El calendario marcaba el 27 de abril. Sólo faltaban horas para que comenzara la acción en San Marino por el tercer Gran Premio de la temporada 1994, el primero en Europa. En una residencia ubicada en Bolonia, a casi 130 kilómetros del autódromo Enzo y Dino Ferrari de Imola, una reunión entre dos famosos protagonistas del mundo de la Fórmula 1 pudo haber cambiado para siempre la historia de la categoría.
Aquel miércoles de primavera en Italia, Ayrton Senna visitó la casa de Luca di Montezemolo, el presidente del equipo Ferrari en la máxima categoría del automovilismo internacional. En el encuentro, el piloto brasileño fue muy claro en su postura por el trabajo que estaba haciendo la marca de Maranello en la F1. Y le mostró sus intenciones de cara al futuro.
"Quiso venir a Ferrari y yo quería que viniera al equipo", confesó di Montezemolo en una carta que publicó en homenaje al fallecimiento del corredor de Brasil hace varios años.
En el relato, dio detalles de lo que conversaron unos días antes del fatídico Gran Premio de San Marino. "Hablamos durante un buen rato y me dejó claro que quería terminar su carrera en Ferrari, después de haber estado cerca de unirse a nosotros unos años antes", sentenció.
Después del último de los tres títulos como el mejor piloto de la Fórmula 1, conseguido en 1991, Senna perdió confianza en su McLaren. En la temporada 92, el británico Nigel Mansell se coronó campeón manejando un Williams-Renault, que lideró el 84 por ciento de todas las vueltas de la temporada junto a su compañero de equipo, el italiano Riccardo Patrese. La confiabilidad del vehículo sedujo a Ayrton, que señaló al equipo dominaba la categoría como su próximo destino.
Un año más tarde, el eterno rival del brasileño, Alain Prost, ocupó el lugar dejado por Mansell y logró su cuarto título mundial. En su llegada a Williams, el piloto francés estableció una cláusula para sumarse al equipo liderado por Frank Williams: que no se contrate como su compañero a Senna.
Después del retiro de Prost, el piloto brasileño consumó su arribo al equipo que él quería en 1994, pero nunca estuvo cómodo con las innovaciones técnicas que proponía la marca con base en el Reino Unido, por eso pensó en mudarse a Ferrari para terminar su carrera en la F1.
"Me dijo que apreciaba mucho la posición que habíamos adoptado contra el exceso del uso de las ayudas electrónicas para el pilotaje, que no dejaban ver realmente el valor real de cada piloto", dijo Luca di Montezemolo.
El encuentro entre Senna y el líder de Ferrari había sido positivo. Tanto que las charlas para que se sumara al equipo habían avanzado considerablemente.
"Quedamos en volver a reunirnos pronto, para intentar averiguar cómo podríamos superar las obligaciones contractuales que tenía en ese momento. Ambos estábamos de acuerdo en que, para un piloto como él, Ferrari sería el sitio ideal para continuar con su carrera, hasta ese momento ya brillantísima, incluso única", declaró el italiano.
Cuatro días después de ese encuentro, la vida de Senna se apagó. Fue un fin de semana nefasto para la categoría, en el que también falleció el piloto austríaco Roland Ratzenberger, el sábado, durante las tandas de clasificación.
"Por desgracia, el destino nos robó a todos a Ayrton. De Senna, recuerdo su gentileza y su sencillez, casi timidez, en absoluto contraste con él como piloto, un luchador siempre decidido a sacar el máximo", concluyó Luca di Montezemolo.
El destino no quiso que Senna cumpliera el sueño de terminar su carrera con Ferrari, que sin poder contar con el brasileño, decidió la incorporación del hombre que le dio cinco campeonatos de manera consecutiva desde el 2000 al 2004, el alemán Michael Schumacher.
SEGUÍ LEYENDO: