó en Primera a los 17 se afianzó en la zaga central y su convocatoria en la Selección juvenil llegó de inmediato. Tan pronto que en el Sudamericano de 1999 contribuyó para la conquista del título. Sin embargo, en el Mundial de la categoría disputado en Nigeria el combinado nacional se despidió en los octavos de final luego de una dolorosa derrota por 4 a 1 ante México.
Así, mientras el menor de los hermanos imponía los cimientos de su trayectoria en la Doble Visera, Diego Alberto cortaba con la primera racha negativa en la Academia al llevar a la Cuarta División al campeonato que se le venía negando hace 9 años.
La incursión internacional de Gaby llamó la atención de los cazatalentos de Europa, y las ofertas que llegaron del Olympique de Marsella fueron desestimadas por el propio futbolista. "Sólo me voy a ir cuando salga campeón", fue la frase que deslizó públicamente el capitán en aquella época. Tres años más tarde se convirtió en uno de los líderes del equipo conducido por el Tolo Gallego que se quedó con el Apertura 2002.
El éxito fue en paralelo con la gloria del artillero de Racing, ya que en diciembre de 2001, el Príncipe forjó su segunda hazaña con los albicelestes. La histórica estrella que terminó con la malaria de los 35 años de sequía (y es recordada por el memorable Paso a Paso) sirvió como trampolín para continuar su carrera en el Viejo Continente.
En 2004 Diego Milito emigró al Genoa de Italia, donde convirtió 34 goles en una temporada. Su proyección le permitió sumarse al Zaragoza, donde lo esperaba su hermano. El equipo de la capital de Aragón fue el único destino en el que pudieron compartir los colores, pero la enorme producción de ambos los volvió a separar: uno se fue al Barcelona y el otro volvió al Genoa como paso previo al Inter de Milán.
Los Milito demostraron sus capacidades para alcanzar la gloria en la Champions League. También tuvieron la oportunidad de disputar una Copa del Mundo, aunque lo hicieron en ediciones distintas (Gaby en Alemania 2006 y Diego en Sudáfrica 2010), pero en el cierre de la carrera de cada uno, el delantero tuvo un brillo superior al del defensor.
Como el Mariscal sólo disputó 76 partidos durante sus cuatro años en el Blaugrana (un promedio de 19 presentaciones por temporada) sus diez conquistas tienen un sabor distinto a las seis que sumó el Príncipe durante sus 5 temporadas en el Nerazzurro.
Además, cuando retornaron a sus clubes de la Argentina, Gaby demostró que estaba falto de ritmo, mientras que su hermano llevó a la Academia a ganar el Torneo de Transición 2014.
Se han enfrentado en reiteradas ocasiones y las apuestas que se han hecho en cada cruce son cosas del pasado. Como lo explicó el actual entrenador de Estudiantes en la conferencia de prensa posterior al empate frente a la Academia, "esos temas ya aburren".
Aquella discusión en el Monumental que terminó con la expulsión de Gabriel y la lesión de Diego es una historia que no volverá a repetirse. El insulto del ídolo de Independiente referente a la madre de su rival, que era la misma que la suya, fue uno de los momentos más ocurrentes que se dieron en el clásico de Avellaneda.
Aquel episodio marcó un precedente. Sin embargo, los protagonistas crecieron y juntos demostraron que en la rivalidad no hace falta la enemistad. Así como Gabriel invitó a Diego en su partido de despedida en el Libertadores de América, el delantero hizo lo propio con su hermano cuando colgó los botines en el Cilindro.
La diferencia entre ambos es que eligieron rubros distintos cuando se retiraron de la práctica profesional. El entrenador debutó en su nueva faceta en Estudiantes, luego pasó por el Rojo, O´Higgins de Chile y volvió al Pincha, pero los resultados no se le dieron. En cambio, el ex delantero se transformó en el manager de Racing y fue uno de los responsables del título del equipo de Eduardo Coudet en la Superliga.
En un fútbol tan volátil, imprevisible y novelesco como es el argentino, no extrañaría que los hermanos vuelvan a encontrarse en una institución en la que el Secretario Deportivo incorpore al DT ¿Sería una locura pensar que la dupla se de en Racing si el Chacho no renueva su contrato, o ambos pasarían a ser considerados unos traidores por no respetar el pasado del hombre que surgió en Independiente?
"Para mí es un entrenador fantástico, más allá de la identificación que tiene. Me encantaría hacerlo posible, pero lamentablemente va a ser imposible porque él lo siente de esa manera. A mí me gustaría, pero él no vendría. Yo busco a los entrenadores que tienen una gran capacidad y Gabriel está dentro de esa lista de técnicos, pero por la historia que todos conocen va a ser imposible", reflexionó Diego cuando fue consultado sobre la posibilidad de sumar a su hermano en la Academia . Tal vez esas circunstancias sólo se dan en la ficción, como alguna vez lo interpretó Carlos Calvo en el papel de Rodolfo Rojas durante la recordada tira RR.DT, en la que el ídolo de Defensores de Belgrano se transformó en el héroe de Excursionistas. Una opción que no parece viable por las calles de Avellaneda.
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