El impactante espectáculo previo a la salida de los protagonistas cargó de expectativa al Malvinas Argentinas. El juego de luces, la pirotecnia y el color en las tribunas le dieron paso al himno nacional argentino antes de que la pelota comience a rodar en Mendoza.
Con el recuerdo de lo sucedido en la Copa Argentina del 2015, cuando Boca se impuso en un polémico partido frente a Rosario Central gracias al discutido arbitraje de Diego Ceballos, los fanáticos de del Canalla trasladaron su sed de revancha en las canciones interpretadas en las tribunas.
La primera amenaza la firmó el equipo de Gustavo Alfaro a través de una proyección de Julio Buffarini. La infracción que recibió el ex lateral de San Lorenzo y Ferro fue ejecutada por Mauro Zárate para que Emmanuel Mas gane en el área adversa, pero el destino de su cabezazo fue desviado. Desde el principio el Xeneize demostró una jerarquía superior al de su rival.
La vía aérea parecía ser la fórmula ideal para el boquense para lastimar. Un anticipo de Izquierdoz, alguna duda de Ledesma y una pirueta de Benedetto volvieron a poner a Boca al borde del gol, pero la fortuna volvió a estar del lado rosarino. La única herramienta viable en la que podía contar Diego Cocca era en los intentos de sus dirigidos de enfriar el partido.
Antes de llegar a la media hora Central logró exigir a Esteban Andrada con un violento remate de media distancia de Rodrigo Villagra. El chico de Morteros se adueñó de un despeje y desenfundó un disparo que tenía destino de red, pero el ex arquero de Lanús desactivó con soberbia.
Antes de la finalización del primer tiempo una intervención de Sebastián Villa tuvo una aparición notable por el sector derecho que generó suspenso. El colombiano buscó con una emboquillada fantástica que sacó de escena a Ledesma, pero su definición se fue a centímetros del palo derecho del arquero.
En el complemento la producción de Boca fue tan pobre que Rosario Central se animó a jugarle de igual a igual el duelo a la potencia del continente. Los errores defensivos de Andrada no fueron capitalizados por los hombres del ataque del Canalla.
Como el terreno tampoco contribuía en la estética del pleito, el Xeneize basó sus aspiraciones en la pelota parada a cargo de Mauro Zárate. Además, en las escasas ocasiones que lograron gestar a través de las triangulaciones compuestas por Tevez (reemplazó a Reynoso), Benedetto y Nández, el uruguayo terminó las acciones con disparos desviados que no inquietaron a Ledesma.
En la etapa final del espectáculo se vivió el momento más emotivo de la noche. La molestia muscular que sacó del partido a Mauro Zárate le dejó el lugar a Pavón, quien le dio mayor vértigo a la ofensiva del xeneize.
Incluso con el ex wing de la Selección el elenco de Gustavo Alfaro tuvo la chance más clara para quedarse con la victoria en una jugada que no permite ningún análisis. El centro de Villa buscó a Benedetto, pero el arquero se lució con una tapada notable. En el rebote Pavón sacudió de lejos y le reventó el travesaño a un rival que celebró la decisión de Rapallini al no otorgarle el presunto gol al boquense.
La continuidad de la escena siguió con otro palo que le ahogó el grito al ex Arsenal, en una ocasión similar a la que se dio en el cierre del cotejo, cuando Rinaudocabeceó contra su propia valla y el caño volvió a evitar el tanto porteño. Por lo tanto, la Supercopa Argentina debió resolverse a través de los penales.
Las conversiones de Ortigoza, Benedetto, Gil, Tevez, Parot, Pavón, Zampedri, Villa, Caruzzo, Buffarini e Izquierdoz expusieron al Fito Rinaudo, quien fue el único que no logró anotar desde los doce pasos por la notable tapada de Andrada. En el club de la ribera se quebró el maleficio y el grito de campeón se estableció bajo el mando de Gustavo Alfaro. Lechuga bordó su primera estrella.
Estadio: Malvinas Argentinas (Mendoza)
Árbitro: Fernando Rapallini
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