El puesto de arquero (arquera, en este caso) suele ser bastante ingrato. En primer lugar porque, a diferencia de las defensoras, mediocampistas o delanteras, siempre es una sola la que juega. Salvo lesiones, suspensiones o mermas muy acentuadas en el rendimiento, la elegida sostendrá la titularidad en el tiempo y las otras deberán esperar. Y, en segunda instancia, porque un error debajo de los tres palos resaltará mucho más que uno cometido por cualquier jugadora de campo y conducirá, casi indefectiblemente, a un gol del rival. Tal vez, incluso, también a la burla pública.
Sin embargo, Vanina Correa, Laurina Oliveros y Gabriela Garton, las tres arqueras de la selección argentina, han logrado establecer una dinámica que busca atenuar los aspectos negativos de su posición. Por sobre todas las cosas, ponen en relevancia el valor de la amistad y de la competencia sana. El apoyo y el respaldo mutuo se convierten así en las bases de la "pelea" por el arco del conjunto nacional de cara al Mundial de Francia 2019.
"Goalkeepers" ("Arqueras") es la leyenda que adorna la foto que las tres compartieron en sus redes sociales durante una de las últimas giras que el equipo que conduce Carlos Borrello realizó por el exterior. En la imagen se las ve sonrientes y divertidas frente al espejo de un gimnasio. Los momentos compartidos exclusivamente entre ellas han afianzado un vínculo que ha trascendido el terreno de lo deportivo y que se ha vuelto personal.
"Lamentablemente la que entra a la cancha es una sola, pero nosotras tres nos llevamos muy bien, tenemos una linda amistad y somos muy compañeras", contó Correa a Infobae. Ella es una histórica del elenco "Albiceleste". Tiene 35 años y es una de las "sobrevivientes" del plantel que disputó el Mundial de China 2007, el último al que clasificó la Argentina hasta el de este año. Aunque probó ser defensora y delantera, su amor por el arco nació cuando era chiquita. "Es algo que sufro y que disfruto", reconoció.
Correa y Oliveros comparten habitación durante las concentraciones y los viajes. Cuando se les pregunta quiénes son sus referentes en el arco, no dudan en nombrarse mutuamente. "Ella es un ejemplo a seguir por el hecho de ser mamá y por seguir defendiendo la celeste y blanca con todo el amor del mundo. Es hermoso e increíble ver el amor que siente por la camiseta a la hora de entrenar y de jugar", dijo "Lauchi" sobre la pasión que pone su compañera, que divide su tiempo entre sus compromisos deportivos y la crianza de los mellizos Luna y Romeo, de cinco años.
Entre Garton y Oliveros la competencia no es nueva. Ya se disputaron el arco algunas temporadas atrás como integrantes del plantel de la UAI Urquiza. En el equipo de Villa Lynch pasaron mucho tiempo juntas: fueron campeonas del Torneo de Primera División de AFA y viajaron para disputar Copa Libertadores. Entre ellas hay varios puntos en común: uno es que ambas vivieron muchos años en Estados Unidos, país en el que el fútbol femenino es furor, y allí dieron sus primeros pasos en el deporte. Aunque probaron suerte como delanteras, las dos empezaron a ir al arco porque sus respectivos entrenadores notaron que físicamente eran más altas y más grandes que sus compañeras. Otra coincidencia es que las dos nombran en primer lugar al alemán Marc-André ter Stegen, el arquero del Barcelona, cuando se les pide que citen a un referente en el puesto.
"Nosotras somos bastante maduras y la competencia es con una misma. La decisión final es del técnico y atajará la que está mejor en ese momento, pero sentimos el apoyo que nos damos entre nosotras", sostuvo Garton, que hoy entrena en Sol de Mayo de San Luis. Y, agregó: "Este es un puesto difícil de entender desde afuera: un error nuestro puede costar un gol. Si no nos apoyamos entre arqueras, es difícil. Por eso tratamos de animarnos. Si alguna comete un error, tratamos de levantarla. Siempre sabemos que la otra va a estar. Es lindo tener ese tipo de unión".
Esta buena sintonía entre las futbolistas se ve favorecida e impulsada por una política que baja desde el departamento de entrenadores de arqueros y arqueras de selecciones nacionales que encabeza Martín Tocalli y que tiene en su equipo de trabajo a Mauro Dobler. Desde esta área -de la que también son parte Damián Albil y Darío Herrera– tienen como premisa que los y las guardametas no solo se destaquen en lo deportivo, sino que también tengan valores y sean disciplinados. Para fomentar (o afianzar) los lazos y hacer entretenidas las prácticas, siempre estas se comienzan con ejercicios recreativos o lúdicos.
