El automovilismo mundial sufrió un golpe al corazón aquel 1 de mayo de 1994. En Imola, uno de los circuitos con mayor tradición de la Fórmula 1 durante las décadas del 80 y 90, Ayrton Senna corrió la última carrera de su trayectoria laureada. Para muchos, ese día provocó una marca profunda en lo que sería el futuro de la categoría más renombrada.
Protagonista de una de las épocas doradas de la Fórmula 1, la muerte de Senna en el autódromo Enzo y Dino Ferrari, definió una línea bien marcada en lo que fue un antes y después en referencia a la relación piloto-auto, que después del fallecimiento de Ayrton vio transformada su valoración, donde el vehículo se convirtió en más importante que el ser humano que lo conduce.
"Ayrton Senna fue el último de los grandes pilotos activos que condujeron automóviles pasivos, transformándose la F1, desde ese momento, en un deporte donde el automóvil se convirtió en el gran elemento activo del sistema y los pilotos pasaron a ser el elemento pasivo", analizó Enrique Scalabroni para Infobae.
Nacido en Córdoba, estudió ingeniería mecánica y, a sus 32 años, viajó a Europa donde fue reclutado por Williams, el último equipo para el que corrió Senna. Con el tiempo, el argentino se convirtió en uno de los principales diseñadores de la marca que compite en la F1 desde hace más de 40 años.
En Williams, equipo que fue fundado en 1977, Scalabroni contribuyó con una parte sustancial del diseño de la caja de cambios secuencial de seis velocidades, en la que la marca fue pionera en las carreras de la máxima categoría del automovilismo mundial. Como líder de diseño, y bajo la dirección de Patrick Head, uno de los fundadores, Enrique fue miembro clave para lograr el desarrollo de los autos propulsados por Honda FW11 y FW11B, que en 1986 y 1987 ganaron el Campeonato Mundial de Constructores (título por marcas, en la que se suman los puntos que consiguen cada auto de un equipo a lo largo de toda la temporada).
"Senna dejó trazada esa importante marca divisoria, donde después de él, ninguno de los pilotos que le sucedieron fueron el factor principal en el deporte automovilístico. El fue el último piloto que superó por mucho al automóvil", comentó Scalabroni.
Después de la era que dominaron Alain Prost (cuatro veces campeón del mundo en 1985, 1986, 1989 y 1993) y el mismo Senna (se quedó con las definiciones en 1988, 1990 y 1991), forjando, tal vez, la mayor rivalidad en la historia de la categoría, para Scalabroni no hay pilotos que en los últimos 25 años hayan estado a la altura del brasileño.
"Existen muy buenos ejemplos de pilotos que fueron grandes ganadores, pero cuando cambiaron de equipo y de automóvil, nunca más pudieron repetir sus resultados. Así son los casos de Fernando Alonso en Renault y en McLaren, de Michael Schumacher en Ferrari y en Mercedes, Sebastian Vettel en Red Bull y Ferrari, y otros pilotos pero en sentido opuesto, como Valtteri Bottas y Lewis Hamilton, que en Mercedes con el súper potente PU (unidades de potencia) pueden superar a sus rivales sin tanto esfuerzo como les exigían los automóviles de sus equipos anteriores", dijo el ingeniero argentino, que también trabajó en la F1 para Ferrari y Lotus en los 90.
A pesar de haber quedado en el quinto lugar de la tabla histórico de los más ganadores en Grandes Premios de la Fórmula 1 (sumó 41 victorias en 161 competencias), la década que protagonizó Senna en la categoría, entre 1984 y 1994, quedó en la historia. Su capacidad conductiva, para muchos el mejor piloto que se haya visto en carreras con piso húmedo, dejaron un sello imborrable en la historia.
UNA VUELTA CON AYRTON SENNA EN MÓNACO
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