Boca se sacó la espina de las finales y se consagró campeón de la Supercopa Argentina: superó 6-5 por penales a Rosario Central luego de igualar 0-0 en tiempo regular. Así, se sacó el estigma de esta competencia (había llegado a tres definiciones sin suerte) y celebró luego de haber tropezado en las últimas dos finales ante River.
El "Xeneize" fue el dominador a lo largo del encuentro, pero en el primer tiempo mostró dudas. En la segunda parte tuvo más aire y ambición y, a pesar de no redondear una actuación lúcida, terminó mereciendo la victoria en los 90 minutos. En los penales, cosechó lo que sembraron el tesón de Nahitan Nández, la búsqueda de Sebastián Villa y los buenos ingresos de Carlos Tevez y Cristian Pavón. Y Esteban Andrada, más allá de algún blooper, se puso el traje de héroe por el que el club de la Ribera lo fue a comprar a Lanús.
EL UNO POR UNO DE BOCA CAMPEÓN
Esteban Andrada (8): le tapó un gran remate a Rodrigo Villagra y mostró seguridad en los centros. Sin embargo, sobre el final del primer tiempo cometió un blooper en una salida que casi termina en gol de Central. Pero apareció cuando debía aparecer: en los penales, tapándole el sexto remate a Fabián Rinaudo para abrirle la puerta al festejo.
Julio Buffarini (5): empuje, pero sin claridad para pasar al ataque. Su voluntad no alcanzó para hacer ancho el campo de juego y sus intentos no tuvieron buen final. Fue el que ejecutó el penal de Boca con más suspenso, pero entró.
Lisandro López (6): bien de arriba, pero con alguna complicación con los pies. De los centrales, fue el que salió más ante un adversario que atacó con un único delantero.
Carlos Izquierdoz (7): se fajó con Riaño y, si bien el 9 adversario aguantó el balón con pericia en el inicio del encuentro, se lo fue devorando. Áspero y con buen juego aéreo, aunque mostró algunas fallas con la pelota. Referente, no le temblaron las piernas para patear el penal decisivo.
Emmanuel Mas (5): el mejor de los dos laterales en ataque, pasó con más decisión, pero sus centros no tuvieron el destino deseado.
Nahitán Nández (7): el más activo de la mitad de la cancha. La garra habitual e intensidad, en un partido que, por el estado del campo de juego, repartió fricción. Tuvo una de las mejores jugadas de su equipo, a los 26 minutos del segundo tiempo, tras combinar con Zárate, pero remató alto. Se animó a romper por las bandas. Muy buen segundo tiempo.
Iván Marcone (5): poco participativo en un partido en el que no ofreció espacios. Boca lo necesitó, pero apareció a cuentagotas. Recién levantó cuando el dominio del conjunto de Alfaro fue total, en la última media hora del encuentro.
Sebastián Villa (7): el jugador más peligroso de Boca, aun pecando por su tendencia a la individualidad, y de a ratos desordenado en el retroceso. Mucho sacrificio para hacer el carril completo a pesar de ser delantero, tenaz para encarar y buscar el desequilibrio. Decidido para rematar su penal.
Mauro Zárate (5): irregular. Su gambeta pesó más lejos del área que es donde más incidencia tiene. Quedó enmarañado en el embudo que propuso Central; así y todo, generó varias faltas cerca del área. A los 22 minutos del segundo tiempo, ejecutó un tiro libre por encima del travesaño. Buena combinación con Nández en la acción que casi termina en grito a los 26′. A los 33 minutos, se retiró sentido.
Emanuel Reynoso (4): apenas alguna pincelada de quien venía asomando como el conductor de Boca. El césped en muy mal estado no lo favoreció; tampoco el desarrollo del encuentro. Fue reemplazado por Tevez y se retiró ofuscado con la decisión.
Darío Benedetto (6): absorbido en buena parte del encuentro por Caruzzo y Barbieri, los centrales, que no le ofrecieron espacios. Mejor cuando retrocedió a combinar con sus compañeros y a provocar distracciones. Mejor rodeado por Tevez y Pavón, tuvo un remate en el palo y un cabezazo que pasó cerca. Le rompió el arco a Ledesma en su penal.
Carlos Tevez (6): desde su ingreso, Boca consiguió mayor vivacidad en ataque. Su entrada coincidió con el momento en el que Central empezó a sentir el desgaste. Le inyectó ánimo a su equipo y aseguró su penal.
Cristian Pavón (7): entró a puro desequilibrio, en modo Pavón pre-Mundial de Rusia. Pegó un remate en el travesaño y generó las mejores oportunidades de los últimos minutos del encuentro.
Gustavo Alfaro (7): de los dos entrenadores, fue el que más ambición mostró, tanto desde el inicio como con los cambios, que le dieron un segundo aire a su equipo para buscar la victoria. Viene manejando con cautela los egos: Tevez aceptó ser suplente, entró y sumó. No es poco.
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