"(Las arqueras) tienen que sentirse apoyadas y acompañadas cuando juegan, tanto por las que están adentro de la cancha como por las que les toca estar afuera. El puesto es muy particular. El grupo de trabajo es reducido y se comparte mucho tiempo de trabajo juntas, por eso es importante generar un lindo clima y que estén cómodas. Las chicas que hoy están en la Selección tienen muy buen vínculo entre ellas, las veo muy compañeras y eso suma mucho", señaló Dobler.
De Vanina destaca que es "técnicamente muy buena y con mucha experiencia", de Laurina "su potencia" y de Gabriela "su capacidad para transmitir seguridad". El entrenador de arqueras de la Selección sabe que cuenta con jugadoras de gran calidad en el puesto. No se olvida de Solana Pereyra (integrante de la Sub 20 y participante de los entrenamientos de la Mayor), de quien resalta "su buen juego aéreo".
Para el ex arquero, que en su carrera tuvo pasos por clubes como Racing, Estudiantes de La Plata y Atlanta, entre otros, uno de los aspectos fundamentales de su rol es tener empatía con sus dirigidas. Por eso, su experiencia está puesta al servicio de la que le toca ingresar, pero, sobre todo de aquellas que deberán esperar su turno en el banco. "El gesto de siempre acompañar a las que no les toca jugar es algo que valoré en mi carrera. Sé que es algo que no puedo dejar de hacer", recalcó.
La disputa por el arco "Albiceleste" es uno de los desafíos más grandes que estas tres mujeres tendrán este año, pero no es su único foco de atención. Como el fútbol femenino hasta el momento es amateur en Argentina (recién en la próxima temporada se iniciará un proceso de profesionalización), todas tienen carreras y trabajos a la par. Correa es cajera en la Municipalidad de Villa General Gálvez (Santa Fe), mientras que Oliveros es profesora de educación física (se recibió en la UAI) y tiene pendientes algunas materias de la Licenciatura. Por las tardes, da clases de entrenamiento funcional en el Parque Centenario y el próximo 6 de mayo abrirá una escuela de arqueras en la que cumplirá su sueño de formar a las próximas especialistas en el puesto. Garton, en tanto, es una académica de reconocida trayectoria, que se desempeña como becaria doctoral del Conicet. Tiene los títulos de Magister en Sociología y Doctoranda en Ciencias Sociales. Este último lo obtuvo tras presentar su tesis sobre la práctica del fútbol femenino en Argentina (enfocada en la UAI Urquiza y en la Selección nacional).
Los elogios brotan cuando a cada una de las arqueras de la Selección habla de sus colegas en el puesto. Para Oliveros, Garton "es fuerte de alma, de corazón y físicamente". La de Sol de Mayo responde que Laurina "es muy fuerte en los mano a mano y tiene buena reacción en los remates de corta distancia". Correa no duda en hacer hincapié en que sus compañeras "hacen un gran sacrificio y esfuerzo en cada entrenamiento, y nunca bajan los brazos".
A poco más de un mes para el comienzo del Mundial, la pelea por el arco ingresara en su etapa decisiva. Correa fue la titular en los dos partidos del repechaje ante Panamá que le terminaron dando a la Argentina el boleto a Francia 2019. En las giras internacionales posteriores, las tres se fueron turnando en el arco y hoy es una incógnita quién estará debajo de los tres palos el 10 de junio, cuando la Selección haga su debut en la Copa del Mundo ante Japón en el Parque de los Príncipes de París.
"Las expectativas son muy buenas. Estos últimos meses venimos con una sumatoria de cosas positivas. Estamos anímicamente muy bien. La clasificación al Mundial fue el puntapié inicial para darnos cuenta de que realmente podíamos y de que somos capaces de lograr un montón de cosas. Argentina va a ganar partidos y a pasar de fase, ese es nuestro objetivo principal", señaló Oliveros.
Correa no tiene dudas: aquella elegida por Borrello para atajar durante el Mundial contará con el respaldo incondicional de sus compañeras de puesto. "Siempre vamos a apoyar a la compañera que le toque jugar, la vamos a acompañar en todo lo que esté a nuestro alcance y le vamos a desear el mejor de los éxitos", aseguró la arquera de Rosario Central. Su compañera de habitación (con quien también comparte representante) reiteró estos conceptos y agregó que, las que estén en el banco, "estarán listas por si les toca entrar".
El desafío que está por delante es grande y la pelea por el puesto será dura. Las tres arqueras de la selección argentina lo saben, pero no dan lugar a que eso genere una grieta entre ellas. La amistad, la competencia sana y la disciplina deportiva son los pilares en los que se basa el vínculo entre Correa, Oliveros y Gartón. Bajo estos preceptos, el arco argentino está bien defendido.
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